Ovidio Roca
Vivimos en un único planeta y somos parte connatural del
ecosistema tierra: las aguas, los suelos, los vientos, la atmosfera, la
biodiversidad. Dijo Galileo Galilei hace 450 años: “Las cosas están ligadas por lazos invisibles: no se puede arrancar una
flor sin molestar a una estrella”.
En el país ya se venía avanzando en el entendimiento y
protección de nuestro ecosistema; se produjeron las Leyes del medio ambiente,
la Ley Forestal; se trabajó en los Planes de Uso del Suelo, se crearon las Reservas
ecológicas y Parques. Luego los dirigentes del actual Gobierno se presentaron
con un discurso sobre la madre tierra que dio esperanzas de un mejor trato para
nuestro ecosistema, pero finalmente se mostró que era solo un eslogan electoral.
Tenemos una población mundial que crece de manera
exagerada y que esta sobre explotando el planeta. Esta población demanda
alimentos, espacio para asentarse y genera basura y contaminación, por lo que
debemos ser cuidadosos en nuestras políticas de crecimiento poblacional, asentamientos
humanos y uso de las tierras. Los daños
que causamos al ecosistema tardaran cientos de años en atenuarse, aunque no de curarse.
El cuidado ambiental no es asunto de derechas o
izquierdas; los políticos populistas Trump, Bolsonaro, Evo Morales, Maduro, son
negacionistas climáticos y califican, cada uno en su estilo, el problema de
calentamiento global impulsado por el consumo humano como una simple “fábula de
invernadero”.
En Brasil los ruralistas apoyan toda política para
deforestar la amazonia y sembrar pasto para el ganado, terrenos para el cultivo
de la soja o apertura de minas. En Bolivia dicen las autoridades masistas: “Si no queman los bosques y si no plantan
coca” ¿de qué van a vivir?. El
Gobierno por intereses políticos y de dominio, desplaza a sus interculturales para tomar las tierras
del oriente las que, según Pukimon, luego de ser deforestadas una parte ira a
la coca y el resto la venderán a los chinos.
Si queremos mantener el ecosistema adecuado para la
vida humana, necesitamos respetar el ecosistema, la capacidad de uso de la
tierra, la vocación de los suelos para el uso forestal, agropecuario; las
áreas de preservación, los Parques y áreas protegidas destinadas
a conservar ambientes adecuados para lo biodiversidad de la que somos parte. Uno de los valores de la diversidad
biológica radica en la funcionalidad de los bosques, que permiten por ejemplo
la generación de agua, el ciclo de nutrientes de los suelos y un clima estable;
factores que son muy importantes tanto para la producción agrícola, como para
la calidad de vida de la población en general. En este contexto, un desafío
clave entre conservación y desarrollo, es asegurar que se mantenga grandes
bloques de bosques bien conservados.
Este es un
aspecto en que el Licenciado discrepa, pues no tenía entre sus veinte mil
libros la Memoria del PLUS: “Ojo, las
áreas protegidas fueron elaboradas por los gringos para guardarse nuestros
recursos naturales para el día que se hagan cargo del país, buena parte de esas
áreas fue hecha por Gonzalo Sánchez de Lozada y las dictaduras y no porque eran
amantes del medioambiente, era porque había información de empresas petroleras
extrajeras de que ahí había recursos”.
Sin embargo la ciencia agrícola y la
experiencia de campo nos enseña que las tierras según sus características de
composición, localización, clima y humedad, tienen distintas vocaciones y es en
base a estas clasificaciones que desde hace tiempo se viene trabajando con los
Planes de Uso de Suelo, los mismos que establecen que hacer y qué no hacer en
las tierras y en cada zona.
El país necesita producir más, pero con
una agricultura moderna y respetuosa de la capacidad de uso de los suelos. Por
ejemplo en la soya hay que preocuparse en aumentar la productividad; en cualquier
país vecino se produce el doble por hectárea que nosotros; ergo hay que
aumentar productividad y no la superficie. El asunto es que como la tierra es
barata es mejor negocio ampliar la superficie y tumbar monte que mejorar la
agricultura, sin preocuparse del daño ecológico.
Al margen de lo ecológico y de preservación del
ecosistema y el clima que es lo verdaderamente importante; también desde un
punto de vista crematístico deberíamos entender y asumir que estamos llegando con
la expansión de la frontera agropecuaria, al punto donde los efectos adversos
de la deforestación prácticamente cancelan los beneficios económicos privados
de cualquiera actividad agropecuaria adicional. Y no se trata de reducir la
deforestación a cero, pero hay que hacerla de manera mucho más cuidadosa y donde
realmente es justificada y en las áreas que corresponde según el PLUS.
El problema es que en Bolivia deforestar te garantiza la propiedad de las tierras y no tiene ningún costo para el que destruye, sino para la sociedad. Por esto a los grupos económicos y de poder nada les importa y en consecuencia a su paso dejan llamas ardientes, tierras arrasadas, bosques destruidos, muerte y destrucción de todo ser vivo, plantas y animales.
El problema es que en Bolivia deforestar te garantiza la propiedad de las tierras y no tiene ningún costo para el que destruye, sino para la sociedad. Por esto a los grupos económicos y de poder nada les importa y en consecuencia a su paso dejan llamas ardientes, tierras arrasadas, bosques destruidos, muerte y destrucción de todo ser vivo, plantas y animales.
ovidioroca.wordpress.com
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