EL ARDUO CAMINO HACIA LA DEMOCRACIA
Ovidio Roca
El modelo populista del Foro de Sao Pablo, fracasó y
se hunde en medio de la corrupción y el totalitarismo. Todas sus variantes;
lulista, chavista, kitchnerista y evolinerista, no funcionaron. La aparente bonanza,
fruto del repunte de las materias primas se viene abajo por la desaceleración
mundial, y los países que permanecen con sus economías primarias, se quedan
anclados en el extractivismo y el atraso.
Es por tanto la hora de retornar a la democracia y la
economía del conocimiento. Democracia a la que se refería irónicamente Winston
Churchill: “La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el
hombre; con excepción de todos los demás.”
Después de sufrir la peste populista, que debilita el
cuerpo institucional y la moral ciudadana, retornar a la normalidad democrática
es un proceso arduo y difícil. Es un largo camino que requiere de sacrificios,
responsabilidad y trabajo, una difícil tarea; pero a estas alturas del partido
donde la desesperación cunde en todas partes y las guerras religiosas se
expanden en un planeta que ha entrado en un ciclo de desequilibrio antrópico y
entrópico; es necesario emprenderlo con urgencia y con mentes y voluntades
firmes y creativas.
Teorizar sobre la democracia es fácil, el problema es
cómo empezar a consolidar el camino para su implementación, por lo que debemos
prepararnos robusteciendo los cimientos de la nación; con una familia unida y
sólida, una escuela con profesores morales y probos y una dirigencia política e
institucional, creíble y con principios.
La Democracia se sustenta en la división e
independencia de poderes donde; uno de ellos determina las reglas del juego: el
poder legislativo; el otro las aplica: el poder ejecutivo y un tercero,
dictamina si se han aplicado las reglas correctamente: el poder judicial.
Cuanto más independientes son los tres poderes entre sí y menos relaciones
oscuras haya entre ellos, mejor funciona el sistema.
Siguiendo el libreto del Foro de Sao Pablo, cada cuatro
o cinco años, asistimos a un acto eleccionario, es el cumplimiento de un ritual
que permite al gobernante proclamar que contamos con un régimen democrático y
con esto la hipócrita burocracia internacional se da por satisfecha, y nosotros,
“callaros nomas”.
Los regímenes populistas han distorsionado la democracia,
y las elecciones se han convertido en una ficción, una tramoya. El órgano electoral
que tiene a su cargo la convocatoria electoral y el registro y conteo de votos,
esta manejado por el grupo gobernante y no solo eso; el Gobierno maneja también
los órganos ejecutivo, legislativo y judicial y los mecanismos coercitivos, los
que usa para desalentar cualquier intento de oposición. En esta falsa
democracia se irrespeta a las minorías y no existe total libertad de
información, opinión y derecho de la disidencia.
Actualmente los “astutos” innovadores bolivarianos y
plurinacionales, están procurando eliminar esta pérdida de tiempo, cual son las
elecciones, y quieren entronizar un gobernante vitalicio y con sucesión
hereditaria. Se olvidan del dicho: "A los
políticos y a los pañales hay que cambiarlos seguido...y por las mismas
razones",
pronto hieden.
El gran sustento del gobierno actual, son los
denominados movimientos sociales plurinacionales, los mismos que comercian e intercambian
su apoyo político al régimen populista del que reciben prebendas, permisividad
e impunidad. De esta manera, la democracia, que fue inventada para salvaguardar
la paz interna y la libertad individual; con el populismo ha perdido su esencia
y de “una democracia que busca la igualdad en la libertad, pasamos al
socialismo y populismo que busca y encuentra la igualdad en la restricción y la
servidumbre”.
Democracia no olvidemos, significa Estado de derecho,
el imperio de la ley y no de la persona, y para ello, todas las acciones del
gobierno están limitadas por el contrato social, con reglas establecidas y difundidas
previamente; reglas estas que permiten prever con certeza la forma en que las
autoridades utilizarán sus poderes de coerción y de esta manera, permite
planificar la actividad individual. A su vez la democracia exige de los
ciudadanos conocimiento, responsabilidad y trabajo.
En esencia de lo que se trata es de contar con un
gobierno mínimo pero sólido, capaz de crear, generar y mantener un ambiente
favorable de libertades, garantías y seguridad jurídica, para que prosperen las
iniciativas y el trabajo fecundo de los ciudadanos.
La experiencia nos muestra, que donde no existen
barreras al libre ejercicio de la iniciativa y el ingenio de las personas, el
hombre puede satisfacer de una manera cada vez más amplia sus necesidades. Lo
contrario podemos verlo en los países bolivarianos, los cuales con su ausencia
de libertad, desprecio por el mercado, su pasión por la estatización o
nacionalización de las empresas y de la enorme cantidad de regulaciones
burocráticas, han ahogado a las empresas privadas y quebrado el sector
productivo, generado con ello el mayor desabastecimiento de su historia. Esto se
ve cotidianamente en Cuba y Venezuela y pronto en Argentina, Ecuador y Bolivia.
Los populistas y plurinacionales, que son expertos en
gastar y sobre todo en cobrar comisiones, no saben y no les interesa saber, que
lo primero es generar riqueza y para ello se necesita de trabajo y gestión
pública eficiente y un ambiente de seguridad y estabilidad a largo plazo; que
estimule el trabajo, la creatividad y la inversión. Es fácil gastar y regalar
lo que no les costó y que otro generó.
En la democracia representativa y mediante el acto
electoral, el pueblo delega su soberanía a los gobernantes electos por un tiempo
limitado y para que ellos sean los agentes ejecutores de los términos del
contrato social. Este mandato de representación a los servidores públicos, pierde
su legitimidad desde el momento en que sus fines y proyectos no se corresponden
con la voluntad e interés del pueblo; por lo que el contrato debería ser
cancelado, por incumplimiento y pésima gestión.
Corresponde especialmente a los jóvenes, quienes
heredaran el desastre plurinacional; asumir, atreverse, dar la cara y decir:
este presente y el futuro es nuestro y queremos construirlo y manejarlo nosotros
mismos y queremos hacerlo hoy, y vivirlo a nuestra manera; ustedes ya son el
pasado.
ovidioroca.wordpress.com
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