DEMOCRACIA FEDERAL
Ovidio Roca
Bolivia como muchos otros países, acoge en su interior
diversas culturas sociales y políticas. Algunos de sus pueblos son
tradicionalmente afectos al centralismo, al corporativismo y otros son más
individualistas, democráticos y liberales. Mientras que algunos esperan que el
Estado se haga cargo de su vida, mediante bonos y prebendas, dejando así el porvenir
en sus manos, otros reivindican el
esfuerzo personal y consideran como tarea exclusiva del Estado, el crear un
ambiente institucional que garantice la vida, la propiedad, la iniciativa
personal, la producción.
Estas distintas visiones muestran la necesidad de
establecer un régimen político administrativo, donde cada pueblo en función de
sus perspectivas de vida y de futuro, establezca su forma de organización,
modelo de economía y régimen de libertades ciudadanas. El Federalismo que no
homogeneiza a los habitantes sino que les permite mantener sus respectivas
nacionalidades, costumbres y creencias, es una solución a los problemas de
países como Bolivia que tienen divisiones étnicas, religiosas, sociales.
Actualmente rige un Estado centralista, socialista y corporativo
cocalero, caracterizado por la ineficacia gubernamental, avanzada corrupción, vacíos
de poder local, una permanente violencia delincuencial y policial y falta de
resultados en el sistema político y económico.
El centralismo decide todo desde la ciudad de La Paz:
cuánto vale el pan y la sal; los sueldos y las pegas; si se puede exportar
o no azúcar o soya. Lo que está al margen de cualquier regulación gubernamental
es el contrabando, la coca y sus derivados, los que se rigen bajo el régimen del
poder corporativo cocalero.
En el actual régimen corporativo cocalero, cada grupo
aplica su propia ley y exige sus privilegios sectoriales en medio de pugnas por
el control de los negocios. Esta anarquía da paso a los sindicatos de contrabandistas,
los carteles de las drogas y el crimen organizado. Las instituciones del Estado
se debilitan y se reduce la idoneidad y capacidad profesional de los servidores
públicos.
Como el Estado socialista corporativo no tiene
posibilidades de tener satisfechos a todos, surgen las pugnas. Los grupos
corporativos presionan y chantajean a las autoridades nacionales para obtener
sus prebendas y beneficios, sean justas o no. Su fortaleza está en que sus
miembros que actúan disciplinadamente, pues tienen una estructura vertical y
están sujetos a sanciones corporales y económicas en caso de disidencia.
Frente a la incompetencia de los Gobiernos centralistas
y autocráticos; al corporativismo cocalero, el populismo, la corrupción, surge el Federalismo. Un Estado
Federal democrático, bajo un régimen de autonomías que practica la
subsidiaridad, vale decir que un asunto debe ser resuelto por la autoridad (normativa,
política o económica) más próxima al objeto del problema. Esto significa que en
todos los niveles, la autoridad inferior no delega su poder hacia la autoridad
superior, más que en los terrenos que escapan a su competencia.
En suma se trata de recuperar y devolver a las
personas, a la sociedad civil, su iniciativa, sus libertades, recursos y
propiedades, los que están siendo confiscadas por el Estado centralista y
dilapidados por una burocracia partidaria corrupta e ineficiente.
Bolivia como país diverso cultural y étnicamente, tiene
como su mejor opción construirse en un Estado Federal, bajo un régimen de
autonomía de todos sus regiones y con mecanismos cooperación entre estas y las naciones
que lo constituyen. Esto exige una firme decisión y toma de
responsabilidad personal de parte de toda la ciudadanía.
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