Ovidio Roca
Los comunistas rusos seguidores de Marx, partir de su triunfo del año 1917 instalaron para su gestión de la economía el modelo comunista, donde no existe la propiedad privada y el aparato productivo, en realidad todo, está en manos del Estado. Un modelo que dejó miseria y millones de muertos, con una economía destruida y empresas fracasadas.
Con esta experiencia, los chinos en el Siglo XX para afianzar su economía y
mantenerse el poder, combinaron hábilmente lo peor del capitalismo con lo peor
del comunismo. Un capitalismo salvaje peor al que criticaba Marx, sin leyes ni
normas y un régimen social esclavista, donde el trabajador no tiene ningún
derecho, salvo el de someterse al caudillo para poder sobrevivir.
Conocemos que el
capitalismo está lejos de ser un sistema económico perfecto, pero es el menos
malo de todos y esto gracias a la prevalencia de la libertad, la iniciativa
privada y el estado de derecho, por lo que siempre está en procura de mejorar y
así se lo puede confirmar por el éxito en los países democráticos y de libre
mercado.
En Bolivia cunde el populismo y su modelo de
economía: “Económico,
Social, Comunitario y Productivo”, que es en realidad autoritario,
centralista, estatista, informal y
cocalero.
La informalidad ronda por el ochenta por ciento de la economía nacional y la manejan
los cocaleros, comerciantes informales, contrabandistas, chuteros,
cooperativistas mineros y gremiales. Ellos no tienen registro legal, no pagan
impuestos y tampoco tienen interés en hacerlo. Los únicos quienes tributan al
Estado, son las pocas empresas formales que aún subsisten.
Como dato del régimen impositivo bajo
el masismo, los pagos al Estado realizados por la explotación de oro por las “cooperativas
originarias, chinas” de los masistas,
son inferiores al subsidio del diésel que estos usan en sus barcazas. Esto sin
contar el tremendo daño ambiental por el mercurio que usan para amalgamar el
oro y por la depredación de los bosques ribereños.
Centrándonos en el territorio cocalero, de ocho empresas estatales construidas por
el masismo en el Chapare durante la gestión de Evococa, tres han dejado de
operar: la Planta Industrializadora de Urea y Amoniaco, la Empresa de Papeles
de Bolivia (Papelbol) y Ebococa.
Pasa lo mismo con dos mega obras que no están en uso pleno en la región
cocalera: el Aeropuerto Internacional de Chimoré y el Centro de Alto
Rendimiento (CAR) que son unas canchitas de costo millonario, construidas para
los Juegos Sudamericanos.
Estas obras y las plantas que no operan, demandaron una inversión de
7.173 millones de bolivianos. 1.025 millones de dólares gastados en el Chapare
y no solo para dar gusto al Jefazo, sino para cosechar comisiones.
Este es un importante proyecto geopolítico del Estado Cocalero. Un “Gran Proyecto de Desarrollo”, denomino
la Prefectura Masista de Cochabamba a lo que en realidad es una Carretera de “Penetración”
al Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).
Este en realidad es un proyecto de colonización y siembra de coca, que
desintegra el territorio indígena, reduce el área Protegida y crea una gran
área de producción y expansión del narcotráfico.
ovidioroca.wordpress.com
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