CONVERSA EN EL TAXI
Ovidio Roca
El tráfico en Santa Cruz es tan complicado y las
calles tan inseguras, que uso Radiotaxi y siempre la misma línea; por lo que conozco
de años a casi todos los conductores y con ellos comparto las anécdotas del
pueblo, mientras soportamos las trancaderas.
Un día de esos, entro al taxi y veo un conductor
nuevo. Bienvenido a la línea le digo, como esta, como lo tratan por acá. Bueno,
ahora el trabajo es mejor, es de día, mucho más tranquilo y otro tipo de
clientes. Antes trabajaba toda la noche para una señora de la Villa, era todo
un barullo, recogiendo y llevando peladas vírgenes a los moteles para unos bonosolistas,
que son los principales clientes de la línea y pavos de las peladas.
Y donde conseguía tantas vírgenes?. No había
problema porque siempre eran las mismas y como puede ser eso?. Fácil, la Señora
las pegaba con “la gotita” y quedaban “chalingas”.
Otra noche tome un Taxi para volver a mi casa y
luego de los saludos habituales, el taxista me dice: Yo he matado varias
personas, sabe. Asustado le respondo, espero que hoy este de vacaciones pues es
cumpleaños de mi bisnieta y estoy de ida a verla. No se preocupe hermano, Jesús
me llamo y ahora sigo su senda. Yo era drogadicto, estuve en la cárcel; Jesús
me hablo y ahora, después de pagar mi culpa con los hombres, ayudo a los
jóvenes a salir de la droga y la delincuencia. Yo escribí un libro sobre todo
esto. Y me pregunta, oyó hablar de fulano, si!, pues yo lo mate, también a
mengano. Todo esto lo cuento en el libro que vendo para recaudar fondos. Que interesante y donde lo puedo comprar?. Tengo
aquí uno, vale cien bolivianos; aquí tiene y muchas gracias le dije, mientras
salía del taxi feliz de saber, que a veces la gente puede cambiar para bien y
los pasajeros llegar sanos y salvos a su casa.
Me llamo la atención el acento del taxista y le
pregunte de donde era. Soy buenavisteño y estuve en España durante varios años,
pero cuando la cosa se complicó me vine pal pueblo. Y en que parte estuvo, le pregunte.
En Santiago de Compostela. Y de cómo, pues sé que la gente va a Madrid, a
Valencia a Barcelona, pero a Galicia, entiendo que nadie va.
No crea, al parecer los bolivianos estuvieron en
Santiago desde el Siglo XVI, me imagino como comerciantes o algo así. En el
pueblo de Santiago encontré varios paisanos que así me lo comentaron; pero le
cuento lo mejor; el riachuelo a la entrada del pueblo y el aeropuerto, se llaman
ambos “Lavacolla”.
Usted me está tomado el pelo!!. Nada de eso; me contaron
los paisanos que allá por los años mil
quinientos o seiscientos, llegaron a Santiago unos peregrinos, que según
supieron después eran de Clisa, Cochabamba y quisieron entrar al templo, pero como
estaban muy olorosos, aun para el olfato español, los mandaron al riacho para
que se laven. Según dicen, de ahí viene el nombre de Lavacolla.
Y usted, estuvo también en España?. Si!, fui de
paseo hace un tiempo y le cuento que también yo escuche un chisme de los
paisanos.
Paseando por Andalucía, llegue a un pintoresco pueblito
de la sierra llamado Ronda, donde van muchos turistas para apreciar el paisaje montañés
y las hermosas construcciones tanto de origen árabe, como ibérico antiguo.
En la placita habían parqueados unos burros, cada uno
con su respectiva placa, como la de los vehículos y allí acudían los niños para
montarse y dar vueltas por el pueblo. Luego de visitar la Casa del rey moro, almorzamos
en un hermoso restaurante que tenía un amplio patio en el que crecían umbrosos árboles.
Inmediatamente me llamo la atención uno de ellos, pues me pareció conocido y de
mi época cochabambina. Era de mayor tamaño de los que yo recordaba y me acerque
a mirar las hojas y al ver los racimos de pequeños frutitos rosados,
inmediatamente lo reconocí como un molle.
Hable con un vecino de mesa, un viejo español y le
pregunte que árbol era ese y me dice su nombre aquí es pimienta cuchibambina; este es un árbol de américa y llego hace cientos de años en
manos de unos comerciantes indianos que ofrecían especies y entre ellas
pimienta. La gente compro y después se dio cuenta que era un timo pero los
cuchibambinos ya habían desaparecido. Luego alguien sembró las semillas y vio
que era un árbol ornamental y que se adaptaba al suelo árido de por acá y ahí
lo tiene, es muy hermoso.
Sabe, me dice Pepe Yuca, de los Roca yuqueros de San
Ignacio de Velasco y el taxista dueño de los cuentos; el que se las sabe todas
y si no las inventa.
Sabe, que Evo estuvo en Montero y en su discurso dijo
que “comer pollo hace a los hombres maricones” y un camba que estaba al lado no
pudo contenerse y le dice: Presidente, te equivocaste, “no es el pollo, es la
paloma”.
Otro, de Percy. El Alcalde entra a la oficina donde lo
esperaban ya aburridas varias señoras de antaño. El Alcalde se dirige a ellas sonriendo,
y pelando los dientes y les dice; aquí veo ¡carne buena!, ellas ríen halagadas y el loco
concluye, ¡gorda y blandita!. Con lo que gano su enojo y perdió sus votos.
Si seguís así te van a meter preso, le advierto; y no
me van a invitar al Hotel Casa Blanca,
me responde.
ovidioroca.wordpress.com
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