Ovidio Roca
Nos recuerda y advierte Pukymon, que si realmente
queremos sobrevivir en este nuevo milenio:
“Debemos recuperar y seguir la actitud de
esa generación, que sin estudios educó a sus hijos. La que a pesar de la
carencia de todo, nunca permitió que faltara lo indispensable en casa. La que
enseñó valores; empezando por Amor y Respeto.
Se
está muriendo la gente que enseñaba a los hombres el valor de una mujer y a las
mujeres, el respeto por los hombres.
Se están muriendo los que podían vivir con pocos lujos, sin sentirse frustrados
por ello.
Los que trabajaron desde temprana edad y enseñaron el valor de las cosas, no el
precio.
Mueren los que pasaron por mil dificultades y sin rendirse nos enseñaron cómo
vivir con dignidad.
Los que después de una vida de sacrificio y penurias, se van con las manos
arrugadas y la frente en alto.
Se está muriendo la generación que nos enseñó a vivir sin miedo.
¡Se está muriendo! La generación que nos dio la vida”.
Se avecinan tiempos duros para la civilización y la
cultura democrática, y lamentablemente cada vez estamos más lejos de
consolidarla y asumirla. En la última centuria, la civilización occidental ha venido
perdiendo su espíritu valeroso, su fortaleza y voluntad de resistencia y de conquista.
Se han venido debilitado sus principios y valores, tanto como su capacidad de decisión
y convicciones para defenderlos. Por tanto es susceptible a ser avasallada por
civilizaciones que mantienen una fuerte voluntad de dominio como son las del
Bloque chino y euroasiático.
A la par de lo económico y político, para debilitar a
las sociedades occidentales los populismos han venido utilizando el marxismo cultural
y posmoderno, con el que se busca agudizar el enfrentamiento en la sociedad. Se
trata del tradicional divide y vencerás y para ello difunden un discurso que promueve
e intensifica los conflictos sexistas y racistas, entre mujeres y hombres,
entre heterosexuales y homosexuales, entre negros y blancos, entre indígenas y
blancos, entre eco-animalistas y familias naturales, y entre religiosidades
varias.
No se quiere reconocer que la diversidad es una
realidad biologica y una riqueza cultural y menos se asume que: “En una sociedad no todos somos iguales ni todos expresamos los mismos
intereses. Diferimos en cuestiones políticas, religiosas y en muchos otros
temas pues la diversidad es constitutiva de la sociedad humana, mientras que el
respeto al otro y a la diversidad es la regla que en democracia se impone”.
Como parte de su estrategia de dominación y siguiendo
esta estrategia de debilitamiento a la sociedad, la generación progre utilizando
el marxismo cultural se posiciona en el mundo y copa los medios de comunicación,
difundiendo su cultura de género trans, alfeñique y blandengue, la que se
multiplica mucho más que los panes y menos que los penes, como dice Maduro que
leyó mal el Evangelio.
Siguiendo la tendencia progre, en nuestro Estado plurinacional
cunde el típico Ch´enko populista que recitan cotidianamente los políticos
masistas. Se trata de atiborrarnos con predicas discursivas con las que buscan destruir
nuestros valores, nuestra historia, nuestros símbolos patrios, y como es más
facial hablar que hacer, como responsables del Gobierno no se les ocurre afrontar
los problemas reales de las personas, pero ellos ya los solucionan para sí
mismos y para eso tienen las ubres del Estado y su mama coca.
Esta cultura progre es incapaz de asumir los valores
humanos tradicionales de responsabilidad, valor y respeto por el prójimo, el
ecosistema, e incapaz de enfrentar en la arena, en la cancha al macho Putinesco,
que ha decidido destruir Ucrania y a sus habitantes, para castigarlos y demostrar
al mundo su valentía, su poderio y llenarse de gloria.
En este ambiente de choque político y cultural, se
profundiza la bipolaridad entre Occidente y el Bloque chino y euroasiático y se
establece un nuevo e inestable orden mundial.
Putin hace una declaración falaz y dice lo que no
cree ni practica: “El obsoleto modelo unipolar está siendo
reemplazado por un nuevo orden mundial, basado en los principios fundamentales
de justicia e igualdad, en el reconocimiento del derecho de cada Estado y
nación a seguir su propio camino soberano de desarrollo”. Pero si no me hacen caso, ¡les meto
unas cuantas bombas!.
Ocurre que mientras los occidentales, los americanos
y europeos influidos por la progresía, lanzan discursos políticamente correctos
los chinos, rusos y norcoreanos lanzan misiles balísticos. Mientras los líderes
Occidentales se esconden en sus discursos políticamente correctos, los
orientales y euroasiáticos se arman, avanzan y pronto nos caerán con sus bombas
nucleares. Prefieren, los hechos y no palabras.
En este ambiente de temores, anarquía y violencia surge
un icono, Volodimir Zelensky y nos infunde esperanzas, un héroe que no pretende ser un
mártir, no es un aventurero sino un valiente que asume su responsabilidad en
defender su pueblo y su país.
ovidioroca.wordpress.com
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