Ovidio Roca
Bolivia está siendo dominada
por el masismo, una agrupación política populista y cocalera, que utiliza
un rostro indígena. El país tiene una población
mayormente mestiza, racial y culturalmente; unos con más mescla indígena y otros
con más de q’ara. Los diferentes matices étnicos y culturales de las poblaciones
son fácilmente identificados y utilizados para fines de discriminación y exclusión.
Es común que las
poblaciones con economías precarias teman a los inmigrantes de otras regiones y
países, por la competencia que representan para sus empleos y su forma de vida.
Estos migrantes son generalmente gente pobre y de diferentes tipos raciales,
que interfieren en la vida diaria de los nacionales y su acceso a empleos, al
régimen de subsidios y servicios, como los sanitarios. Además se presume que son
una
amenaza para el bienestar social y la identidad cultural de la nación.
En la Argentina, donde se presumen blancos, son comunes las expresiones de
racismo contra los bolivianos morenos y otros inmigrantes de la misma laya proveniente
de países vecinos como Paraguay, Chile y Perú.
En Europa se habla del
gran remplazo, una teoría que asegura que la población “autóctona” considerada
como blanca, con el tiempo acabará siendo sustituida por la población migrante.
El concepto de
exclusión está siempre presente en nuestro ser cultural y en consecuencia, el
racismo que es una ideología que plantea la superioridad de una raza frente a
otra, se constituye en un excelente instrumento para que los dirigentes
populistas manipulen y enfrenten a la población y así logren sus intereses
económicos, políticos y de poder.
Las características
raciales y culturales que invoca el racismo, son un mecanismo práctico para
identificar al grupo de competidores a ser
excluido pues utiliza rasgos físicos y culturales muy visibles: color de
piel, lenguaje, origen regional y étnico.
En estos últimos 20
años, el MAS utilizo políticamente el racismo enarbolando una
máscara indígena. A través de
los medios de comunicación realizan una
propaganda, exacerbada y organizada desde el Estado Plurinacional, y lo
hacen usando imágenes y palabras que contribuyen a generar una representación
social discriminadora y prejuiciosa de las minorías étnicas blancoides, contra
los indígenas. El objetivo de este
racismo masista estatal, es polarizar el país, controlar y subordinar a los
indígenas y generar odio contra la minoría mestiza blancoide.
En su
estrategia de expansión territorial y dominación del oriente y chaco, los
masistas utilizan a los nativos del Collasuyo para tomar el territorio de los
otros pueblos, colonizarlos y dominarlos. El Estado cocalero ha venido creciendo y
extendiéndose desde su base política y económica del Chapare, hacia Santa Cruz y
el oriente mediante una colonización étnica y política. El modus operandi para
apoderase de las tierras a todo lo largo y ancho del país, es quemar los
árboles, la vegetación y avasallar el lugar; en algunos lugares se lo matiza
con dinamitazos. Ya tienen acullicado y asimilado a Yapacaní, Cuatro Cañadas y
San Julián, avanzan sobre la Chiquitanía y lo han concretado en Pando y Beni y
no pararan.
Personalmente considero, que actualmente existe solo
un especié humana, el homo sapiens (aunque no es tan sapiens) nieto de Lucy y con
variaciones étnicas producto de su adaptación milenaria a diversas y extremas condiciones
ambientales.
Una cosa es la raza y las características biológicas y otra la identidad
cultural que es producto de nuestra historia, territorio, lenguaje, usos,
costumbres y tradiciones culturales de larga data, que nos permiten identificarnos
como miembros de ese grupo pero también diferenciarse de otros grupos
culturales. Aunque la identidad
cultural está ligada a un territorio geográfico particular o a una nación,
puede persistir en los grupos o comunidades que se encuentran fuera de su país,
como los refugiados, los emigrantes, los desplazados y exiliados
Esta identidad cultural es un
concepto dinámico y se encuentra en constante evolución, alimentándose y
transformándose de manera continua de la influencia exterior y de las nuevas
realidades históricas. Es decir que podemos evolucionar, formarnos, educarnos y
mejorar nuestra cultura y forma de vida y así poder vivir mejor, en paz y fraternidad.
ovidioroca.wordpress.com
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