Ovidio Roca
Un elemento esencial de
la democracia y que la diferencia del totalitarismo es la existencia de
partidos políticos y la alternabilidad en el poder. Este es un aspecto que delata
y expone a los populismos disfrazados de democracia, que hacen todo lo
imaginable para mantener al jefazo y a ellos en el poder, algo que vemos en los
países Castrochavistas, en Corea, en China y en Rusia.
En el modelo
democrático, los partidos políticos son estructuras pensadas para la toma y ejercicio del poder mediante el
mecanismo electoral y representativo. Fueron los partidos políticos los que crearon la democracia por lo que esta modalidad
de gobierno es impensable sin ellos; partidos que para definirse como tal deben
tener propuestas, ideas, programas y liderazgo.
Para la democracia es
natural y necesaria, la existencia de conflictos de opinión entre el partido de
gobierno y los de oposición, puesto que ayudan a establecer pesos y contra
pesos, normas y reglas democráticas; por lo que no es posible ni deseable
eliminar a la oposición, pues con ello se destruye el tejido mismo de la
sociedad.
En su afán de lograr el
control de la opinión ciudadana, el populismo cocalero criminaliza toda acción
y opinión política adversa a su gobierno, la que es acusada de política,
entendido esto como nefasto; igualmente se lo hace con las manifestaciones ciudadanas, a las que acusa
de tener trasfondo político, y en esto tienen razón pues: “toda preocupación y acción ciudadana en defensa de sus derechos es
política”, pues trata de los intereses de los ciudadanos de la polis, la Ciudad
Estado y esto desde la antigüedad griega.
Toda esta
criminalización de la política es una estrategia de los populistas para evitar
que la gente asuma su compromiso ciudadano, su compromiso político de defender
sus legítimos intereses; el problema es que este mensaje descalificatorio ha
calado tan hondo que hoy casi todos niegan tener orientación o militancia
política.
Por este descredito de
los políticos y la política, actualmente la población no cuenta con una
representación, con partidos políticos consolidados, organizados y profesionales
que defiendan sus intereses y esto es muy conveniente para el Movimiento al
Socialismo.
Lo que debemos convenir,
dejando de lado los mensajes envolventes, es que toda movilización de la ciudadanía en defensa de sus intereses es
política y es buena y necesaria y se la realiza porque el ciudadano goza de
derechos políticos y debe ejercerlos para precautelar estos sus derechos y su
futuro.
La ciudadanía
descontenta y sin representación política, parece esperar una propuesta y aunque
la mejor opción es la democracia liberal, esta no existe en el escenario político
nacional donde todos son de alguna manera socialistas o populistas. Parece insólito
pero los bolivianos que en su práctica cotidiana son capitalistas,
ideológicamente creen que deben ser socialistas.
Toda actividad social
se sustenta en la confianza y no puede haber confianza en la política si no hay
confianza en los políticos. La política no puede ser una profesión, ni un medio
de vida; la política tiene que ser una “vocación”, es decir, una llamada al
servicio y entrega a los demás y no se debe utilizar como medio de
enriquecimiento, ni para dispensar favores o prebendas.
El político es el
representante de los ciudadanos en la defensa de sus derechos y libertades y por
tanto es urgente y necesario recuperar el respeto, la consideración de los
políticos y la reivindicación de la política y los partidos políticos como
actores insustituibles de la convivencia democrática. Por tanto se hace
necesario corregir y revertir la imagen devaluada del político y en este campo
es imprescindible que éstos asuman su rol en defensa de la sociedad con
eficiencia y honestidad.
ovidioroca.wordpress.com
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