Ovidio Roca
“Unidad sobre lo esencial, libertad sobre el resto, pero empatía con el todo”. Pukymon.
Yo soy yo y mis circunstancias y heredero de un futuro que es fruto de nuestra historia; la del pasado y del presente. Todos formamos parte de esta historia ya sea como víctimas, cómplices o beneficiarios y también hacedores de todo lo bueno, lo malo y lo feo de la misma. Una historia que mañana otros habrán de sufrir o disfrutar en este mundo, que para bien o para mal les estamos dejando.
Dependiendo del entorno cercano y las circunstancias, tarde o temprano cada uno de nosotros elige el tipo de mitos que guiará su vida: La religión, las ideologías, las leyendas, la historia misma. Estas son narraciones en las que creemos y que nos son necesarias para vivir a nuestra manera y sin que la realidad nos lo complique.
Las ideologías y las religiones son una cultura de la fe. La ciencia y su práctica son una cultura de la duda y eventualmente de una duda Cartesiana de evidencias, análisis, deducción y comprobación.
“El ser humano es impulsado permanentemente por un gran pecado, el de la duda y la sospecha”. Pukymon.
La
duda es uno de los nombres de la inteligencia que nos impulsa a
investigar y conocer la verdad; a
su vez las dudas sin respuesta generan una sensación de malestar,
crean un sentimiento de frustración y nos empujan a sentirnos
ignorantes o estúpidos.
En general las personas no aceptamos
la duda, no soportamos no saber ni
creer,
por
esto no debería extrañarnos que seamos capaces de creer cualquier
cosa para superarlo. En medio
de esta
su inseguridad y sus dudas, la
mayoría de las
personas necesitan
todo tipo de promesas, dioses, religiones, horóscopos, remedios
milagrosos, políticos populistas y otras tantas cosas exóticas para
así tranquilizarse.
Al parecer esta mayoría de las personas necesitan estar enmarcadas en una estructura religiosa y/o ideológica. Necesitan un gran relato del Bien y del Mal y tener definidos los enemigos a quienes deben combatir ferozmente.
Ahora con el Telescopio James Webb, en el espacio sideral se está buscando a Dios aunque resultaría más fácil salir al jardín o ir al campo y ver, integrarse y sentir en la naturaleza, el dios que nos describe Spinoza.
La superpoblación y las guerras fratricidas y suicidas
Un
viejo
documental
de Disney popularizó la idea, de que los
lemmings del Ártico cuando se reproducen en exceso y saturan su
espacio territorial
se
suicidan
en
masa. En
la
realidad ellos
se dispersan y
migran,
pues no son estúpidos.
En
nuestro planeta una
de las especies que más crece, son los descendientes del homo
sapiens. Esta
inmensa
población
mundial no
tan sapiens, que
satura el planeta, esta destruyendo el ecosistema y
vive envuelta en sus
quimeras,
con
guerras
vinculadas a sus traumas con la raza, los dioses, las ansias de
riqueza y de poder. Y no sabemos hasta donde nos van a llevar
conducidos
por estos
mitos nefastos antes que el cataclismo nos destruya y finalmente los
sobrevivientes, aprendiendo
a
golpes decidamos
entendernos y vivir en paz.
Estamos viviendo en un mundo desquiciado y con guerras por todos lados. Tenemos la Guerra de Putin cuyo objetivo es exaltar su ego y resucitar el Imperio mundial de la Unión Soviética. Luego surge la guerra de los islamistas de Hamas y otros terroristas contra Israel, una guerra que no es política ni económica sino religiosa. El yihad, la guerra santa, tiene que ver con su dios y sus creencias. Una fe y una decisión indeclinable de matar y morir por su dios y recibir como premio divino, cuando muere destruyendo al enemigo, una vida eterna y feliz. En consecuencia aquí no valen las negociaciones políticas y otras vainas terrenales.
La vida nos enseña, aunque lamentablemente no aprendemos, que la convivencia ciudadana no es necesariamente un asunto de raza o religión, sino de valores y principios humanos.
ovidioroca.wordpress.com
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