Ovidio Roca
El populismo es una
receta que ilusiona a la gente y se vende muy bien; se la ha probado con muchas
variantes y con diferentes aliños y al final siempre resulto ser un veneno
amargo; será un problema de masoquismo o de malos gustos?. En
cada país y como producto de su proceso social y político, el populismo adquiere
sus propios matices y sabores, pero en lo esencial mantiene su discurso
demagógico y orientado a endulzar los oídos del pueblo con ambiciosas promesas
de imposible realización.
Los populistas, demagógicamente, se proclaman firmes
defensores de los pobres, de los indígenas, del medio ambiente y la madre
tierra y eligen como su necesario enemigo externo al imperialismo gringo, pero
no al chino más nefasto y depredador. Mantienen como sus enemigos internos a
los que llaman neoliberales y capitalistas, vale decir a sus opositores, que son
los responsables y no el gobierno, del malestar económico, social y político
que experimenta el pueblo.
En su práctica gubernamental usan el
Estado como su botín privado y hacen todo lo contrario de lo prometido en su
discurso: Desconociendo su obligación de
“preservar el medio ambiente” el gobierno masista autorizo la explotación de la
Amazonia por grupos de los llamados cooperativistas, quienes en asociación con
mafias chinas explotan las cuencas de los ríos amazónicos con grandes barcazas
y usando masivamente el mercurio con el que envenenan y destruyen el ecosistema.
Estas cooperativas mineras truchas y sus socios chinos, han hecho aprobar leyes
que le dan el derecho de explotar recursos naturales en áreas fiscales y protegidas,
territorios indígenas, reservas naturales y donde se les viene en gana y
prácticamente exentas de impuestos y del cuidado del medio ambiente. Datos
oficiales indican que las mafias auríferas, durante el año 2017, pagaron por
concepto de regalías alrededor de 35 millones de dólares y declararon un total
de 1.500 millones de dólares por exportación del metal amarillo; probablemente
el doble.
En cuanto a los indígenas y por
denuncia de éstos la ONU instó al Gobierno “indígena” de Evo Morales a
“respetar los derechos fundamentales de los pueblos indígenas” para que éstos
ejerzan “sus derechos de acuerdo con los estándares internacionales sobre
derechos humanos”.
El modelo
de los gobiernos populistas es básicamente
centralista, estatista, de extractivismo, de coca y corrupción, con lo que se
convierten rápidamente en Narco Estados cayendo en el lucrativo negocio de las
drogas, las que rápidamente se convierte en el motor de sus economías.
Como la
norma populista cocalera es “meterle nomas”, el Gobierno actúa sin respetar
ninguna norma legal, social o ambiental, generando con ello una total
inseguridad para los ciudadanos y para las inversiones y como consecuencia la
economía formal colapsa y la población para sobrevivir actúa de la misma forma
generando una permanente movilización, donde cada gremio y sector defiende con
bloqueos y en las calles sus intereses particulares, no siempre lícitos.
Hasta ahora
los masistas han disfrutado de una jornada larga y abundante en dólares del gas y la coca, corrupción y borrachera de
poder, ahora ya empieza el Ch'akhi, la resaca, los dolores de tripas y de
cabeza y cada vez con menos plata, menos compinches albanicos y más rechazo
internacional y de los propios ciudadanos bolivianos.
Para recuperar la democracia y desarrollar
la economía del país, se hace urgente cambiar de modelo y aplicar aquel que han
demostrado ser exitoso, como el de la República Federal y Democrática con políticas que garanticen el estado de derecho y la propiedad
privada e impulsen y faciliten la libre
competencia y la generación de riqueza sostenible, lo que no se logra con más dirigismo
estatal sino liberando la economía e imponiendo y acatando leyes justas. Solo en
este ambiente los emprendedores y empresarios se orientarán por factores
económicos y competitivos, dedicándose a producir más y mejor en vez de estar
supeditados a los planes de los burócratas y pidiendo al Gobierno beneficios y
ventajas exclusivas.
La Republica Federal y
Democrática debe promover un crecimiento inclusivo y atender la exigencia
legítima de protección y seguridad de sus ciudadanos; reafirmar la identidad y
cultura nacional y la soberanía medioambiental, económica, comercial, fiscal y avanzar
con la revolución del conocimiento hacia la transformación digital y con tecnologías de punta; todo esto
aplicado a nuestra producción agrícola, forestal, minera, hidrocarburífera,
industrial y de servicios, bajo el modelo de desarrollo sostenible.
En resumen,
un buen modelo de economía y sociedad es el que produce bienestar y seguridad para
la población, por tanto de lo que se trata es de aplicar una receta alternativa
al populismo; la que es bastante simple pero que requiere de voluntad firme, honestidad,
democracia, libre mercado, seguridad jurídica, propiedad privada, eficiencia,
trabajo y responsabilidad para lograr trabajos productivos en actividades
legales y con seguridad social. Lo
contrario es continuar con lo de siempre totalitarismo y sumisión, con pobreza
e ignorancia y luego después del fracaso, correr desesperadamente hacia el paraíso
capitalista, hacia la frontera gringa, rogando que nos dejen entrar.
ovidioroca.wordpress.com
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