LA INMINENTE CAIDA DE LA CIVILIZACION OCCIDENTAL
Ovidio Roca
Las noticias sobre la avalancha de desterrados desde
Siria y los otros rincones del oriente medio, hacia Europa; ocupan las páginas
de los medios y los blogs de los distintos comentaristas; todos se conduelen de
su suerte e instan a los europeos a recibirlos y protegerlos.
Este es una actitud humana y sentimental que no
evalúa, ni toma en cuenta las consecuencias futuras de este hecho. Los que sí
lo hacen; son los ricos países árabes y musulmanes, como Arabia Saudí, que no
los acogen ni les permiten entrar a sus territorios, pese a compartir, lengua,
cultura y religión con los sirios en desbandada.
Esta actitud tiene diferentes lecturas: Una desde el
punto de vista de la moral personal y el sentimiento humanitario; donde se ve a
la persona, al prójimo de carne y hueso, sufriendo y se conduele por ellos.
Otra, la moral política; que ve las consecuencias futuras para su país, su población y la sociedad, como producto de esta migración.
Otra, la moral política; que ve las consecuencias futuras para su país, su población y la sociedad, como producto de esta migración.
No olvidemos que el hecho de permitir la inmigración
masiva de una población, que trae consigo una fuerte carga religiosa y
cultural, puede afectar a la estabilidad política y social del país. La
historia muestra que cuando los inmigrantes son pocos, estos se integran en la
cultura local y la enriquecen; si son muchos, la transforman o la destruyen; no
en un día, pues los imperios tardan siglos en desmoronarse, pero finalmente lo
hacen.
Ambas actitudes tienen su lógica, aunque
contradictorias entre sí y estas son cosas que al ciudadano, a la persona
particular puede resultarles chocante; pero que el estadista, el dirigente de
un país, tiene que considerar, planteándose los pro y contra, pues esta es
justamente su obligación.
Se trata de un verdadero problema moral y político y
sobre el cual es urgente actuar; pero en sus orígenes; en las causas del por
qué esas persona no pueden vivir en sus propios países y cuál el mecanismo para
que sí lo hagan.
Algo que sí está claro, es que su masiva presencia dentro
de los países occidentales no es viable y que pronto se generarán problemas
internos; al margen de considerar que entre esa masa de inmigrantes, existen
miles de infiltrados yihadistas tratando de ingresar a Europa y terminar con
ellos, los infieles.
Podemos estar seguros, que los desterrados y exiliados
seguirán llegando a Europa y por millares; empujando las fronteras y ocupando
los caminos y pueblos; ellos están siendo deportados por el terror, el hambre y
la desesperación y huyen de esos males, pero traen consigo y bien guardada, una
cultura y una religión que acabara edificando, aquí en occidente, el mundo del
que han huido. Y esta avalancha de inmigrantes a países atractivos y ricos no terminara;
vendrán muchos más y pronto, de los otros Estados fallidos de África y Asia;
huyendo de las guerras civiles, golpes de Estado y terrorismo y aun vendrán
muchos, muchos más, por efectos del cambio climático.
Es necesario reconocer que la dramática y caótica
situación que viven los países árabes, es producto de las intervenciones
externas en los procesos políticos de estos países; a los cuales so pretexto de
democracia, para no decir intereses económicos, no les permitieron evolucionar
y encontrar su propio camino. Ellos tenían gobiernos fuertes y dictatoriales, los
que en Estados no consolidados daban estabilidad a sus países. Es de
lógica histórica, que primero se debe construirse un Estado, antes de hablar de
democracia. Por eso la democracia formal impuesta, basada en elecciones y votos
que nada significan en pueblos sin responsabilidad ciudadana, ha sido una verdadera
catástrofe para la región.
Un ejemplo es la desgraciada intervención de Bush en
Irak, que desorganizó el país y libero la ola de fanatismo y la yihad, la misma
que Saddam Hussein mantenía controlada. Lo mismo pasa en Siria y todo por
intereses económicos de grandes grupos corporativos y pugnas de hegemonía
mundial, cuyos efectos tienen que sufrir los pueblos. En medio de toda esta anarquía y desorden surge luego el Estado Islámico y
aterroriza al mundo.
La cuestión no es si Europa recibe o deja de recibir a
los refugiados, sino en la necesidad urgente de acabar con el origen del
problema. Bashar al Asad dice al respecto: “Si a los europeos les preocupa el
destino de los refugiados, que dejen de apoyar a los terroristas".
Introducir la democracia a la fuerza, como una
cataplasma; sin ser parte de un proceso de maduración cultural, política y toma
de conciencia y de responsabilidad; es totalmente inviable. A Europa le costó
siglos, superar la cultura del fanatismo y del terror; poco a poco se
civilizaron y aprendieron a respetar al otro y a separar la religión del Estado.
Progresaron, se desarrollaron, vivieron mejor, se ablandaron y ahora son esclavos
de su laxitud, su comodidad y temen enfrentarse a las oleadas de exiliados, que
tienen lo que a ello les falta: juventud, hambre, desesperación, vigor, decisión
y necesidad de sobrevivir a cualquier costa.
El mayor problema es que se trata de migraciones de
pueblos; como refiere Francisco Núñez, de “fatwas, lapidaciones, ablaciones de
clítoris, ahorcamiento de homosexuales, degüellos, velos a rostro completo,
matrimonios con niñas, esclavitud descarada”. Quienes pronto estarán construyendo
dentro de Europa, la misma fracasada sociedad que a ellos los expulsó de su
tierra.
Para avanzar, hay
que cambiar de libreto, reconociendo que la gente huye de Siria, por acciones
militares impulsadas en gran medida desde el exterior y por los suministros de
armas y equipos militares, especiales para la oposición; y también debido a las
atrocidades que cometen los terroristas. De manera que la resolución del
problema está en actuar sobre el origen;
es decir, la creación de zonas seguras en Siria que permita regresar a los expulsados.
Afirma Putin, "Si Rusia no hubiera apoyado a
Siria, la situación sería allí peor que en Libia y el flujo de refugiados, aún
mayor", agregando que la ayuda que Moscú presta a Damasco no tiene nada
que ver con éxodo desde Afganistán, Irak, Libia, Yemen y otros países. "No
somos nosotros quienes desestabilizamos la situación en esos países y en regiones
enteras del mundo. No somos nosotros quienes destruimos allí los institutos del
Estado, creando vacíos de poder que inmediatamente son llenados por los
terroristas".
Putin reconoció además, que la situación en torno a
Siria es "gravísima" debido a que el Estado Islámico controla gran
parte del territorio de ese país y del vecino Irak. Los terroristas planean
"ampliar sus actividades a Europa, Rusia, Asia central y el sudeste de
Asia" y ya tienen en su punto de mira, La Meca, Medina y Jerusalén. "Si
hoy le preguntamos a cualquier sirio qué es lo quiere, su primera respuesta
será: seguridad y estabilidad para todos y cada uno de nosotros. De esta
manera, todas las fuerzas políticas, tanto en el Gobierno como fuera de él,
deben unirse en torno a las exigencias del pueblo sirio".
Que harán los estadounidenses, europeos y rusos; dejaran
de lado el lucrativo negocio del suministro de armas a las distintas facciones
y también su lucha por la hegemonía y avanzaran todos juntos para enfrentar
esta crisis mundial; nadie los sabe.
ovidioroca.wordpress.com
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