viernes, 5 de octubre de 2018

CUENTOS DE GUERRAS ANDINO AMAZÓNICOS CON CARAJAZOS Y FLECHAS



Ovidio Roca

Todo depende del cristal con que se mira o del interés de aquel que mira. La clase gobernante y por tanto el Gobierno de Bolivia localizado en la cordillera andina, era y es extractivista y centralista y vivía y vive básicamente de los minerales y de los indios.

Pese a contar con una extensa costa sobre el Océano Pacifico, por la pobreza del país y su escaza población, no la ocupaba y la riqueza existente de guano y salitre era explotada por empresas inglesas asociadas con otras chilenas.
Posteriormente Chile alegando problemas impositivos sobre el guano y salitre, demanda a Bolivia y luego lo hace más expeditivo, más fácil e invade el territorio boliviano y a pesar de recibir unos carajazos, se lo anexa, continua hasta Lima y la ocupa por un tiempo.

Desde siempre, por facilidad y menor distancia, Bolivia realizaba sus exportaciones de minerales por el puerto peruano de Arica, actualmente sigue haciéndolo así pero ahora el puerto es de Chile.

Por su vez, debido a su situación geográfica los cruceños y benianos siempre aspiraron a salir al mar por el Amazonas o el Río de la Plata. Dionisio Foianini en las negociaciones después de la guerra del Chaco negoció y consiguió una franja de territorio, un triángulo, sobre el río Paraguay que ahora es el de Puerto Busch, un proyecto estratégico que duerme hace muchos años.

Para el Gobierno andino centralista, el resto del país era y es monte y culebras. Vale recordar que la única batalla que ganó el país fue la de los barraqueros bolivianos en defensa de sus áreas gomeras, contra los siringueros brasileños. La Columna Porvenir organizada por los gomeros rescatan las barracas y finalmente con los flechazos de Bruno Racua recuperan hace 116 años, el 11 de Octubre de 1902, la Barraca Bahía, hoy Cobija capital de Pando.

Después de las escaramuzas y cuando finalmente intervienen el gobierno boliviano y brasilero, se lo hace para negociar y vender al Brasil el territorio del Acre, pues estaba muy lejos de La Paz.

La historia mundial nos enseña que las tribus y naciones se repartieron el territorio del planeta mediante guerras, invasiones, rapiñas, enfrentamientos y durante mucho tiempo los límites entre los territorios fueron móviles e inestables; recién a fines del último siglo éstos se estabilizaron y para consolidarlos los Estados crearon instancias internacionales, que buscan dar solidez jurídica a los mismos. El fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, sobre el diferendo de Bolivia con Chile sigue esta lógica.

No interesa el sentido de justicia sino el del orden; de lo que se trata es de mantener y garantizar la estabilidad de los territorios nacionales y evitar permanentes pugnas y reclamos, pues si no se garantiza esto se daría paso por ejemplo a que los mejicanos reclamen el casi medio territorio que le arrebataron los gringos, o surgirían cientos de problemas en Europa por las innumerables rapiñas territoriales a las que todos estuvieron sujetos, para no hablar de África y la India.

Por tanto el fallo de la CIJ refleja una realidad internacional y aunque sabemos que es injusto pues lo analizamos como una rapiña que se hizo de nuestro territorio y que la guerra de conquista consolidó, tenemos que convenir que así nomás había sido. Lo primordial para el mundo es el orden internacional, pues finalmente se trata de no afectar la Seguridad Jurídica de los Tratados Internacionales vigentes y mantener el statu quo y el orden.

El enfoque de nuestra demanda ante la Haya fue político y más orientado a mantener un estatus quo y vigente al enemigo chileno causante de nuestros males y pobreza y esto es más importante que buscar una solución pragmática de transporte, de logística, de economía hacia las rutas marítimas internacionales y ahí nos fue.

En el mundo moderno una controversia territorial cómo ésta se enfocaría desde el punto de vista de los negocios, que es una acción en la cual las dos partes ganan. Se trata entonces de asociarse en un negocio de servicios de transporte y para satisfacer nuestro orgullo y frustración, comprar una pequeña área a la orilla de mar y negociar soberanía para este enclave. En este espacio se pone una embajada, bandera, una suite para el Jefe, oficinas aduaneras y unas tumbonas en la playa. Por supuesto hay que trabajar en otras alternativas de transporte para evitar depender de un monopolio; tenemos la salida por el Perú al Pacífico y por Puerto Busch al Atlántico

ovidioroca.wordpress.com



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