Ovidio Roca
I. Y DALE CON EL POPULISMO
Nota: “Es
necesario conocer la sintomatología y etiología de la enfermedad para saber
cómo tratarla”. SNCHY
Vemos preocupados lo
que ocurre en nuestra vecindad: en Venezuela, gente desesperada que sale de su
país huyendo de la miseria; el drama sanguinario nicaragüense; el masoquismo de
los cubanos que después de sesenta años se resignan y aceptan el castrismo.
Pero como siempre, pensamos que Bolivia es diferente y aquí no pasara nada,
pese a que allá y aquí se cocina con la misma receta populista.
Existen variantes entre
los países de cómo hacer un puchero y en cada uno se usan los ingredientes
disponibles, pero al final siempre es un puchero, un locro. En Bolivia el
ingrediente principal de nuestro locro político y económico, además de un falso
discurso indigenista y pachamamico, es un pueblo de sacrificados y obsesivos contrabandistas
y una amplia producción de coca y sus derivados que financian este comercio.
II. SITUACION EN LOS PAISES QUE SALIERON
O ESTAN EN VIAS DE SALIR DEL POPULISMO
Como resultado de las
política populistas y la consecuente corrupción, el Presidente argentino Macri
recibió el país hecho un desastre, con la economía y empresas quebradas por el
Gobierno kitchnerista, donde Kristina robaba, no a manos llenas sino a sacos
llenos.
El Presidente Macri temeroso
de la reacción del pueblo, adicto desde Perón y Eva a las pegas, los bonos, los
subsidios, aplicó las necesarias medidas de ajuste para salir de la crisis, pero
lo hizo a medias con lo que solo consiguió mantener la crisis. En las próximas
elecciones seguramente muchos votarán por Kristina y la harán Presidente: pues
con ella se comía y no había necesidad de laburar.
En Bolivia la actividad económica es primaria, las
industrias son poco diversificadas y de baja productividad; el Gobierno populista cocalero aplica
una política económica estatista que determina los precios, los salarios y autoriza
la producción y las exportaciones de todo producto, excepto coca y sus
derivados. Con este escenario, entre el 70 y el 80% de la población y para subsistir a como dé lugar trabaja bajo
un régimen informal, dedicándose especialmente a la producción de coca y
derivados y a las actividades mercantiles relacionadas con el contrabando
e importaciones de electrodomésticos, textiles, alimentos procesados y también frescos
como verduras, frutas, pescado y la carne, que anteriormente eran producidos
por los empresarios, campesinos y agricultores nacionales.
La
economía informal es una actividad “informalmente” permitida y exenta de
impuestos, registros, certificaciones, normas ambientales y de seguridad
social y no se pregunta el origen de su capital; aunque sabemos que el principal financiamiento en dólares para las
operaciones comerciales y de contrabando es el narcotráfico que aporta cerca de
cinco mil millones de dólares anuales para estas operaciones. El
problema para el futuro del país, es que el dinero del delito nunca es neutro y
al lavarse, al legalizarse, este dinero ensucia las instituciones políticas,
económicas y financieras.
Por su parte las empresas formales deben respetar las
normas, pues tienen un nombre, una inversión, una personería, una marca, un
prestigio y por tanto están sujetas al control y la sanción correspondiente en
caso de incumplimiento de las normas del trabajo, normas ambientales, sociales y
de calidad. Por tanto con la
inseguridad jurídica, el peso boliviano sobrevaluado y las trabas a la
actividad formal, es mejor dedicarse a la coca y traer de contrabando lo que
haga falta.
Una buena parte de los bolivianos pensando en una
sociedad viable y respetada internacionalmente, apuestan por la formalidad, por
un país de leyes, un Sistema democrático y eso implica derrotar al Estado Corporativo
cocalero que mantiene un liderazgo autoritario.
El problema empieza luego de un
eventual triunfo, pues será
necesario ordenar la institucionalidad y la economía producto del desastre que
deja el populismo. Se parte sin recursos; las reservas de gas se las gastaron y
no las repusieron, se gastaron las reservas del Banco central, se endeudaron
como nunca, destruyeron la base productiva y la institucionalidad del país. Ordenar
todo esto implica mucho trabajo y sacrificio y lo más seguro es que la gente infectada de populismo reaccione
aplicando lo que aprendió del sindicalismo Chapareño: marchas y bloqueos para
defender un régimen que les garantiza su negocio cocalero, el contrabando y el
reparto de bonos y prebendas para los fieles.
De seguir con el modelo populista cocalero la suerte y
el futuro del país será dramático, si quisiéramos ver lo que se nos viene solo
necesitamos mirar, pero sin usar anteojeras ideológicas, el resultado del
populismo en la vida social y económica de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Los grandes cambios se
hacen mediante terapia de shock, pero es difícil hacer entender a una persona que
sufre de peritonitis que su dolencia no se sana con paños fríos y mate de coca,
sino que hay que operar, sacar el apéndice y desinfectar.
ovidioroca.wordpress.com
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