Ovidio Roca
“La democracia requiere de gente responsable e informada, pues ésta no funciona cuando el pueblo es estúpido. Cuando miles de moscas deciden comer caca y aunque esto es bueno para ellas no significa que lo sea para los otros”. Pukymon.
Desde que comenzó la civilización humana, los países e imperios han ido adecuándose a sus nuevas realidades y lo han hecho, avanzando a golpes y porrazos. Algunos pueblos, durante su proceso de desarrollo socioeconómico y político llegaron a adoptar la democracia liberal, y esto no por el hecho de poseer una determinada cultura política, sino porque algunas personas mejor informadas e influyentes, entendieron lo que dijo en su momento Winston Churchill: “La democracia es el peor de los sistemas de gobierno posibles… exceptuando a todos los demás”.
Las
economías no pueden producir riqueza sin una población con
propensión a
la creatividad y dedicación
al
trabajo,
con
una
visión de largo plazo y sobre todo contando
con
un ambiente institucional
de
seguridad jurídica y libertad de empresa.
La
práctica enseña
que no hay crecimiento económico sin calidad institucional, pues son
las instituciones y sus funcionarios probos y eficientes las que
pueden dar confianza y
generar un ambiente de garantías para
la inversión y el trabajo.
El
rol del Gobierno, es por tanto generar y garantizar las condiciones
para la vida y
el trabajo de
los ciudadanos, en libertad y con seguridad jurídica y
esto
para que los innovadores y productores en este ambiente de
certidumbre creen empleos y produzcan riqueza personal y nacional.
Lo destacable de esto, es que “no se trata de igualar económicamente a los ciudadanos apelando para ello a la redistribución forzada de ingresos a través de impuestos a los que producen y crean riqueza, sino promoviendo la igualdad de oportunidades y acceso al trabajo para todos a través del camino de la educación, la libertad e igualdad ante la Ley”.
La ciudadanía, la libertad y la propiedad privada es el sustento y objeto de la democracia, la cual básicamente es la igualdad del individuo ante la ley. Existe un vínculo jurídico que une a la persona con el Estado lo que supone la obtención de una serie de obligaciones como respetar las normas jurídicas y las reglas de convivencia de esa sociedad. Este ciudadano, además de sus obligaciones, es poseedor de los derechos políticos y otros, como el derecho al voto libre y consciente para participar en los asuntos del Estado.
Los
ciudadanos con iniciativa y autoestima se enfrentan a las
restricciones del
Gobierno
y no se rinden; generan y aplican trabajo, ingenio, con
autosuficiencia
e invención. Por su parte los mejores líderes democráticos no
están en campaña ofreciendo a las personas bonos, prebendas y vivir
bien sin esfuerzo como hacen los populistas; más bien se preocupan
de impulsar que se produzca más de lo que se consume y siempre
dejando las cosas mejor de como las encontraron.
En esencia una
gestión de gobierno resulta exitosa cuando en libertad y
en competencia se
consigue, lograr más con menos.
En la sociedad democracia se aplica el refrán: “los respetos guardan respetos” lo que significa que todas las personas deben ser respetadas y todas las ideas discutidas. Sin embargo hay ideas y prácticas que como fruto de la experiencia conocemos como nefastas, las que en resguardo de la libertad deben ser repelidas y combatidas por ser letales para la humanidad; como el fascismo, comunismo, totalitarismo, populismo, colectivismo, tanto de izquierda como de derecha. Aquí no se aplica el eufemismo de lo políticamente correcto.
El liberalismo democrático es un movimiento anti totalitario (y por ende no comulga con el comunismo, el nazi fascismo, el populismo) que sabe defender el concepto de libertad, protegiendo al mismo tiempo el ambiente social e institucional en el que la libertad pueda desarrollarse y proliferar.
En democracia algunos progresan y a otros les va como la mona; esto porque esas personas no se esforzaron, no lograron creer ni tener confianza en ellos mismos y tampoco en sus líderes.
ovidioroca.wordpress.com
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