Ovidio Roca
La tradición política boliviana es centralista y todo
se decide en las alturas del poder, en la Sede de Gobierno. Inmediatamente un
individuo accede a una representación pública, éste desde cualquier lugar donde
se encuentra arma sus pilchas, se compra un saco y una chompa y sube a las
alturas, a la Sede de Gobierno. Allí hará lo posible por ser recibido por algún
miembro de la cofradía gobernante; le presenta sus demandas, se saca una foto,
misión cumplida y así pasa a la historia de su pueblo. Que ocurre después,
janiwa.
En las tierras del “Jefe Indio del Sur”, el
Instrumento político del populismo cocalero, tanto por su raigambre étnica,
pero especialmente por cálculo político se apoya en los indígenas aimara,
quechua, movimientos sociales y cocaleros del chapare, pues estos constituyen la
mayoría poblacional y son los grupos más agresivos y emprendedores. Asimismo ellos
constituyen una decidida fuerza social y política para la estrategia de control
territorial masista, utilizando y avanzando en la colonización e
interculturizacion del oriente y valles.
En todo proceso de manejo de masas, se utilizan los
símbolos y se aprovecha que la gente necesitando identificarse con un grupo o
una región utiliza entre otros, las banderas. Las banderas intentan expresar y transmitir un
conjunto de valores con el objetivo de crear y fortalecer identidades,
nacionales, locales, institucionales, de clubs deportivos, de grupos Gay y también
existen banderas construidas por los grupos indígenas.
Las banderas y escudos, son símbolos con los cuales la
población se identifica y en torno a los cuales se une. Tenemos la Bandera Nacional
que unifica a la Nación boliviana, las Banderas Departamentales para la
identificación de los ciudadanos con sus regiones. Lo importante es que cada una
de estas banderas sea utilizada en el momento y lugar que corresponde y también
tomar en cuenta que su utilización debe ser muy equilibrada, pues las banderas
tienen un poder enorme para unir, pero también para dividir.
Asimismo y esto es relevante; la exhibición de las
banderas en los actos oficiales deben respetar los protocolos y las jerarquías
en su presentación y en el orden de su colocación.
Entre las diversas banderas de los pueblos indígenas,
tenemos la bandera con la Flor del Patujú, que tiene los tres colores de
los emblemas nacionales: rojo, amarillo, verde y se ha convertido en la
bandera de las regiones tropicales de Bolivia.
En el área andina la Wiphala, es un símbolo de
comunidades aimaras y quechuas. La Wiphala fue reconocida en la Constitución
boliviana, pero se ha desnaturalizado y ahora es un emblema que, para muchos,
representa a los sectores partidarios de Evo Morales.
En la Fiesta cívica de Santa Cruz, el 24 de
Septiembre, se produjo un hecho de lo más ridículo y T'ara. En el escenario donde encontraban las
autoridades Departamentales y Nacionales flameaban la Bandera Nacional y La
Bandera Cruceña, como es de rigor en un acto oficial.
En un momento de esos el Ministro masista, saca furtivamente de su bolsillo una
bandera étnica, la Wiphala, se la pasa al Vice quien a hurtadillas y
contraviniendo el protocolo, colgó su bandera en un mástil de la plaza. Cuando
el Gobernador se percata de esto concluye el Acto y se retira. Alea Jacta est.
No tenemos que subir a las alturas para
suplicar que el poderoso, el Cacique elegido por nosotros, tenga la
benevolencia de atender nuestras necesidades, debemos solucionarlas nosotros como
individuos y como comunidad. Hasta ahora suplicamos, porque permitimos que el Jefazo
y su partido sean los dueños del Estado y se apoderen de nuestro patrimonio.
Tenemos que entender que los funcionarios públicos son ciudadanos como
nosotros, son trabajadores expertos que están a nuestro lado y nos ayudan a
coordinar entre todos y avanzar.
ovidioroca.wordpress.com
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