Ovidio Roca
DE LA BARBARIE Y EL TOTALITARISMO A LA
DEMOCRACIA
Cansados de vivir al
día, en permanente pugna y a salto de mata, las personas convinieron muchos años
ha, en constituir un mecanismo que establezca las reglas de convivencia y las
haga cumplir, generando con esto un ambiente de seguridad y confianza.
Luego se pensó en un
sistema ideal de bienestar para la ciudadanía el que se basa y requiere de un Gobierno
e instituciones democráticas, sólidas, estables y transparentes, de una
práctica cotidiana de cumplimiento de la ley, donde todos asumimos nuestras
obligaciones como base de nuestros derechos. Donde existe gobernabilidad y
estabilidad política y económica, seguridad jurídica y física para todos los
ciudadanos sin distinción; leyes justas y jueces probos; en un marco de
democracia representativa, propiedad privada, economía de mercado y equidad
social; requisitos indispensables para construir una sociedad moderna,
solidaria y progresista.
Esta es una utopía que requiere
de ciudadanos responsables que tienen principios éticos e ideología política democrática
y como pobladores de cada región son producto de una particular historia y
cultura que les da una identidad y una forma particular de ser y relacionase
entre sí y con sus vecinos
LA DISTOPÌA DEL POPULISMO COCALERO
En la actualidad y si
miramos a nuestro alrededor podemos percibir un fuerte retroceso, una distopía
masista, donde la gente desconfía absolutamente de todo y de todos: de la
justicia plurinacional con jueces y fiscales designados por el gobierno para
que defienda sus intereses; con un defensor del pueblo que solo defiende al
gobierno; jueces que solo sancionan a los opositores; policías que trabajan
extorsionando a la población y reprimen por órdenes del gobierno.
Como producto de esto vivimos en permanente anarquía y desorden, pues al no existir confianza la gente se organiza en gavillas, en grupos para defender sus intereses a costa de cualquier cosa y pese a quien pese.
Como producto de esto vivimos en permanente anarquía y desorden, pues al no existir confianza la gente se organiza en gavillas, en grupos para defender sus intereses a costa de cualquier cosa y pese a quien pese.
Si queremos construir
un país viable y vivible en el concierto de la Democracia, hace falta que la
ciudadanía asuma su responsabilidad y se prepare para retornar al Estado de
Derecho y la Democracia y esto respetando la historia e
identidad étnica y cultural de cada pueblo.
Un Plan de gobierno
explicita la ideología, valores ciudadanos, propuestas y planes de acción
política a ejecutar por los partidos políticos desde el gobierno. Es importante
que estos planes muestren con claridad la ideología y los modelos económicos y sistemas de gestión social,
científico-tecnológico, político, cultural, moral, religioso, medioambiental y
otros relacionados al bien común. Esto para la verificación del ciudadano, pues
existen en el mundo experiencias de modelos y recetas económicas e ideológicas
que de inicio enamoraron a la población y luego los condujeron a la más
absoluta miseria.
Actualmente en el mundo predominan dos tipos de
ideologías; las colectivistas y estatistas que pretenden conseguir más fuerza
para el Estado y las liberales que pretenden lo propio con la sociedad civil, y
es fácil ver el resultado de la primera en la Ex Unión Soviética, Cuba, Corea
del Norte, Venezuela y pronto en Bolivia.
NOTAS UTOPICAS PERO REALIZABLES PARA UN PLAN DE
GOBIERNO
Hace poco leí de esa iniciativa
de La Fundación Vicente Pazos Kanki, que diseñará un plan de gobierno para la
etapa del "post evismo" a través de eventos nacionales y un concurso
de ideas destinado a los jóvenes de todo el país. Esto es importante pues finalmente
el futuro es de los jóvenes y ellos que lo van a vivir deben contribuir a diseñarlo
y construirlo.
Desde ahora, los
partidos políticos y los grupos ciudadanos y cívicos, los profesionales,
deberían empezar a trabajar en el diseño de un Plan de Gobierno, un Plan para
todos los bolivianos. Un Plan consensuado entre todos los sectores democráticos,
políticos, económicos y sociales. Un Plan que se comprometen ejecutar fielmente
una vez en el Gobierno, con honestidad, trabajo profesional, responsabilidad y
eficiencia.
Un Plan de Gobierno que
apunte a la reconstrucción del país, de su economía, de su capacidad
productiva, busque la reconciliación nacional, la recuperación de la
democracia, la libertad, la institucionalidad y la justicia.
Un Plan que debe
aterrizar en lo local, donde viven las personas concretas con sus problemas y
sus aspiraciones de progreso y bienestar. Un Plan para que la gente sepa
quiénes somos y hacia dónde vamos
Un Plan que explique y
programe los objetivos a lograr y las acciones a realizar. Un Plan que otorgue
a los Departamentos y Municipios Autónomos y luego Federales, las competencias
y responsabilidades para construir su futuro.
Para la ejecución del
Plan se debe consultar a la ciudadanía y especialmente a los jóvenes y buscar a
las personas más honestas y más meritorias, para que lo implementen y con ellos
presentar una lista electoral, un Frente Democrático Unitario, que enfrente al
totalitarismo y a la debacle económica y moral a la que nos conduce el MAS.
Nuestro reto es
construir un nuevo país partiendo desde cada uno de los Departamentos y
regiones de Bolivia, buscando la unidad en la diversidad, desde las provincias
y municipios y desde sus particulares visiones culturales; utilizando las
grandes potencialidades, recursos y proyectos y esas extensas redes sociales y
económicas que interconectan regiones y países.
En el diseño del Plan de Gobierno debamos considerar
que en la actualidad vivimos en un mundo tecnológico que se reinventa rápidamente
y en el cual los pueblos atrasados económica y culturalmente se sienten
inseguros y excluidos. Por tanto necesitamos educar y promover el espíritu
emprendedor de los trabajadores, innovadores y empresarios e impulsar una
verdadera diversificación industrial, que deje atrás la peligrosa dependencia
de los recursos naturales.
Otro aspecto importante
es la aplicación del principio de subsidiariedad, que significa que las
decisiones se toman y se resuelven en el lugar más cercano a los hechos. Esto
implica legislación local y ejecución local. Construir un país desde lo local y
hacia arriba y aquí viene el desafío del Federalismo.
Lo deseable es un Estado
no ampuloso, más bien reducido, que cumpla estos roles y promueva la Educación,
la vinculación del país consigo mismo y con el mundo, un sistema de comunicación
fluido y una gestión que establezca un ambiente favorable para el trabajo
y la actividad productiva, sin
inmiscuirse como actor productivo y empresarial, pues eso compete a los
privados.
En buenos términos lo que se pretende es
que con ayuda del Estado se conforme una
sociedad de Confianza, con seguridad jurídica, seguridad física, sociedad de
cultura y de trabajo fecundo y un Gobierno eficaz y honesto a quien se
encomienda cuidar de nuestra seguridad y nuestro futuro.
Nota, Visitar en ovidioroca.wordpress.com
Desarrollo sostenible:
una propuesta
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