EDUCACION INTEGRAL Y LA ECONOMIA DEL CONOCIMIENTO
Ovidio Roca
Nuestro permanente crecimiento poblacional, el agresivo
avasallamiento de los paisajes boscosos y acuáticos, la actitud depredadora con
los recursos naturales, el consumismo y la contaminación; están produciendo
desajustes ambientales y cambios climáticos que hacen peligrar el actual ecosistema
y con ello nuestra especie homínida. Y aunque tenemos el conocimiento y las herramientas
para evitarlo, no decidimos hacerlo, pese a que en gran parte somos los
causantes y puede que también la solución.
Actualmente transitamos hacia la economía del
conocimiento, donde la ciencia y la tecnología dirigen y orientan las
actividades productivas, se masifica la inteligencia artificial y las maquinas
inteligentes son cada vez más eficientes y baratas; afectando al empleo
tradicional. A su vez la sociedad está relegando cada vez más la ética y la
filosofía, todo aquello que nos enseña a vivir en paz con nosotros mismos y con
nuestros vecinos.
Es importante resaltar que el conocimiento surge y se
desarrolla, en y desde diferentes ámbitos: el educativo, el de las
instituciones científico tecnológicas, el de las empresas y esto se lo hace
promoviendo y dando énfasis a las relaciones entre las instituciones, las
políticas gubernamentales y el ámbito territorial.
Esta nueva economía, utiliza el conocimiento como
elemento fundamental para generar valor y riqueza al transformarlo en información,
métodos y formas de resolver problemas y generar productos, y se basa y abarca campos
como la educación, investigación y desarrollo, alta tecnología, informática,
telecomunicaciones, robótica, nanotecnología e industria aeroespacial. Se orienta
especialmente hacia el conocimiento y utilización de los elementos fundamentales:
la nuclear, la electrónica, la inteligencia artificial, la biología molecular,
la genética y otras áreas especializadas orientadas a la creatividad e
inteligencia social.
Con estos avances, estamos a los inicios de la cuarta
revolución industrial y si utilizamos sabiamente estas nuevas e innovadoras
tecnologías y la inteligencia artificial; podemos producir energía limpia y
barata, desalinizar y potabilizar el agua y usarla mejor, como por ejemplo en la
hidroponía. Aplicar la ingeniería genética para producir nuevos antibióticos, nuevos
tratamientos médicos y mejorar la producción de alimentos. Podemos asimismo disminuir
la contaminación y mejorar el reciclaje; aumentar el transporte masivo, autos
eléctricos autónomos, masificar la impresión 3D, utilizar drones y robots para
trabajos constructivos y agropecuarios, realizar diagnóstico y control de salud
vía teléfono celular, masificar la educación a distancia, etc.
Todos estos avances tendrán un gran efecto sobre nuestra
forma de vida y sobre los nuevos puestos de trabajo y por tanto sobre el tipo
de educación requerida en esta nueva etapa de la historia humana; sobre todo, teniendo
en cuenta que en esta nueva economía, aquellos trabajos y empleos que tienen
que ver con el almacenamiento y procesamiento de la información y no con la iniciativa
y creatividad, son fácilmente automatizados y sustituidos por computadoras.
Sin tomar en cuenta e ignorando este nuevo panorama, el
enfoque educativo de nuestras universidades continúa ajeno a la economía del
conocimiento y peor aún al de la cultura y el respeto a los demás; por tanto no
contribuyen a lograr el progreso y desarrollo de los estudiantes, la sociedad y
el país.
Muchas de nuestras universidades públicas son verdaderos
feudos, donde grupos de profesores y estudiantes eternos, manejan desde el
Consejo universitario un sistema educativo mediocre, obsoleto y solo en procura
de su beneficio económico, de prebendas y privilegios personales y de grupo. Un
último ranking de Universidades Latinoamericanas, ubica a la U. Gabriel René
Moreno en el puesto 444 de 479 universidades; es decir que en una escala porcentual
estamos en el puesto 93 de cien y como siempre, al lado de Haití.
Como efectos de esta nueva economía del conocimiento se
dice por ejemplo, que en las economías desarrolladas habrá un noventa por
ciento menos de abogados y solo quedarán los especialistas; disminuirán los
empleos de operarios de maquinarias, conductores de vehículos, empleados de
banco, de camareros, entre otros, que pierden sus empleos ante la
automatización. Mientras se indica que habrá mayor demanda en las áreas
sociales, servicios personales, salud, energía, electrónica, informatica y la
economía y tecnología verde.
Si queremos asegurar nuestro futuro, es importante contar
con centros educativos de creatividad y excelencia, donde los estudiantes puedan
elegir libremente una profesión, aquella que los estimule y motive; manteniéndose
siempre al tanto y vinculados a la tecnología, la informática, la economía del
conocimiento y sobre todo a la cultura y filosofía de convivencia humana.
Como sabemos, todo avance científico puede ser
utilizado tanto para la creación como para la destrucción; podemos curar,
prevenir enfermedades y también fabricar bombas y matar indiscriminadamente;
por eso la necesidad de una cultura humanística integral que nos ayude a
convivir en armonía con nuestro ecosistema y con nuestros semejantes. Una
cultura construida desde la base, desde la familia, la escuela, la universidad,
la empresa, los institutos de arte; desde la cultura e investigación científica y desde la
institucionalidad política y religiosa. Fundamentalmente debería promoverse la
responsabilidad personal y social, de modo que todos tengamos los mismos
derechos e iguales responsabilidades.
ovidioroca.wordpress.com
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