DE ALCALDE A ALCALDULI, EL OCASO DE
UN LIDER CARISMATICO.
Desde
fines de los sesenta y hasta mediados de los setenta, fue la época de oro del Comité
de Obras Públicas, entidad que hasta el año 1974 se manejo con un presupuesto
anual de entre uno y dos millones de dólares y con ese presupuesto logro la
transformación de Santa Cruz, en su infraestructura y sobre todo en su
mentalidad. Era la época de los Ingenieros, de los constructores, los que
orgullosamente y para diferenciarse del resto de los mortales llevaban en el
bolsillo superior de la camisa su regla de cálculo.
En esa
época conocí magnificas personas y excelentes profesionales del ramo: Rolando
de Chazal, Rolando Aguilera Pareja, Mario Foianini Lozada, Percy Fernández Añez
y otros más.
Percy
llego de Córdoba con su título de Ingeniero; exudaba un carisma especial. Era una
persona singular, un bendecido por los dioses que conquistaba a todos, y todos
confiábamos ciegamente en el, por su solvencia profesional y esa aurea de
locura buena e ingenua que rezumaba. Recuerdo que Cristóbal Roda Daza le
entrego una empresa constructora bien montada para que la administre y le pague
con las ganancias.
Luego el
General Hugo Banzer se enamoró de él y lo nombro Presidente del Comité de Obras
Públicas y luego de CORDECRUZ (1975-1976), la principal institución cruceña.
En 1983
es elegido Presidente del Comité pro Santa Cruz, institución señera de este
Departamento.
Hernán
Siles Zuazo, Gobierno de la UDP, sucumbe también a su carisma y lo nombra,
Ministro Secretario General de Integración (1984) y Ministro de Urbanismo
(1985).
Los logios lo tenían como uno de sus
queridos cofrades; lo nombraron repetidas veces Director de CRE, Cotas y Saguapac. Pugna de intereses y
poder, hacen que se pelee con su Compadre Pacho y declare una guerra frontal a
las logias. “Yo voy a combatir a las logias, primero con la juventud y la
niñez, predicándole como un Padrenuestro que ser cruceño no es ser logiero”.
Esto le valió luego un fuerte apoyo popular.
Gano democráticamente
la Alcaldía en 1990, 1992 y 1993 con las siglas del Movimiento
Nacionalista Revolucionario, MNR y
el 2005 con las del Movimiento de Unidad Popular, MUP.
En 1997 fue Candidato a la Vicepresidencia
de la Republica, acompañando a Juan Carlos Durán en la fórmula del MNR.
Fue Senador de la Republica y también
fue elegido Concejal las gestiones 1995-1999 y 2000-2004.
El 2011
con su agrupación Santa Cruz Para Todos, SPT, fue elegido Alcalde por quinta
vez. Ahora anuncia su sexta postulación, para el 2015.
Desde hace más de 40 años actúa y vive en
los escenarios de la política. Un hombre bueno envuelto en política y total carente
de formación y principios ideológicos; más allá de que todo lo que le favorece
es bueno, porque él es bueno, porque él se lo merece.
Es un
Alcalde exitoso pues realiza las obras que se ven y por tanto es querido y
respetado por los vecinos. Asfalto, canales de
drenaje, parques, colegios, todo lo que se ve, lo que se siente, lo que se
construye con cemento, es lo que se privilegia; pero gestión municipal, ordenamiento
urbano, seguridad, cultura, sanidad, eso no está muy considerado.
Por los años 2005, o poco antes, empieza su decadencia, se
entrena como denostador de los periodistas, besuqueador compulsivo y luego pasa
a manoseador de las nalgulis de las servidoras ediles y por este camino paso de
Alcalde a Alcalduli.
Los periodistas ofrecen a Percy
Fernández un “espacio” en el psiquiátrico, unos aseguran que esta loco, otros que
se hace al loco para “peerse” a gusto.
No hay que olvidarse que el pueblo por
algún motivo, califica de diferente manera las actitudes y comportamiento de
una persona, según su edad o posición social, por ejemplo en Santa Cruz se decía y se dice:
Qué lindo el muchacho, loco pero
simpático y para el mismo comportamiento: hecho el gracioso el viejo loco, decrepito;
que vergüenza para su familia.
También: Miren, allá va ese camba
borracho, irresponsable, atrevido; mientras en relación a otro que viene a
tropezones y quizá del mismo buri: que alegre que viene el Doctor, el patrón.
Percy ha permanecido como Alcalde cinco
periodos, lo que es demasiado tiempo. El poder enloquece y los hace creerse
insustituibles y por tanto buscan la manera de mantenerse en el indefinidamente,
pues no sabrían cómo vivir sin el entorno y el delirio del poder.
Al haberse conformado en el municipio un
poder absoluto, lamentablemente se cumple lo que decía Lord
Acton: “El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
En su entorno se teje una red de intereses y negocios, el Alcalde por su formación de Ingeniero privilegia las obras de infraestructura, las que son bien recibidas por la población y sobre todo por las empresas constructoras, que retribuyen esta preferencia con jugosas comisiones. Se hacen obras necesarias, y también las innecesarias y caras como el túnel del trompillo, y según denuncian, otras no se hacen pero se cobran.
Como tiene que haber para todos, cada grupo se las busca como mejor sabe; algunos del entorno del alcalduli, se enriquecen mediante la venta de lotes, los que compran de dueños atemorizados por loteadores profesionales y a precios de gallina muerta. Luego en la zona se construye rápidamente toda la infraestructura municipal y las ganancias por la venta de los lotes se centuplican.
Percy nació con un don especial, con el que lograba que la gente confiara en él y le ofreciera gratuitamente su apoyo, cargos, amistad, bienes, aun sin pedirlos. Un gran don, un inmenso potencial que pudo ser utilizado para el bien, y que es totalmente desperdiciado y solo produce dolor para los demás y paranoia y soledad para él. Un don muy peligroso para los que lo reciben, pues hace que la gente los ame sin necesariamente merecerlo.
Todos los
que lo conocimos tenemos una extraña sensación, mescla de amor y odio; de cariño
y estima por lo que fue, y pena y vergüenza por lo que se ha convertido.
El actor, representa y vive cada día su
personaje, la del Burgomaestre de San
Lorenzo.
El problema es que el actor se hizo carne, se incorporó, se fundió con
el personaje y ya no puede vivir fuera del mismo. En las noches una pesadilla lo
aterra, es la función que se termina, el público que se retira, la claque y los
ayudantes que se van y el actor queda solo y no sabe, ni puede, ni quiere, ni
gusta de vivir consigo mismo; necesita el ruido, su pequeña corte de aduladores,
sus amanuenses, azafatas, los extras, pero sobre todo necesita el público que
lo hace sentir vivo, amado, importante, invulnerable, inmortal.
ovidioroca.wordpress.com
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