CHOLETS A VISTA
DE AUTOMÓVIL
Ovidio Roca
Con un bajo nivel educacional y escasa formación
laboral y tecnológica, los pueblos aimara y quechua buscan sobrevivir en un país
cuyas políticas estatistas y anti empresa privada, evitan que estas puedan
prosperar y generar empleo formal y sostenible ni para ellos ni para nadie. Estos
pueblos originarios validos de su innata
habilidad para el comercio y el tráfico (son unos mercantilistas y
capitalistas impenitentes), buscan la forma de ganarse la vida en actividades
que no exigen calificación laboral, ni inversión de capital, ni controles. Y
por ahí van como Pedro por su casa.
En estos años del proceso de cambio, la laxitud en
el control de actividades relacionadas con el circuito de la coca y el
contrabando, ha permitido actividades y tráficos que generan altas ganancias, posibilitando
la conformación de una nueva burguesía chola, capitalista y plurinacional.
Un viaje por carretera desde la ciudad de El Alto hacia
Santa Cruz, pasando por Oruro, Cochabamba y el Chapare nos permite apreciar al paso, la expresión
arquitectónica de esta nueva burguesía, que ya quiere mostrarse y exponer con
sus edificios, sus cholets de colorido psicodélico, su orgullo y su éxito. Cuando
se escriba la historia de este periodo tendrá que mencionarse que en la arquitectura
boliviana, hay un antes y un después de los cholets.
Mientras avanzamos por la carretera, vemos como la
nueva moda arquitectónica se expande desde el Alto como una mancha de aceite iridiscente
sobre el agua. La apreciamos en cada pueblito que pasamos, cuando a ambos lados
de la vía vemos aparecer uno o varios de estos psicodélicos e inconfundibles
edificios. Cuando llegamos a Quillacollo, es el apoteosis cholet; que luego continúa
por Villa Tunari hasta la sucursal chapareña Yapacaní. Entrando a Buena Vista y
adelante se ven menos; por ahora.
Estos cholets son sugestivas edificaciones de varios
pisos y brillantes colores como los del aguayo y con típicos diseños andinos.
Construcciones que empiezan a sustituir esos feos y tristes edificios de puro
ladrillo, sin revoque ni acabado de la época anterior. En los cholets se expresa
alegría, se juega con los vidrios polarizados y de amplio colorido, con
ángulos, chaflanes, biseles; y con los frontis curvados; todo de un gusto
extravagante que se asoma hacia los transeúntes, como una muestra de poder, orgullo
y riqueza.
El proceso de cambio, por lo menos en este tipo de arquitectura
ha mostrado un importante avance comentaba yo; pero su sostenibilidad económica
en el mediano plazo es bastante dudosa, retrucaba el gato liberal que conduce
como un maestro en esas difíciles y adrenalinicas carreteras de la geografía
nacional.
ovidioroca.wordpress.com
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