Ovidio Roca
En la historia han
existido varios modelos de Estado y de sistemas político económicos.
Actualmente los más relevantes son la Democracia liberal y el Socialismo populista.
En Bolivia la variante, Populismo cocalero.
Debemos enfocarnos hacia
estos modelos y decidir cuál nos conviene. Para facilitarnos esta decisión y sin
que nos la charlen, debemos preguntarnos: En qué países las personas viven
mejor y qué modelo de Estado y Economía aplican. ¿Será que se vive mejor en
Cuba, Venezuela, Nicaragua?, o en los Países democratices europeos y también en
Miami, hacia donde buscando mejor vida van corriendo los cubanos, venezolanos,
etc.
En nuestro caso ya nos
impusieron el Populismo cocalero, donde el dueño de todo es el Gobierno y este
aplica un modelo estatista, consumista, depredador e incapaz de producir y
generar riqueza al margen de la coca y que controla todo, hasta los precios
llamados justos. Para dividirnos, se fabricaron el Estado Plurinacional, una
sociedad no de ciudadanos, sino de súbditos de las 36 Naciones étnicas. Aunque
en la realidad domina una cúpula partidaria que utiliza a tres etnias: aimaras,
quechuas e interculturales. Un Gobierno centralista, que utiliza para su beneficio
los instrumentos del Estado: La Justicia, los Jueces, Fiscales, Policías, Sistema
Electoral y el programa informático castrochavista para la manipulación de
datos electorales y censales.
El IPSP, el populismo cocalero, quiere
seguir chupando los recursos de los bolivianos, los que ya escasean pues los robaron
y dilapidaron. Su problema es que ahora se enfrentan a una nueva situación, un
nuevo escenario económico, donde escasea el gas y los minerales ya no hay oro y
divisas en el Banco Central, caen los ingresos y nos enfrentamos a un descomunal
endeudamiento internacional y nacional. Para peor y gracias a las políticas
anti empresa del masismo, atravesamos una fuerte caída de la producción
agropecuaria y todo esto repercutirá en la economía de este y los siguientes años.
A esto hay que añadir los efectos del cambio climático, cada vez más
destructivos.
Como producto del masismo y sus
políticas, vivimos en un estado de
anomia, la cultura y
responsabilidad ciudadana desaparece, la
desconfianza se impone y nadie cree en las instituciones y menos en las autoridades.
El populismo que sufrimos como una peste, se
expande pues tiene una gran habilidad para manipular los sentimientos y
pasiones del pueblo. El Gobierno propone medidas que encandilan a sus
electores, aunque son de dudosa viabilidad y cumplimiento y así logran movilizar
el voto en masa de los grupos sociales, especialmente de los indígenas,
interculturales y llun’kus blancoides enriquecidos. Nada alentador y
peor si seguimos con el mismo gobierno y la misma receta populista.
Hacia
un régimen democrático federal.
El objetivo de la ciudadanía democrática es construir
una nación moderna, que es la suma de todos los individuos agrupados en un
territorio, con instituciones comunes, los mismos derechos, las mismas leyes y
obligaciones, quienes libremente deciden organizarse asumiendo prácticas
democráticas.
El 4 de Octubre del
2019 el pueblo cruceño, en un Cabildo aprobó y decidió avanzar hacia un modelo
Federal. Un Estado Federal democrático, que postula la independencia de poderes,
un Gobierno elegido periódicamente y con funcionarios idóneos para cada actividad.
Una sociedad para vivir mejor, un sistema con propiedad privada, libre mercado y
ciudadanos iguales ante la ley.
Esto implica tener un programa, una dirigencia y un mensaje de seguridad y
confianza para la población. Además y para que la democracia funcione y se
mantenga, se requiere de la responsabilidad de los ciudadanos y el uso de
mecanismos de fiscalización y control permanente. Se potencia la
Democracia, exigiendo que los funcionarios elegidos demuestren su idoneidad y
honestidad en el ejercicio de sus funciones ejecutivas y administrativas
asignadas… y en caso contrario, que se vayan a su casa o a la cárcel.
Actualmente no tenemos Proyecto de país, no hay
equipo, no hay figura que unifique y conduzca. La oposición no logra
unirse y conformar un solo bloque, pues no existe un Partido político con
perspectiva nacional. Cada uno de los grupos tiene, visiones regionales y
corporativas diferentes y sus dirigentes, grandes egos. Por lo que lo único
que une a la oposición es el rechazo al masismo, el partido que utilizando todo
el aparato del Estado totalitario, nos tiene perseguidos, amedrentados y
encarcelados.
Para unirnos en nuestro objetivo de vivir mejor y con
libertad, hace falta Partidos políticos democráticos, que
presenten programas con ideas claras y factibles para que la población y sus
votantes se sientan identificados, motivados, las asuman y acompañen. Una
propuesta que convenza al pueblo, presentada por un Líder creíble y un equipo y
una organización política que dé seguridad y potencie los vínculos con la
ciudadanía.
Como nos señala Pukymon: “Si uno no sabe dónde
va, cualquier camino sirve”. Además
y muy importante, “La gente sensata
considera que la verdadera solución no pasa por atender la pobreza, sino en
terminar con las causas que impiden generar riqueza”.
ovidioroca.wordpress.com
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