Ovidio Roca
Necesitamos
avanzar y construir un país democrático y próspero para todos sus habitantes y
el desafío para el Presidente Arce es alejarse del populismo y el narcotráfico que
son peligrosos e inviables y también de los compromisos con el eje Irán, Cuba, Venezuela,
Rusia y China que lo aleja de los países democráticos, y dedicarse a gobernar
con eficiencia y con libertad. Milagros pueden darse, lo vimos con Lenin.
Concluyó la fase de la campaña electoral, de las
promesas, las esperanzas y ahora se trata de la gestión, de realizaciones, de
encontrar soluciones concretas y eficaces para los múltiples problemas, de la
economía, de la salud, de la institucionalidad, de la vida de los ciudadanos y
todo esto en época de vacas flacas. Se acabó el gas
y se cayeron los precios de las materias primas.
Los políticos astutos, cuando se enfrentan a un
problema o una crisis lo primero que hacen es encontrar un culpable (verdadero o falso, poco importa). Esto
es importante porque la gente (opinión pública) deja de enfocarse en el
problema y lo hace en el culpable. Al culpable se lo despide, aparta, mata (política
y hasta físicamente) y con ello se acaba el problema.
Esto es lo que se está haciendo con Janine y su Gobierno, limitado y precario,
que ahora es culpable de todo, pero especialmente Janine por haber recibido
de herencia, sin pedirlo ni buscarlo, un paquete envenenado, un destre económico y para más yapa una pandemia.
Los políticos serios y honestos, al contrario de los políticos inútiles que buscan culpables, no
tratan de echar la culpa a otros, por lo contrario en tiempos de crisis trabajan,
buscan e inventan soluciones.
Muchos estamos
atemorizados con el retorno del populismo cocalero, pues se nos viene a la
mente la trágica experiencia de los millones de migrantes del populismo Castrochavista.
De esos que salen huyendo de la violencia, la miseria y de sus gobiernos
dictatoriales. Son millones de pobres y desesperados que buscando como
sobrevivir escapan de sus países hacia aquellos más desarrollados, más seguros,
exitosos y menos corruptos. Esta masiva migración ilegal causa malestar en los
países donde llegan y donde son rechazados.
Estos migrantes son las víctimas de los sistemas políticos populistas, de gobiernos
estatistas, centralistas, depredadores de los recursos naturales y destructores
del ecosistema; de gobernantes corruptos e incompetentes, incapaces de trabajar
y menos crear una economía productiva sostenible y que con discursos
demagógicos engolosinan al pueblo ofreciendo bonos y subsidios.
Los Gobernantes de los países
más desarrollados, hacia los cuales migran los desarraigados del populismo,
aunque saben del problema y sus orígenes dejan que el mismo siga creciendo y
para justificarse dicen hacer algo, pero “trabajan en los resultados y no en
las causas”. Tratan de frenar a los migrantes, pero no atacan el origen del
problema, que son los regímenes dictatoriales y corruptos de los que huyen estas
personas y que para ayudarlos hay que extirpar y superar.
Venezuela es un ejemplo mundial de este sistema populista
y hoy está en el ojo de la tormenta. Allí se está determinando el futuro de la
humanidad y lo que pase en Venezuela decidirá lo que pase en
América Latina y en el Caribe. Un país
con las mayores reservas de petróleo en el mundo y que ahora gracias al populismo, cinco millones de
personas huyeron y cuatro millones de familias buscan leña para cocinar,
hurgando en lo que pillan. Maduro instruyó que pasen los carros con leña
distribuyendo dos astillas por familia, pero no pernil, ni arepas.
Como ciudadanos que queremos vivir en nuestro país y
con nuestra familia y amigos, necesitamos construir un Estado Democrático y una
economía productiva y viable y esto es responsabilidad de toda la población que
necesita sentirse segura para avanzar hacia un mejor futuro.
El país es amplio y diverso y en cada región existen
posibilidades de trabajo. En el oriente y los valles tenemos tierras fértiles,
bosques, agua, y energías hidrocarburiferas y renovables, que nos permiten el fortalecimiento y con el desarrollo de la
biotecnología, la transformación
de los sistemas agroalimentarios e implementar un complejo industrial y agroindustrial, para poder
de ese modo satisfacer la demanda de bienes y alimentos a un mundo que crece cada día.
Si a esto le añadimos, un
ambiente propicio de democracia, Estado de Derecho, imperio de la ley,
separación de poderes, libertad de expresión y respeto a la propiedad privada, que
son los elementos esenciales para garantizar el buen funcionamiento de nuestras
sociedades, podremos avanzar y progresar juntos, pues a todos nos conviene.
El Presidente debería
entender que es un servidor público que circunstancialmente Gerenta un país de todos
los ciudadanos y debería hacerlo sin intentar discriminarlos y dividirlos. Decía
Ortega y Gasset: “Cuando la sociedad se escinde
en dos, deja en absoluto de serlo, se disocia (…) y dos sociedades dentro de un
mismo espacio social son imposibles”.
ovidioroca.wordpress.com
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