Ovidio Roca
Los seres orgánicos, en
procura de su supervivencia se movilizan permanentemente buscando mejores lugares
para vivir; para la especie humana y gracias a su gran capacidad de adaptación
esta búsqueda no tiene límites geográficos y así logró expandirse por todo el planeta
hasta conquistar los cinco continentes.
Los primeros migrantes humanos
fueron ambientales y en la actualidad lo hacen huyendo de problemas generados
por la misma humanidad: conflictos armados, inseguridad y miseria; tres factores
que se repiten y agudizan cuando se vive bajo un sistema totalitario comunista.
Actualmente vivimos tiempos tormentosos, pues además
del conflicto económico y político, estamos golpeados por el cambio climático y
por las pandemias y aun no encontramos nuevas formas de trabajar, de vivir,
relacionarnos y convivir.
Este es un nuevo mundo y todavía no descubrimos la forma de adaptarnos a él; la
población permanentemente angustiada se deja llevar por sus instintos, sus frustraciones
y deja de lado el pensamiento racional y se acoge a lo instintivo; surgen los
conflictos de territorio, materias primas, de raza, de género y se agazapa para
protegerse mientras desaparece la organización y convivencia democrática del
ciudadano y retornamos a la tribu y al Caudillo populista.
En Latinoamérica se conforman nuevas
formas de dominación, los regímenes del Socialismo del siglo XXI o Castrochavismo
detentan el poder con impunidad, por encima del rechazo popular y de las crisis
que han causado; de los Narco Estados que han implementado y administran y de
las conspiraciones regionales que promueven.
Los masistas y políticos andinos han venido lucrado
del centralismo y el populismo y no pretenden soltarlo; por su parte las víctimas
y opositores han demostrado no entender que su tarea es unirse y recuperar la democracia, pues con su falta de
unidad fortalecen la dictadura. Les falta el sentido común.
Los populistas cocaleros en el gobierno y con mucha
plata, que les cayó de arriba, realizaron inversiones millonarias sin ningún
criterio de eficiencia y rentabilidad, pues ni la plata ni el riego son suyos.
Para estos burócratas populistas todo es ganancia, empezando por los
sobreprecios y comisiones que reciben por las compras.
Entre las variadas inversiones fallidas que realizaron
en Bolivia, por cientos de miles de millones de dólares, podemos mencionar la
de la Planta de Urea con un costo de mil millones de dólares, localizada en un
espacio cocalero cerca del Cato del Evo y donde no hay gas y tampoco conexión
vial con los probables mercados y lo único que produce son perdidas.
Solo algunas industrias, las de los amigos del régimen,
sobreviven bajo el Estado populista. Estas debido a las políticas
proteccionistas dejan de invertir en modernizar sus plantas y se acostumbra a pedir
que el gobierno le siga suministrando el mismo remedio: protección comercial y
subsidios. De esta forma dejan de competir con los productos extranjeros
dañando a los consumidores quienes ven disminuir su nivel de vida, cosa que
siempre ocurre cuando se limitan los mercados y elimina la competencia.
Es común en los regímenes populistas, luego
de su fracaso económico y cuando el país ingresa a la recesión, anunciar
recetas salvadoras como la de aumentar la demanda mediante emisión monetaria y aplicar
subsidios, con lo que solo consiguen aumentar la inflación. Hacen esto en lugar
de dar seguridad jurídica y libertad a los emprendedores para que inviertan y
aumenten la producción.
Nuestra experiencia con el Estado centralista,
su burocracia y sus promesas no ha sido buena y es absurdo seguir repitiendo
recetas populistas que conducen al fracaso; necesitamos otros paradigmas que sí
funcionan. La mejor opción política y económica, comprobada
en innumerables países, es la de un Estado Democrático Federal, un Estado
eficaz y reducido en su tamaño. Esto
es lo que la experiencia histórica y el sentido común nos enseñan.
ovidioroca.wordpress.com