Ovidio Roca
En situaciones de alta tensión y conflictividad surge y
se impone en la mente humana, lo más primitivo de nuestros orígenes y raíces evolutivas
(les sale el pitecántropo). Se trata del comportamiento colectivo o de manada.
Es la recua que sigue al líder y cuyos instintos y emociones dirigen su
comportamiento y donde la razón siempre está ausente.
Como fácilmente podemos constatar, esta es una de las principales características
de la militancia del populismo cocalero.
La izquierda populista maneja una estrategia emocional
y ofrece al pueblo, a la manada, solucionar todos sus problemas y le enseña que
para ello está el Estado central, quien es el que le da trabajo, la protege y le
dice lo que tienes que hacer. Y como esto es más cómodo, la manada lo asume
así.
Generalmente los liberales bajo una mentalidad
racional, práctica y para ejercer la gobernanza, apuestan por la
responsabilidad ciudadana y buscan establecer límites que impiden que otros se
apropien de la vida, la libertad y los bienes del ciudadano. Insisten en
garantizar los derechos de propiedad privada del dueño, quien crea valor, cuida
y protege sus bienes. Es lo contrario a lo que vemos cada día en la
administración pública y especialmente bajo el populismo, con la malversación
de los bienes que al ser bienes públicos no tienen dueño y no se preservan y
desaparecen.
Desde su inicio la
izquierda y con gran habilidad, logro hacer creer e impuso en la mente de la
población que sus propuestas son las mejores para la humanidad y que cuando se
equivocan, que siempre lo hacen, es por culpa de la derecha y el imperialismo
pues ellos son los buenos. Cuando cometen crímenes y desmanes,
dicen que son “errores no delitos”, los mismos que son inventados o magnificados
por la derecha y por el imperialismo.
Esta imagen ideal de la izquierda buena, esta tan
internalizada en las personas, que se escucha a algunos analistas progres y hasta
partidarios del liberalismo, manifestar que: Los masistas no son de izquierda ni
comunistas, pues si lo fueran no cometerían esa clase de fechorías que los vemos
perpetrar cada día. No se comportarían dictatorialmente, no perseguirían ni explotarían
al pueblo, no cometerían actos de corrupción, no se aliarían con traficantes y
dictadores, etc. Estos intelectuales no terminan de entender que: “Así nomás
había sido” y que lo que hacen los masistas es cumplir y actuar coherentemente con
su verdadera razón de ser, con la esencia de la izquierda comunista, en su
práctica y no en el discurso.
Lo que la gente tampoco
alcanza a entender, es que si las personas y empresas que trabajan y producen no
pueden disfrutar del resultado de su esfuerzo, difícilmente dedicaran energías
a crear riquezas y en consecuencia generar las condiciones para reducir la
pobreza. Una pobreza que es apreciada por los populistas y cultos religiosos
pues constituye su nicho de mercado para captar fieles.
Los populistas también afirman
y proclaman que la propiedad privada y la riqueza son malas, pero lo primero
que hacen cuando se apropian del poder es enriquecerse, agarrando y
enbolsillando todo lo que encuentran a su paso.
Luego de sesenta y dos
años del milagro comunista en Cuba, el humor criollo explica la verdadera
realidad de su país: “En la isla sólo hay 3 problemas: desayuno,
almuerzo y cena”. Qué maravilla, y hacia allí vamos.
ovidioroca.wordpress.com
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