martes, 6 de marzo de 2018

DEL POPULISMO INDIGENISTA Y COCALERO, SU FASCINACION



Ovidio Roca

Así nomás había sido”. Cayetano Llovet

El modelo estatista y populista del MAS, se sustenta en una economía primaria exportadora basada en el gas de petróleo, los minerales y la coca, y como estrategia para captar apoyo de su militancia promueve el rentismo, que les permite controlar los bolsillos de sus seguidores y por tanto su lealdad.

Una parte fundamental del discurso de la cúpula masista es el indigenismo, con el que se promueve el  nacionalismo étnico aimara quechua y  usando el Icono “Evo Presidente indígena”, logran confundir y convencer a una parte importante de la población de origen andino, la que además con el eslogan “Yo soy Evo” siente aumentada su autoestima y como resultado; ahora el Icono es más importante que la política y por tanto insustituible.

Como resultado del populismo y la inseguridad jurídica; la actividad empresarial privada es cada vez más dependiente del Gobierno y de sus decisiones políticas dirigistas, y como consecuencia existen cada vez menos empresas productivas formales. A su vez los empresarios restantes para sobrevivir prefieran transar con el gobierno y hacer negocios antes que enfrentarlos políticamente, es decir prima el pragmatismo sobre los valores éticos.

Por efecto de las malas políticas gubernamentales, se tiene una débil estructura económica productiva nacional y una baja formación educativa por lo que se tienen grandes problemas para ingresar a economías innovativas, tecnológicas y formales. A su vez la población en lugar de enfrentar el problema espera que otros; alguien, el Estado, pueda solucionarlos. Se trata de una población con síndrome estatista y dependiente que pide un modelo económico “desarrollista”; demanda que es satisfecha por los políticos populistas que ofrecen pegas, negocios, inversiones y planes fantasiosos dirigidos desde el Estado para felicidad de la población.

Para el populismo, la burocracia estatal y las pegas públicas son muy importantes, un mal que luego será difícil de erradicar pues para los militantes masistas dejar la pega implica abandonar sus fuentes de prestigio, de poder e ingresos y eso es impensable.

Este discurso masista tiene gran aceptación popular, pese a que la experiencia muestra que en el actual mundo globalizado y de acelerado avance tecnológico y de permanente información las economías primarias y políticas dirigistas y estatistas no tienen mucho futuro, pero aun así las quieren.

De esta manera y dando gusto a sus bases, los masistas aplican su receta populista, estatista, racista, dictatorial más unas hojas de coca, ese su menjunje de tipo socialista que es básicamente  el mismo que en otras latitudes ha matado y destruido los pueblos que lo comieron.

No se quiere ver la realidad ni la experiencia internacional que muestra que toda esta política populista conduce al país a la pobreza, informalidad, desorden, desaliento y corrupción, y de ninguna manera hacia la prosperidad económica y social. Pues si verdaderamente quisiéramos un Estado y una sociedad exitosa, deberíamos hablar de institucionalidad y no de etnias: indios, negros, blancos, amarillos o azules. Tampoco se trata de hacer desaparecer al Estado sino de limitarlo y controlarlo y para ello no hay mejor solución que fortalecer la sociedad civil y la libertad económica, contando con ciudadanos que acatando unas normas básicas de convivencia se organizan y se unen para gestionar su futuro.

La crisis causada por la caída de precios internacionales y por la ineficiencia y corrupción interna está mostrando la necesidad urgente de un cambio de mentalidad, de dirigencia y de modelo de economía, antes que la situación sea caótica e irreversible.

ovidioroca.wordpress.com


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