Ovidio Roca
Viendo el fracaso de la Unión Soviética y el de su
economía totalmente estatizada e ineficiente, la dirigencia China decidió
impulsar una economía dual: Comunista, para imponer su dominio sobre la
población y Capitalista para producir bienes y servicios. Para esto último permitió
el surgimiento de empresarios locales, sin otra obligación para estos emprendedores
que producir mercancias, financiar y apoyar fielmente al partido comunista.
Esta economía política dual, esta
conformada por una parte por una banda comunista, una pandilla que maneja el
gobierno y luego por un grupo de empresarios que implementan un capitalismo
salvaje y en la base y como víctimas, un pueblo sometido y esclavizado.
El gobierno comunista chino, ofrece a estos capitalistas comunistas, una
mano de obra dispuesta a trabajar “996”, que obliga a los trabajadores chinos a
cumplir horario de 9 de la mañana a 9 de la noche, seis días a la semana,
con bajos salarios y sin pedir ningún beneficio social como ocurre en el
capitalismo internacional. De esta manera China se convierte en la factoría más
grande del planeta. Cosecha las mejores tecnologías del mundo sin pagar
patentes y con su mano de obra esclava y barata inundan todo el planeta con sus
mercancías.
Ante el éxito del
capitalismo salvaje de estos sus empresarios capitalistas, los que se enriquecen
y se mueven exitosamente por todo el mundo haciendo gala de este su éxito,
surgen dudas en el Gobierno sobre su absoluta fidelidad al Partido Comunista
Chino y para controlarlos está poniendo freno a este dinámico sector
tecnológico el que ha mostrado signos claros de: “olvidar quién manda, de quien está a
cargo”.
El Gobierno comunista para
mantener el control de la economía en función de su plan de conquista mundial,
ordena a sus capitalistas retomar el rumbo e incentivar el desarrollo
tecnológico en áreas mucho más estratégicas y que le den al Gobierno poder y
superioridad para su proyecto de control planetario; vale decir computadoras cuánticas,
semiconductores, nuevas armas, aviones y
satélites, en lugar de productos que les están generando abundantes y fáciles ganancias
a sus empresarios, como productos pacotilla para consumo familiar, comercio
electrónico y aquellas tecnologías de uso cotidiano y orientadas a satisfacer las
demandas de los clientes internacionales.
Por tanto,
en esta nueva etapa, el Partido Comunista Chino ha decidido aplicar medidas más
enérgicas de control, tanto a sus capitalistas locales como a la población
sometida al régimen.
Se anunciaron nuevas “órdenes” que buscan ahondar en el “pensamiento de Xi Jinping”. Se deberá realizar: “amplia publicidad y educación sobre el socialismo con
características chinas y el sueño chino, llevar adelante el espíritu nacional y
el espíritu de la época, fortalecer la educación en patriotismo, colectivismo y
socialismo, y fortalecer la educación en el materialismo marxista y el ateísmo”.
En China, el Partido comunista tiene el control
total del ciudadano; de sus cuentas de bancos, sus tarjetas de crédito, sus
teléfonos, sus comunicaciones, sus lecturas, sus opiniones. Todo lo controlan
mediante el uso del internet con un descomunal despliegue de cámaras de
vigilancia con inteligencia artificial para el reconocimiento facial de
personas, incluso con mascarillas (hasta ahora son 200 millones de cámaras) así
como el uso de drones-policía.
Esto convertirá a la China en el “Big Brother”, que controlará en tiempo real a todos los ciudadanos chinos.
Similar iniciativa y aprovechando la pandemia del coronavirus se implementará
en las llamadas democracias formales (populismo) con apoyo chino y de esta
manera facilitará la aparición del Big Brother Mundial, que se espera sea en el
próximo quinquenio.
Esta
estrategia internacional de control total por los chinos, sigue varias sendas;
una de ellas es seguir apoyando a los movimientos populistas latinoamericanos: personalistas,
anárquicos y desordenados, pero útiles en una primera etapa y luego los
domestican. Otra senda es la de seguir generando crisis económica y pánico en
la población del planeta con la pandemia, para así tenerlos paralizados y
temerosos.
Varias fuentes y comentaristas coinciden, en que los chinos fabricaron el virus
y así generaron la pandemia para esto; se oye decir: El virus chino
mutará y mutará, y hasta lo último no parará.
En Bolivia el ambiente para lograr el control físico e
ideológico del país, se ha tornado más favorable luego de la elección de Evo
como presidente y su posesión, a cargo del Narcoamauta en el famoso Show
indígena de Tiahuanaco.
El MAS desde el gobierno y para consolidar su poder viene
generando la destrucción de las organizaciones representativas de los Ayllus, el
atropello a los pueblos indígenas del TIPNIS; hostiga permanentemente a la
prensa independiente, tiene controlados a los empresarios, aprueba leyes para
controlar la vida y hacienda de todos los ciudadanos, desconoció la consulta
democrática del referéndum del 2016 e impuso el prorroguismo dictatorial
gracias al servilismo del Tribunal “Constitucional”.
Ahora nuestro país bajo un régimen populista cocalero,
es un peón más para el plan de predominio internacional chino y por ello está recibiendo
su apoyo logístico y millonarios créditos. Actualmente ya está en el país una
primera avanzada, son varios grupos chinos que están explorando y analizando las
condiciones geográficas, los recursos naturales y las veleidades sociales y
crematísticas de los populistas cocaleros.
ovidioroca.wordpress.com
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