Ovidio Roca
“Los populistas
enseñan a sus militantes a llamar derechos a sus intereses y apetitos, y abusos
a los derechos de los demás”. Pulymon.
La democracia se basa
en un sistema de reglas que se centran básicamente en la libertad y el respeto
al otro. El problema es que existen algunos “otros”,
que quieren apoderase del mundo con una ideología donde todo vale para
conseguir su objetivo y tomar el poder total, y allí nos encontramos en
desventaja pues unos respetan las reglas y otros definitivamente no lo hacen.
El vandalismo cunde en nuestra américa y las instituciones
democráticas y los funcionarios, carecen de autoridad para cumplir sus
obligaciones constitucionales, que son proteger la vida y patrimonio de la
ciudadanía. Lo vemos últimamente en Venezuela, Nicaragua, Colombia, Argentina,
etc. y la gente lamentablemente se está acostumbrando o resignando a ello.
Como parte del jolgorio, días atrás en Colombia los
vándalos intentaron incendiar el Palacio de Justicia y una sede de la Alcaldía
donde se almacenan vacunas contra el COVID-19. No conforme con eso, no dejaban
pasar a los bomberos, por lo que tuvieron que enviar al Ejército. Y ahí surgió
la crítica internacional progre.
Argumentaba el ciudadano Uribe: El policía colombiano
está obligado a observar los derechos humanos, pero también es beneficiario de
los derechos humanos. ¿Entonces, el policía colombiano tiene que dejarse matar
sin defenderse?. Hago otra pregunta ¿si no es la fuerza pública institucional
la que defiende a las personas, los bienes públicos y los bienes privados,
quién?”.
¡Quién podrá defenderme!. Yo el Chapulín
colorado, que lamentablemente ya no está.
Cuando no se respetan las leyes y menos se las
cumple, el Estado de Derecho pierde vigor, por lo que surge la anarquía, el
vandalismo y demás actos que atentan contra la integridad del individuo. Dice
el artículo primero de la Carta Democrática Interamericana: “Los pueblos de América tienen derecho a la
democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla”. Las
autoridades deberían saberlo y cumplirlo, aplicando con firmeza las medidas
legales que correspondan. Es importante que las leyes y lo que estas determinen se cumpla
a carta cabal para el correcto funcionamiento de la sociedad, y eso
implica que los Presidentes y las Autoridades del Estado deben ejercer con
firmeza y prontitud sus competencias.
Durante años
los venezolanos han venido trabajando por su libertad, han utilizado y
consultado todos los mecanismos nacionales e internacionales y siempre le
aconsejan que dialoguen, que negocien con la dictadura.
Entre tanto el
concierto internacional se hace de la vista gorda y
aconsejan que hay que jugar con las normas legales y no presionar al tirano y por
otro lado algún partido político ya está dispuesto a
apañar el fraude aceptando los escaños que le asignen como segunda fuerza en la
Asamblea Nacional.
¿Con cuántos votos
quiere ganar, Su Excelencia?, preguntan los funcionarios del sistema electoral,
al tirano populista. Cuando su reelección amañada sea reconocida
diplomáticamente por los países occidentales se considerará que el Chavismo tiene
la legitimidad que necesita.
Esto en Venezuela un
país bajo las garras del populismo, donde cada día aumentan los presos,
perseguidos y exiliados políticos, donde no hay separación de poderes y el
gobierno usa la justicia como mecanismo de persecución y administración del
miedo, donde no hay Estado de derecho y se han institucionalizado la dictaduras
que con sus leyes violan los derechos humanos en lugar de protegerlos, que han
hecho desaparecer la posibilidad de elecciones libres y donde no existe
libertad de prensa e información, donde son Narcoestados.
Nos dice Arthur Miller: “La vida es como una nuez; no puede cascarse con
almohadones de plumas”. Negociar un proceso electoral, con el tirano dueño
del aparto del Estado, sin libertad ciudadana y sin ningún control del proceso
electoral, es legitimar la dictadura.
Cuando se analizan las acciones en defensa
de la vida y la libertad a veces no corresponde juzgar, si fueron acciones
políticamente correctas, sino más bien si fueron oportunas y acordes con las
circunstancias y condiciones existentes, y en defensa de la ciudadanía.
ovidioroca.wordpress.com
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