Ovidio Roca
“El Estado soy yo”. Luis XIV.
“El Estado es mío, de mí”. Evo.
En los últimos veinte años Bolivia está perdiendo su independencia
y su libertad, la que está siendo tomada y secuestrada por el populismo
cocalero que es un modelo
consumista y depredador incapaz de producir y generar riqueza licita. Los
emprendedores siembran y producen y luego vienen los masistas a cosechar y como
no les costó se lo roban y lo despilfarran.
Mientras los liberales proponen un Estado reducido, donde los ciudadanos
nos responsabilizamos de construir nuestro bienestar y nuestro futuro, los
masistas llenan al pueblo de promesas como a t'ara, tontos: “Te lo voy a
regalar, te lo voy a dar una peguita, te lo voy a dejar vender tu coquita, tu
contrabandito”.
Ellos como Gobierno son incapaces de alentar la
producción, se apoderan del aparato del Estado y consideran que es su fuente personal
de ingresos. Siempre están endeudando al país y gastando para su beneficio; no
saben que lo correcto es invertir solo en lo que corresponde a su competencia y
hacerlo con eficacia y responsabilidad.
El
masismo, siguiendo la perspectiva aimara considera que el mundo no se divide en
países sino en etnias, por lo que inicialmente dividieron a Bolivia en dos
fracciones, los indígenas aimaras y quechuas, en la zona andina y los mestizos
blancos y pueblos originarios amazónicos. En su permanente pugna política para apoderarse del Estado, el
masismo usa masivamente la guerra racial y enfrenta a la población
mayoritariamente mestiza y ahora con los avasallamientos están
expulsando de sus tierras a los mestizos amazónicos e indígenas.
Además
y en su afán de gloria y expansión internacional, Evo quiere revivir la nación
aimara desmembrando regiones de 4 países. Perú, Chile, Argentina y Bolivia y
fundar Runasur con Orinoca como su capital.
En cuanto a la economía, se usa la consigna Evista
de: “Le meto nomas” y en su afán de ganancias rápidas opta por lo más conocido
y rentable, en nuestro caso la coca, el narcotráfico y el contrabando masivo.
Una actividad que da algún trabajo informal al ochenta por ciento de la
población del país.
A
su vez el país democrático opta con
grandes dificultades por el boicot masista, por una forma de vida y de trabajo siguiendo y
acatando los principios de convivencia, sujetos a norma aceptadas internacionalmente
y con una economía que respeta estas normas.
En los Estados totalitarios y caudillistas, la
voluntad del líder es omnímoda, se sitúa por encima de todo y la masa obedece
ciegamente y quien no lo hace sufre el escarmiento. No aceptan, que en una
sociedad no todos somos iguales, no todos expresamos los mismos intereses y diferimos
en cuestiones políticas, religiosas y en muchos otros temas.
La diversidad es constitutiva de una sociedad y el respeto a la diversidad es
la regla que en democracia se impone.
En Bolivia conviven dos países, uno formal y
étnico y el otro informal y de ciudadanos y ambos países conviven y se
interconectan. Es como un Multiverso con capas superpuestas de
realidades diversas, paralelas e interligadas.
Mientras camino por el pueblo veo, que en esos
lugares que antes yo conocí como barbechos, surge una infinidad de edificios
inmensos que crecen y proliferan cada día. La gran mayoría de estos se
financian con recursos del narcotráfico, recursos que se aplican en la compra
de productos de construcción, mano de obra, servicios varios que en su gran parte
lo suministran trabajadores y empresas formales. De esta manera los recursos de la informalidad cocalera contribuyen
a la estabilidad económica, aunque precaria, del país.
Toda sociedad se moviliza en defensa de sus intereses,
de sus objetivos y estos tienen que ver con la calidad y seguridad de su vida
social, su economía y seguridad. Ahora nos encontramos ante un difícil reto y
aunque la gran mayoría de la población considera que el Gobierno del MAS es
ilegitimo y que su modelo económico, estatista, centralista y corrupto está
llevando al país a la bancarrota, no reaccionamos efectivamente. Como sociedad
no tenemos Proyecto alternativo de
país y no hay Partido político encargado de administrar nuestra sociedad, no
hay equipo y no ha surgido una figura que unifique y conduzca a la ciudadanía
hacia un mejor futuro.
Requerimos de un Frente político unido el que debe
estar firmemente comprometido en recuperar la República Democrática y erradicar
el populismo y las mafias del narcotráfico, y para ello se necesita tener un
candidato a la Presidencia con credibilidad y un mensaje y propuesta clara, que
logre unir a la nación boliviana en torno a un propósito común para salir
adelante con prosperidad, paz y armonía, unidos como ciudadanos y no como
pandillas o etnias.
ovidioroca.wordpress.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario