Ovidio Roca
Para poder vivir en paz, con seguridad y con salud, necesitamos hacer
algo para frenar el consumo y el tráfico de drogas. Algo realmente complicado
pues hasta ahora las prohibiciones no han funcionado y cualquier plan de
reducción es resistido por grupos de poder, pues con esto se afecta los
negocios de las Mafias de narcotraficantes y el financiamiento del Populismo
cocalero.
Son por demás conocidas las películas de Al
Capone y las Mafias que proliferaron en los EEUU cuando el año 1917 se estableció la prohibición del consumo de alcohol.
La llamada Ley Seca, solo duro trece años y fue retirada pues
genero más violencia y fracasó rotundamente en sus objetivos. La Ley Seca ocasionó que se intensifique la
circulación de bebidas alcohólicas en el mercado negro y como eran generalmente
licores adulterados su consumo género problemas de salud para la población, aunque grandes ganancias para las Mafias.
Al derogarse esta ley se retorna a un sistema
de mercado y se tiene libertad para producir y comercializar libremente las
bebidas, por lo cual mejora su calidad y reduce su precio y esto hace que las
Mafias al reducirse sus ganancias cambien de rubro y ahora se dedican a las
drogas ilícitas y especialmente la cocaína.
En apoyo a la legalización de las drogas se
argumenta, que en un mercado regulado las ventas de drogas a los adultos y en
establecimientos tipo farmacias, estas serían de buena calidad, estarían
racionadas y el empaque tendría todas las advertencias de salud.
Las personas que compren mariguana y cocaína tendrían un producto de calidad y estarían
advertidos sobre los riesgos de las adicciones. Mientras en el mercado ilegal
cuando se adquiere un sobre de cocaína o mariguana de un vendedor callejero, no
se tiene idea de su pureza ni de la presencia de contaminantes.
En Bolivia el consumo de la coca es
tradicional y la hoja que se utiliza para el acullico viene de los Yungas,
localidad donde por sus características de clima y altura produce una hoja de coca más
masticable y dulce; adecuada para el acullico.
Luego con el surgimiento del narcotráfico de ámbito
internacional, las plantaciones de coca en Bolivia se expandieron rápidamente y
especialmente en la zona del Trópico Chapareño, cuya población había crecido rápidamente
con población proveniente de las zonas
mineras andinas.
En
el Chapare se produce una hoja más dura y amarga y además por el clima cálido y
húmedo, está contaminada con hongos, parásitos y cuerpos extraños, según refieren
los informes de laboratorio. Por tanto esta es una hoja no adecuada para el
acullico bucal, pero si para la extracción industrial de cocaína.
En el Chapare la producción de coca alcanza en
promedio a 2,8 toneladas métricas de hojas por hectárea, lo que es más del
doble de rendimiento en los Yungas, que llega a 1,3 toneladas métricas
por hectárea. En algunas zonas del Chapare con mejores suelos y con urea, indican
que se consigue hasta 5.8 toneladas por hectárea.
Durante los años noventa, el Gobierno
nacional pretendió disminuir los plantíos de cocales, por lo que se produjo un
grave conflicto con los cocaleros y narcotraficantes.
Rápidamente los intelectuales comunistas le asignaron a estos enfrentamientos y
bloqueos por motivos económico cocaleros, una base ideológica revolucionaria y una
explicación histórica; inventando cuentos y teorías para cambiar su naturaleza crematística
hacia una de “lucha de clases” en el sentido marxista.
Obviamente este cuento esta principalmente dirigido para los mercados
ideológicos progres, especialmente europeos y para darle más emoción y
relevancia se le agregan características folclóricas e indigenistas, propias
del escenario boliviano.
En síntesis, la coca chapareña es actualmente la
base económica, cultural e ideológica del populismo cocalero y pare de contar.
Kawsachun coca.
En Colombia el mayor productor de coca y
cocaína, con este afán de reducir el narcotráfico se viene debatiendo un Proyecto
de ley que busca quitar el control de los mercados de las drogas a los grupos
criminales y que estos mercados pasen al control del Estado.
El problema es que el mercado de las drogas y la cocaína es principalmente Internacional
y allí imperan los grandes Carteles criminales, por lo que si se quiere quitar
fuerza a estos Carteles se debe legalizar el consumo de cocaína también en
Norteamérica y Europa.
Pese a todos los inconvenientes y en procura de
la salud y seguridad de la poblacion, poco a poco surge la convicción de que el
manejo responsable de los mercados de drogas producirá mejores resultados que
el caos, la matanza y la corrupción que siempre acompañan los mercados ilegales
de drogas y es claro que ante el fracaso histórico de las prohibiciones antinarcótico,
necesitamos una estrategia y una acción pragmática y efectiva para controlar el
consumo de las drogas que vaya más allá de las leyes prohibicionistas que hasta
ahora han fracasado.
Los ciudadanos de Colombia y Bolivia, los
principales productores de coca y gobernados por populistas, deberían evaluar
estas opciones y coordinar con los Gobiernos democráticos para superar este
grave problema.
ovidioroca.wordpress.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario