UN
MUNDO FELIZ
Historias
y relatos de la época plurinacional
Ovidio
Roca
Los
pajpacus y comunicadores masistas, han logrado cocinar y hacer tragar
a la sociedad boliviana su discurso indigenista y del vivir bien; el
que ha sido bien recibido por el pueblo siempre hambriento de
esperanzas e ilusiones. En esta su construcción culinaria y
mediática, los promotores masistas han creado el icono Evo, que es
en sí mismo el mensaje (Evo soy yo) y aunque todo lo que éste diga,
puede ser ambiguo, irrelevante o incomprensible; lo único
que importa es lo que la gente quiere escuchar, lo que quiere creer.
De
esta manera el populismo plurinacional conduce al pueblo con
ilusiones y promesas; les promete que vivirán del empleo público,
de los fondos, de los contratos, de las empresas del Estado y los
planes sociales, y sobretodo que no tendrán restricciones para
dedicarse a las actividades informales, cocaleras, contrabandistas y
tucuimas.
Con
este mensaje más el icono, y utilizando masivamente los medios de
comunicación, la tele y la radio, han construido una opinión
pública; que es una creencia, una mera opinión subjetiva y de
ninguna manera conocimiento. Luego amparados en el éxito del
discurso mediático, toman sin mayores consideraciones y
análisis más allá de su propio interés, las decisiones que más
les gusta y fabrican leyes y decretos y los hacen aprobar por
aclamación popular.
La
economía populista está en manos de los Yatiris y la burocracia
q’ara masista, que define a su arbitrio los precios, la producción,
las exportaciones y se tiene una Fe absoluta, que con solo el lanzar
un Decreto, un discurso, un sahumerio y un sortilegio; la
realidad cambia y se adecua a su gusto. Ese cuento de la economía de
libre mercado y competitiva, que asegura que son las cientos y
miles de transacciones diarias, las que determinan los precios y
orientan la producción; son charlas de pastillero.
En
este mundo feliz, la visión liberal que es aburrida y pragmática,
no tiene cabida pues carece del encanto de la demagogia y las
ilusiones; por lo que no gusta a la gente. Y el problema se agrava
para estos reaccionarios liberales, cuando postulan el principio: que
todas las personas tienen que trabajar, que nadie tiene derecho a
vivir a costa del trabajo ajeno y que el Estado no tiene que
entorpecer a los que trabajan; tremendo absurdo.
Y
aunque se puede verificar que las sociedades más exitosas son
aquellas libres, abiertas, innovadoras e institucionalizadas, las
bases populistas no lo quieren ver así y por tanto no lo creen y si
lo creen no les importa.
Como
alguien decía, seguro algún cochino liberal: este es el camino
hacia la Ineptocracia, un sistema de gobierno en el que los menos
capaces para dirigir, son elegidos por los menos capaces para
producir y donde los miembros de la sociedad menos propensos a
sostenerse a sí mismos y a tener éxito en la vida, son
recompensados con bienes y servicios pagados con los bienes
confiscados a un reducido número de productores.
Jallalla.
Jallalla.
ovidioroca.wordpress.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario