DE LEYES, COSTUMBRES Y CAPRICHOS
Ovidio Roca
En el estado de anomia plurinacional que vivimos, se
dice que no vale la pena ni leer las leyes que se producen, pues solo son
literatura barata y de mala calidad y lo único que tiene vigencia y se aplica es:
"le meto nomas" y después que arreglen “los que sabemos”.
Como efecto del proceso de cambio se ha perdido el
principio de autoridad y el respeto a la ley; por lo que la anarquía, la
inseguridad, el asalto y la confrontación, forman parte de nuestro diario vivir.
Vemos por doquier propiedades avasalladas y loteadas, municipios tomados por
bandas masistas que se disputan entre ellas el botín. La población no sabe ya qué
hacer, la policía brilla por su ausencia, los ciudadanos miran espantados como
los distintos grupos se disputan los cargos municipales a palos y usando el
apoyo de bandas de delincuentes. Entre tanto la basura se acumula en las calles,
los servicios públicos se suspenden y la infraestructura se deteriora.
Como parte de este escenario, escuchamos las
declaraciones ante los medios de comunicación del Abogado de un chutero preso, exponiendo
lo que constituye ya una extendida costumbre plurinacional:
“Mi cliente actuó como nos enseñó el Presidente: que
bloqueando se consigue lo que uno quiere y no hay otra mejor manera. La gente
compra chutos (*) porque son más baratos y son cómplices de esta situación, el
COA y la Aduana, que cobran por dejar pasar y también los Municipios que cobran
por dar permiso de circulación. Igualmente tienen culpa las autoridades
nacionales y deberían procesarlos también a ellos y no atentar contra el más débil;
un pobre chutero como mi cliente, con autito de tres mil dólares, mientras
nadie molesta a los dueños de Toyota de doscientos cincuenta mil dólares, como
mucha gente del gobierno”.
Como consecuencia de esta práctica social, ya nadie
cree y con razón, en la policía, en los fiscales y jueces y lo peor es que como
producto de su desesperación los pobladores de varias localidades, dejan salir
sus bajos instintos y actúan criminalmente, azotando, enterrando vivos, quemando
y matando a presuntos delincuentes. Cuando un país entra en este estado de
anomia y anarquía, lamentablemente sigue en esa espiral y es difícil que salga
adelante.
El Gobierno por presiones de los países vecinos o
porque alguien se dio cuenta de lo insostenible de esta situación, está
tratando de enmendar algunos de estos problemas, pero con medidas aisladas y
coyunturales. Por un lado se resisten a nacionalizar los chutos y aunque no lo
dicen, creen también necesario disminuir los subsidios de los carburantes. Sin embargo
no tienen en su programa evitar la perdida de la institucionalidad y la creciente
inseguridad ciudadana.
Un gobierno de gran arrastre popular como el MAS si no
fuera demagógico podría haber intentado de manera paulatina, corregir por
ejemplo estas distorsiones de precios de los carburantes y eliminar así el
contrabando. Algo se hizo con la campaña de conversión de vehículos hacia gas
natural licuado para sustituir la gasolina, pero no lo suficiente. Al respecto
llama la atención que algunos miembros de la oposición critiquen estos pretendidos
ajustes de precios y aunque saben que es lo correcto lo critican solo por afán
proselitista.
Sabemos que las medidas parches no solucionan los
problemas y que se requiere de un tratamiento integral, tanto en el régimen
económico como en lo institucional, creando la necesaria confianza en las leyes
e instituciones para establecer un adecuado ambiente de trabajo y negocios, que
atraiga inversión y cree empleos estables y mejor remunerados.
Parece que es necesario tocar fondo de verdad como
en las épocas de la UDP, para que la gente acepte que el Gobierno tome medidas
de ajuste, serias y de largo plazo, destinadas a implementar una economía
competitiva.
(*) Vehículos usados y de contrabando que vienen de
los países asiáticos y otros más robados en países vecinos.
ovidioroca.wordpress.com
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