Ovidio Roca
Desde el
pasado año se viene acelerando la migración de latinoamericanos que abandonan
sus países; una vez más se quiebra la ilusión del prometido “paraíso socialista”
y entonces corren desesperados buscando entrar por la fuerza al “paraíso gringo”.
Son ciudadanos de Honduras, El Salvador, Guatemala, Nicaragua y ahora Venezuela quienes procuran a la fuerza ser acogidos en el Imperio o inundan los
países vecinos; ellos huyen del populismo, un modelo socialista
de tiranía y miseria que reiteradamente ha mostrado su inviabilidad económica y
social.
Este exilio
forzado de la población es un producto del drama cotidiano que se vive en los
países donde se aplicó el modelo populista, gobiernos obsesionados por el poder
absoluto y que devorados por la cultura del extractivismo, el estatismo y la
corrupción se convierten en narco estados, al caer en el lucrativo negocio de
las drogas el que finalmente se convierte en el motor de sus economías.
Nos dice
(Mateo 7): “Por sus frutos los
reconoceréis. Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da
frutos malos”.
Los líderes
del populismo siempre demandan un proyecto país y efectivamente ellos tienen
uno, el que durante trece años han aplicado en Bolivia y con exitosos
resultados para ellos: una mescla de prácticas estatistas y dictatoriales, un
Estado bajo su absoluto control, población sumisa a sus órdenes, recursos
naturales y económicos para su propio beneficio; un manejo y
manipulación demagógica de las masas con ofertas de bonos y prebendas y la
total apropiación de los órganos del Estado para mantenerse indefinidamente en
el poder, y adicionalmente una estrategia de conflicto permanente con sus enemigos
externos e internos: donde son el enemigo externo, el imperialismo y los internos
los neoliberales, los capitalistas todos ellos causantes y culpables, a su
entender, del malestar económico, social y político que experimenta el pueblo.
Hasta ahora
Bolivia mantiene una imagen de libertad y bonanza económica; esta última gracias
a las exportaciones de gas producto de las reservas probadas y contratos heredados
de los anteriores gobiernos, el importante aporte del narcotráfico cocalero y
el contrabando, a lo que hay que añadir el masivo endeudamiento interno y
externo especialmente con China, que al igual que en Venezuela ya ocupa, para
cobrarse, espacios territoriales en nuestro país.
Según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior
(IBCE), en el periodo comprendido entre 2006 y 2017, Bolivia exportó gas
natural a Brasil y Argentina por un valor de 40.801 millones de dólares, cifra no
recibida en toda la historia Republicana. Adicionalmente los
ingresos como producto del narcotráfico, según diversas fuentes, están por
arriba de los 4.000 millones de dólares por año.
Jimena Costa por su
parte reviso las cifras oficiales del endeudamiento e indico que en los 13 años
de mandato del MAS; desde Enero de 2006 a Enero de 2019, el Estado Plurinacional
contrató 184 préstamos y créditos de financiamiento externo por más de 13.000
millones de dólares.
El Gobierno Plurinacional al contar con esta gran abundancia de recursos monetarios abandono el rol regulador que corresponde al Estado y entro de lleno a gastar; a repartir bonos y prebendas y a realizar actividades empresariales directas en infraestructura caminera y proyectos industriales mal concebidos, sobredimensionados, sobrevaluados y deficitarios y envueltos en una galopante corrupción. Esto ha significado además de déficits comerciales y fiscales, un acelerado endeudamiento que se fue agravando en los últimos años y con deudas que pronto hay que pagar. Esto, más la actual caída de los ingresos por el gas y minerales nos creara una situación difícil de manejar en el próximo futuro.
La
situación está llegando a los límites de la convivencia internacional, pues
estos países populistas se constituyen en un peligro y una rémora para las
demás naciones, por lo que éstas ya empiezan a actuar firmemente para frenarlos.
Lo vemos por ahora y dramáticamente en Venezuela uno de los países más ricos y
que ahora gracias al populismo, millones de sus ciudadanos huyen del hambre y
la enfermedad buscando tras largas peripecias soluciones en otros países, pero sin
ningún éxito.
Este trágico
proceso venezolano tiene que enseñarnos y orientarnos sobre lo que tenemos que hacer
en nuestro país, pues estamos infectados del mismo virus castro chavista MAS
cepa cocalera y aunque cada país tiene contextura y defensas características,
eso no quita que la enfermedad será la misma y el camino para la recuperación
será parecido, por lo que la tarea es buscar con
apoyo internacional las soluciones oportunas, cambiando de modelo y de base
productiva y trabajando para reconstruir el país.
Y lo más preocupante es que la sola
caída del gobierno populista cocalero no terminara con los problemas del país,
después viene la ardua tarea de reconstruir la institucionalidad, la economía,
sofocar las bandas y carteles de narcotraficantes y grupos armados irregulares
locales que estan en Venezuela al servicio de la
dictadura chavista: colectivos y movimientos sociales, los que a la caída del
régimen vendrán para continuar aquí sus negocios delincuenciales.
La respuesta nos la da Mateo 7: “Por sus frutos los
reconoceréis. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado al fuego”.
ovidioroca.wordpress.com
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