DECIDIENDO NUESTRA SUPERVIVENCIA
Ovidio Roca
En Diciembre próximo, se realizara en Lima una nueva
ronda de negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático (COP20), y existe la esperanza que en el acuerdo a firmarse el
2015 en Paris, se establezcan compromisos firmes para la reducción de las
emisiones de efecto invernadero y se asignen fondos suficientes para apoyar a
los países pobres en sus programas de protección climática.
La esperanza es
que en el documento de París, se decida limitar el aumento de las temperaturas
en el mundo de 2 grados centígrados con respecto a la era preindustrial. El Banco
Mundial visualiza que aun aprobando y cumpliendo esta limitación de 2 grados, tendremos
“olas de calor, sequias, acidificación de los océanos”. El problema es que
hemos llegado a situaciones extremas en la destrucción del ecosistema y pese a
ello continuamos haciéndolo.
Sabemos que las crisis financiera y climática
mundiales tienen una causa común: vivir por encima de nuestras posibilidades económicas
y disponibilidades de recursos, además de la bomba poblacional. De esta forma el
mundo viene acumulando enormes deudas ecológicas y la sociedad enormes deudas
financieras.
Vemos sin tomar acción, que se está acabando con los
bosques y la biodiversidad y lo que antes eran sumideros de carbono, ahora son
fuentes de emisiones. Que los océanos al calentarse pierden su capacidad de
absorber dióxido de carbono; los glaciares se derriten de forma irreversible
por causa del calentamiento de los océanos y de esta manera el desequilibrio
climático se instala en el planeta.
Los montes de la amazonia procesan la humedad que reciben
del Océano Atlántico y la retornan a la atmosfera como vapor de agua. Los vientos y las nubes chocan con la
cordillera, siguen hacia el sur y luego se precipitan como lluvia al encontrar
frentes fríos u otras condiciones climáticas favorables.
Entretanto, la expansión de las ciudades y el desmonte
masivo desnudan los suelos de su cobertura vegetal y los convierten en una
plancha caliente que acumula e irradia el calor que reciben, y esta radiación de calor desplaza las nubes
que vienen del noreste y el sud y evita que llueva.
Por el contrario cuando se conserva el monte, la
superficie del suelo no se calienta y conserva la humedad; además el monte
produce vapor de agua y polvo vegetal que permite la formación de nubes y las
lluvias.
Como el cambio climático no tiene fronteras, en Santa
Cruz ya estamos sufriendo sus efectos. Por ejemplo, el Norte cruceño que antes
era arrocero, ahora ya es ganadero y cañero y cuando terminemos de talar el
Chore y el Amboró será un desierto.
El calentamiento global tiene una fuerte relación con
problemas que los economistas llaman por un lado “tragedia de los comunes”, de recursos
que no tienen dueño y se usan abusivamente; y “externalidades negativas”,
cuando las personas y empresas con su actitud agresiva y depredadora destruyen
el medio ambiente y como no pagan por los costos que originan con su mala
práctica, estos son asumidos por la sociedad. Esto ocurre porque el medio
ambiente no tiene “dueño, costo ni precio” y por tanto es utilizado
discrecionalmente y sin control.
La receta para evitar esto, es vieja: “el que
contamina paga”; pues mientras se permita que las externalidades negativas, que
generan los depredadores en su afán de lucro y sin ningún cuidado por el medio
ambiente, sean pagadas por la sociedad y no por ellos, seguirán depredando.
Como sabemos, los mecanismos de mercado son fundamentales, pero no son
suficientes, y sigue vigente la vieja fórmula de la “zanahoria y garrote”. Es
decir que además de los incentivos económicos hacen falta fuertes penalidades y
la vigilancia permanente de la sociedad en defensa de su derecho a un ambiente
saludable,
En nuestro vecino Brasil, algunos de sus Estados y
Municipios ya pagan a quienes ayudan a conservar el agua, proteger los montes y
cuidar del hábitat natural, convencidos que esto da buenos resultados y
beneficia indistintamente a todos. Esto lo llaman “O Pagamento por Serviçios
Ambientais, ou PSA”.
Una buena noticia es que China y los Estados Unidos, este
mes, llegaron a un acuerdo que significa el primer paso de China en relación a
las metas internacionales de efecto invernadero. China se comprometió a comenzar
la reducción de emisiones a partir de 2030, pudiendo inclusive anticipar esa
fecha y generar 20% de energía limpia en su matriz energética para ese año. Xi
Jiping dijo que se podrá instalar 1000 GW de energías limpias hasta el 2030, lo
que significa casi todo el actual sector energético de los Estados Unidos.
Los impactos negativos sobre los ecosistemas han llegado
a una situación límite, y el desequilibrio climático y sus efectos ya
comprometen la supervivencia de la especie humana. Por lo que pensando en
nuestros descendientes ahora nos toca decidir el futuro y actualmente la
humanidad dispone del dinero, la tecnología, el conocimiento para reducir el
calentamiento global, lo que hace falta es la voluntad y el compromiso de los
países, los actores políticos, económicos y los ciudadanos comprometidos, para
que el próximo año 2015 se firme un buen acuerdo global para la supervivencia
humana y vigilar que éste se cumpla.
ovidioroca.wordpress.com