Ovidio Roca
Al igual que en la distopía
Orwelliana 1984, todos los días los q’aras llunkus del régimen masista reescriben
e inventan un nuevo cuento, haciendo todo lo posible para denigrar a la oposición
y ensalzar al Gran hermano cocalero, inventando una historia épica y de éxitos
que se inicia con ellos.
Cambiaron el nombre de
la Republica, se inventaron nuevos caudillos, nuevas banderas, rediseñaron los
billetes para colocar nuevos símbolos y nuevos héroes, se eliminan
paulatinamente las tradiciones y la cultura criolla, cambiaron las leyes para
garantizar su poder y eterna permanencia, promueven la etnización de la
política y finalmente nos quieren hacer creer: ¡que han hecho una buena gestión
de gobierno “para vivir mejor”!
Lo que vemos a diario es la anomia, los
movimientos sociales formados en la cultura del bloqueo chapareño y
acostumbrados a presionar para conseguir sus demandas y prebendas, que están
permanentemente en huelgas, bloqueos y movilizaciones para avasallar y
aterrorizar a los opositores y procurar que en pago de estos servicios, el
Presidente tome decisiones en favor de cada grupo corporativo, de sus
reivindicaciones e intereses propios, pero sin ningún plan de desarrollo
económico productivo y sostenible; ni de parte de los grupos corporativos
cocaleros y contrabandistas, ni del gobierno populista. Como resultado ya casi no
hay productores y en los mercados el ochenta por ciento de los productos
alimenticios son importados, contrabandeados.
El discurso envolvente del grupo gobernante muestra un ansia de
poder y riqueza que no se satisface sólo con tenerlo, con disfrutar de sus mieles, sino que procuran
que los envidien, que les teman por ser inteligentes, poderosos e impunes; que
los admiren por sus neuronas, por su poder totalitario y sus símbolos: sus
museos, canchas, palacios, aviones y helicópteros y que se sometan a ellos. Sus discursos están cada vez más cargados de fundamentalismo étnicista, con
lo que están promoviendo una violencia que luego no se podrá controlar y que dañara
aún más la buena convivencia entre bolivianos. Esta es una predica que
está creando divisiones entre los bolivianos, abriendo heridas que luego serán
difíciles de cerrar.
Recordemos que cuando
Evo Morales se posesionó como líder indígena y Presidente en enero de 2006, en
el discurso que leyó explicitaba con claridad sus objetivos y deseos: “Hay
que quitar el alma a los q’aras, el indio debe gobernar 500 años”. Los
escribidores eludieron colocar en el discurso excluyente del Jefazo; que el
objetivo principal es favorecer a los q’aras ll’unkus de su entorno, de
aquellos que lo manejan mientras se enriquecen como vulgares neoliberales.
Una vez en el poder los masistas se sienten todopoderosos y afirman explícitamente:
“Somos
el pueblo y porque somos el pueblo tenemos todos los derechos, absolutamente
todos; para comenzar, el de romper la Ley”. ¡Yo le meto nomas!, es la
consigna.
Bajo esta lógica, los asambleístas
del MAS presentaron un recurso ante el Tribunal Constitucional Plurinacional
(TCP), para que se declare inaplicables cuatro artículos de la Constitución
Política del Estado (CPE) y así se permita una otra reelección al presidente,
vicepresidente y otras autoridades electas. Después descubrieron que es un
“derechos humano” del Jefe cocalero, gobernar indefinidamente.
Ocurre que en los procesos políticos
y sociales, el problema empieza siempre por lo prosaico, por el estómago y el
bolsillo, y cuando se acaban los recursos heredados de las gestiones anteriores
(reservas de gas, ahorros y cuando falta, endeudamiento) los discursos ya no
valen nada y el modelo populista evidencia su inviabilidad y su incapacidad de
producir bienes y generar riqueza. Una
inviabilidad que es causada especialmente por la inseguridad jurídica, pues como
ellos no respetan ninguna norma legal, social o ambiental, asustan y corren las
inversiones y como consecuencia acaban con toda actividad productiva lícita y
sostenible.
El modelo populista ha mostrado su fracaso y está en retirada
en Latinoamérica dejando a su paso su herencia de anarquía, crisis y miseria,
por lo que nuestro reto es trabajar unidos para cambiar este modelo de Estado, pasando
del populismo cocalero a la democracia y la economía de mercado. Para avanzar en
esto requerimos contar con un gobierno responsable y eficiente, que dote de seguridad
jurídica y permita a la población y a los emprendedores labrar su futuro y tener
éxito en la generación de riqueza.
Necesitamos urgente superar este fallido sistema populista
y estatista de economía primaria, extractiva e insostenible, especialmente ahora
en el nuevo mundo de la tecnología, para lo cual necesitamos mejorar la
educación, la calidad de los profesores y construir una cultura y ambiente propicio
para el emprendimiento y la innovación. Para lograr esto cada uno de nosotros y
la sociedad en su conjunto necesitamos asumir la responsabilidad de trabajar unidos
para legar a nuestros hijos y nietos una sociedad más viable y un mejor futuro.
ovidioroca.wordpress.com
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