Ovidio Roca
Una de las obsesiones recurrentes de los caudillos
populistas es su compulsión fundacional y la de inventar y promocionar historias,
símbolos, iconos, mitos. Esto con el objetivo de implantar en el imaginario
colectivo su causa política.
Los líderes populistas necesitan sentirse los primeros,
los iniciadores de un nuevo tiempo fundacional, por lo que cuando asumen el Gobierno
del país eliminan, cambian y renombran a todas las Instituciones posibles.
Cambian la historia, los símbolos patrios, los himnos nacionales y hasta el
nombre del país y para esto reciben la asistencia de sus asesores e ideólogos
populistas de aquí y de allá.
En Bolivia, Evo cambió el nombre del país y se inventó una otra bandera. En
Venezuela, Chávez modifico la bandera quitándole una estrella y el escudo nacional
haciendo que el caballo corra hacia la izquierda.
Nuestra historia transcurre en el centro de
Sudamérica, en el Tahuantinsuyo territorio del Incario, donde las tribus
indígenas fueron esclavizadas por este Imperio.
La población del Imperio incaico, al momento de la llegada de los españoles
oscilaba entre los 10 y los 12 millones de súbditos y la Hueste española, que
avanza con afán de conquista y que derrota al Imperio sumaba en total 168
soldados al mando del Gobernador Francisco Pizarro. Fueron 106 infantes y 62
hombres a caballo, quienes conquistaron un Imperio de doce millones de
habitantes. Los conquistadores logran este su cometido porque cuando llegan al
Incario, las tribus andinas esclavizadas los reciben como salvadores y los
ayudan a derrotar a sus Caciques opresores.
En el Collasuyo, una parte del Tahuantinsuyo, habitaban
las tribus quechua y aimara y en este territorio se instaura sucesivamente:
El Virreinato hispano criollo del Alto Perú, la República mestiza de Bolivia,
el Estado Plurinacional e Intercultural Cocalero y ahora la Bloquivia cocalera de
Evo. Luego vendrá la República Democrática Federal de Bolivia.
Durante todo este tiempo, el Gobierno Central del país
estuvo asentado y centrado en las montañas, esto por su vinculación a las
riquezas producto del extractivismo y la minería. Los pueblos de las tierras
bajas vivían su propia vida, lejos de todo y de todos.
Es por estas características geográficas y de dominio, que los pueblos de los
llanos piden a las autoridades que se dignen a “bajar” hasta ellos para que los
ayuden y aconsejen. Ahora por influjo de la coca, la sede del Gobierno está
migrando al Chapare, ya no será necesario bajar.
Esta compulsión fundadora de los caudillos está
acompañada de un alto pragmatismo, cual es destruir el orden existente y
construir uno nuevo a su imagen y necesidad. El fundar, por otro lado, otorga
la propiedad intelectual de lo que fundan y convierte a los caudillos
populistas en dueños de lo construido.
La tricolor es oficialmente la bandera de la nación boliviana, la wiphala de
las etnias quechua y aimara.
Evo Morales, al implantar la wiphala como símbolo nacional, es dueño del símbolo,
de sus seguidores y lo más importante con ella y la coca se impone y adueña del
resto del país. ¡Kawsachun coca, wañuchun q’aras!.
ovidioroca.wordpress.com
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