UN EXCELENTE DIAGNÓSTICO DE
CARLOS TORANZO ROCA.
En dos siglos, Bolivia no ha logrado construir una
democracia representativa. No hay pulsión de la gente a amar la democracia
representativa, es distante, más le gusta la democracia en las calles.
Se ha construido un modelo político más cercano a lo
corporativo. Se intentó durante 20 años, del 85 al 2005, el inicio de la
construcción de un sistema de partidos, una democracia de consensos con una
pequeña idea de Estado de derecho. Desde el 2006 hasta ahora eso se ha
perdido”.
En el país hay “un hiper-presidencialismo” muy fuerte. El Poder Ejecutivo ha absorbido al
Legislativo, al Poder Judicial y al Poder Electoral. Todos dependen de la
voluntad del presidente. Es el clásico modelo de caudillismo, donde las
instituciones no existen.
No puede haber democracia sin Estado de derecho, sin
pesos y contrapesos. El sistema judicial está manchado de corrupción, es un
instrumento del poder y los fiscales son una especie de policía para reprimir a
opositores”.
“No se construyó Estado. Hay una sociedad civil muy
fuerte, aguerrida y levantisca, pero no se ha construido institucionalidad. El
BCB, el Defensor del Pueblo y la Contraloría son instituciones débiles. Tampoco
son instituciones fuertes los partidos políticos y en Bolivia lo que prima es
el movimientismo. Es lo que hizo el MNR durante el 52 y lo que hace el MAS
ahora. El movimientismo hace política en las calles y no en las instituciones.
Si alguien desea lograr una reivindicación, tiene que pasar por las calles”.
Bolivia “es una democracia sin demócratas. Los bolivianos
tienden más bien al autoritarismo, están más cerca de los populismos y del
caudillo. Las mujeres no tienen cabida y tampoco los jóvenes. No es una
democracia de ciudadanos, sino de corporativismos. En el Parlamento hay
representación de choferes, contrabandistas y chuteros, con una lógica
corporativa. No existe el interés general, sólo intereses particulares. No hay
visión de país”.
“En este tipo de democracia no hay libertad de
pensamiento. No se vota en libertad, porque al ciudadano lo somete el autoritarismo
de su sindicato, de su junta vecinal, de su organización campesina, de su
corporación. No hay un voto libre, está dominado por las corporaciones. Una
democracia de ciudadanos es la que no está fundada en los corporativismos, en
las minorías eficaces. El ciudadano podría mirar estratégicamente el interés
general.
En Bolivia no hay un sujeto independiente para decidir. En última instancia,
está compelido a hacer lo que dice el caudillo”. Algunos ejemplos: “El sujeto
no es libre de emitir su pensamiento. En el sindicato se lo somete a multas, o
si un cocalero o un indígena dice que Evo no debe estar se le pega a su esposa
y se lo somete a chicotazos. Se trata de un pensamiento único. Cooptan a casi
todos los medios de comunicación y a los medios independientes se les corta el
avisaje o se manda a la renta”.
“El Poder Judicial, que debería proteger al ciudadano,
no lo hace. Es venal, corrupto, ilegítimo y poco eficaz. El centro de una
democracia es el Poder Electoral, pero si es débil la democracia está en
peligro o es de mala calidad. Eso ha sucedido en el 2019”. “En la escuela no se
enseñan valores democráticos. El niño no sabe que en una democracia tiene que
haber libertad de pensamiento. Si opina distinto el profesor lo va a castigar,
no se está construyendo un sujeto democrático”.
“Necesitamos que las instituciones no se destruyan,
darles tiempo para que maduren y no cambiarlas constantemente. Que el
presidente, el vicepresidente y los legisladores respeten la ley. Si desde
arriba la violan, desde abajo también lo van a hacer. Los poderes no deben ser
omnímodos”.
Carlos Toranzo Roca.
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