Ovidio Roca
Relatos sobre la ideología socialista, sus fachadas,
armas, pertrechos; sus mutaciones estratégicas y una de las últimas, el virus
chino.
“El socialismo es como una trampa para ratones; funciona
porque el ratón no entiende por qué el queso es gratis”. Pukymon.
Con el Socialismo; prometían
sus líderes en inflamados discursos: “El
pueblo entrara al mundo de la libertad donde cada uno recibirá
ingresos de acuerdo con sus necesidades”.
Luego fueron postergando esta promesa
para el futuro. Esto sería cuando se aboliera la propiedad privada, el Estado, con
la desaparición de la Burocracia, del Ejército y la Policía, además de los Partidos
políticos. Es decir como luego ocurrió: Nunca, Janiwa, Never.
La historia mostró lo engañoso
de la prédica socialista, pues no se logró el bienestar y no desaparecieron las
organizaciones y mecanismos de opresión y más bien se fortalecieron y con sus
políticas condujeron a la represión sistemática de los que piensan diferente. Eliminaron
la libertad, la igualdad ante la ley y todo atisbo de propiedad privada y democracia.
El Estado al cual siguiendo a Marx se pretendía destruir, se convirtió en una Burocracia
totalitaria de Partido y lo sigue siendo en todos los países socialistas y
populistas.
Luego del fracaso del comunismo y el derrumbe de la
URSS, en Latinoamérica se creó el Foro de San Pablo que luego muto en el Grupo
de Puebla, el que estableció un nuevo enfoque y una nueva estrategia de
conquista del poder, la del Populismo y esta vez utilizando la democracia
electoral amañada.
Luego y ante el fracaso de su
teoría de la lucha de clases, el marxismo posmoderno añade a sus pertrechos
la lucha de géneros y de razas y lo epónimo es la transexualidad. Se crean diversos supremacismos, el
homosexual, el feminista, el negro, el ecologista y el indigenista.
Dada su característica
cultural y étnica, en Bolivia se aplica el populismo cocalero e indigenista, el
que busca dividir y controlar a la sociedad enfrentando los indígenas contra
todo quien no lo es, vale decir contra aquellos que son mestizos, es decir la mayoría
de la población boliviana y de la humanidad.
El populismo en general y en nuestro país el populismo
cocalero, está motivado por la sed de dominio, odio y venganza y utiliza como sustento
financiero, el uso del aparato y recursos del Estado, el extractivismo, la coca
y el narcotráfico.
Como lo hace la izquierda en todo el mundo, el populismo necesita de un culpable sobre el cual
proyectar el odio de los grupos resentidos, un odio que es la esencia de su estrategia
de poder confrontacional. En consecuencia para el control de la
población que los adversa, utilizan tanto el enfrentamiento físico como la
judicialización de la política y esta guerra judicial es su arma para infundir temor
y para aniquilar a toda oposición. Los amedrentan persiguiendo a sus familiares,
aplican el chantaje, la persecución y la cárcel para causarles indefensión y
temor y cuentan para ello con la justicia masista y sus serviles operadores;
jueces, fiscales, policías.
Podríamos vivir en paz y concordia mirando
la realidad, informándonos, usando el sentido común y comprendiendo lo que
ocurre y por qué ocurre y luego actuar unidos para enfrentar el populismo. Pero
este sentido, no es común y más bien tremendamente escaso y aun peor, no se lo
puede comprar en las boticas.
ovidioroca.wordpress.com
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