Ovidio Roca
(Todos razonamos
influidos por nuestro entorno y circunstancias. SNCHY)
La ecléctica cultura machista del oriente y las
“Patronas”.
Allá por mediados del
siglo XIX y principios del XX, en los pueblos cruceños y especialmente en sus
áreas rurales, los hacendados se movían bastante, manejando su ganado o
viajando por negocios a Mojos, a la frontera argentina o brasilera y eran sus
esposas, la Patrona, quien tenía a su cargo la administración de la Estancia, de
la Hacienda, el manejo del personal y los problemas del día a día. Algunas
familias, en la época de la goma hacían “en bollo” el consabido viaje a Paris y
Londres, aventura que duraba cerca de un año.
La patrona organizaba y
controlaba las diversas labores cotidianas: cuidado del chaco, los potreros, la
ordeña y la fabricación de queso y cuando se carneaba la fabricación del
charque; también la fabricación de jabón de lejía y velas de sebo, del
empanizado y el azúcar baya y algo de alcohol resacao; en el Beni además se
hacía chivé de yuca y chipilo de plátano verde. En la vida pueblerina las
mujeres estaban a cargo de la casa y la comida, algunas de la pulpería y otras eran
maestras de escuela. Eran por lo general las mujeres quienes manejaban los
negocios y el cuidado y unidad de la familia.
Como se vivía en
comunión con la naturaleza, el entorno biológico enseñaba que nacemos con sexo,
hormonas y conformación física para ciertas funciones. La convivencia natural con
la fauna: toros, vacas, gallos, gallinas, gatos, gatas, hacía reconocer como
natural la diferencia de los sexos y los muchachos con paloma hacían chivi de
pie y detrás de un árbol y las peladas con pan lo hacían de cuclillas a
espaldas del árbol. Se conocía por la propia vivencia y por dichos de los más
sabidos, que el desarrollo biológico creó la
diferenciación entre machos y hembras y la reproducción sexual y que luego la
sociedad fue creando ciertos roles sociales.
Alguna vez aparecía un niño amanerado, al que se lo llamaba
fresco; éste ya algo mayor trabajaba, no en el campo, sino en labores de la
casa, ayudante de cocina, de panadería y limpieza; se consideraba que había
nacido desviado pero eso no lo humillaba ni discriminaba, otros nacían chuecos
o bizcos, era un problema de la naturaleza.
En esta cultura antigua
del mundo de lo natural y del sentido común, lo importante era el resultado, no
el sexo de quien producía algo; por ejemplo celebrábamos un buen locro y no
importaba si lo cocinaba un hombre, una mujer o un fresco, lo que importaba era
su buena sazón y así en delante.
Ahora se ideologizan al extremo las cosas, lo que lleva hacia una forma de tiranía de minorías que quieren imponer su particular punto de vista.
Ahora se ideologizan al extremo las cosas, lo que lleva hacia una forma de tiranía de minorías que quieren imponer su particular punto de vista.
De la cultura biológica a la moderna identidad
de género
En nuestra historia
biológica, luego que nuestra especie baja de los árboles y empezamos a caminar
erguidos, la pelvis se hizo más estrecha y asimismo el canal de parto, por lo
que este tuvo que producirse antes de que madure el feto y de que nuestra
cabeza y cerebro crezcan. Es por esto que nacemos inmaduros y se requiere de
atentos cuidados por varios años y ahí se crean fuertes vínculos emocionales, entre
la pareja y con el hijo, y en ese cuidar nace el afecto, el amor y nos hacemos
humanos.
Ahora caminábamos
mirando al frente y veíamos el mundo de otra manera y en este nuestro caminar, adoptamos
roles diferentes según los dones de la naturaleza y aprovechando las ventajas
comparativas. Así se dio el rol del macho cazador y recolector que fabrico
armas y medios de transporte y el de las hembras que por las limitantes de la
maternidad hacen su vida más sedentaria alrededor de hogar, lo que les permitió
el descubrimiento de la agricultura y artesanía.
Se reconoce que las
personas son diferentes biológicamente por su sexo y esto es bueno de ver en la
vida íntima, privada y social, pero no en el ámbito profesional y político,
donde sobre el sexo debe primar la idoneidad profesional.
En estos tiempos del posmodernismo, algunos ya no se
definen por su ser biológico sino
por sus circunstancias y su entorno y consideran que la vivencia interna
e individual, tal como cada persona la siente, define el género el cual podría
corresponder o no con el sexo biológico. Ahora ya se habla de más de doscientos
géneros opcionales y van aumentando.
Al respecto, hace un tiempo leímos en la prensa que en
un concurso de belleza de Miss España se eligió a una persona no biológicamente femenina, sino
fabricada por los cirujanos; quitando algo de aquí, como bolas y pene y
poniendo algo por allá, como tetas y nalgas de silicona; pero al escucharla
oímos su inconfundible voz de macho ibérico; esa persona no es una mujer y
menos podría ser una Miss Universo.
Los cirujanos más hábiles podrían promover una Miss Silicona, para dar a conocer
su pericia y satisfacer los gustos del cliente.
ovidioroca.wordpress.com
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