viernes, 3 de julio de 2020

EVOLUCION HOMINIDA Y PANDEMIA


Ovidio Roca

Evolución del hombre: Lucy, homo erectus, homo habilís, homo faber, homo sapiens, homo económicus, homo videns, homo Smartphone.


Muy temprano voy a caminar al Parque los Mangales y allí veo algunas personas que deambulan mirando su Smartphone y lo hacen sin percatarse de la belleza de los árboles, las flores, los pájaros y tampoco de los otros caminantes. Las personas no se miran físicamente unas a otras, lo hacen digitalmente por su teléfono; se trata del Homo videns.

En estos tiempos la juventud ve y vive vía el celular, los acontecimientos que nuestros padres conocían a través de su vivencia personal, de los cuentos, relatos y lecturas; comportamiento que los obligaba a la abstracción, la conceptualización y así imaginaban y razonaban. Ahora mediante la televisión y medios digitales se perciben directamente imágenes, se anula la conceptualización y se atrofia nuestra capacidad de abstracción y en consecuencia nuestra  capacidad de razonar y entender. Esto es lo que  sucede cuando el homo sapiens es suplantado por el  homo videns.

Son múltiples los factores que actualmente se unen contra nuestra tradicional forma de vida y lo más evidente, aunque no para todos, son el cambio climático y la pandemia coronavirica que todo lo dramatizó. Esta pandemia sin embargo nos está permitiendo ver lo bueno y malo que hemos venido haciendo y también nos debería dar el tiempo necesario para evaluar los resultados de nuestro comportamiento y eventualmente definir una mejor manera de relacionarnos con el ecosistema, la actividad productiva, con nosotros mismos y nuestros semejantes.

Antes de la pandemia y gracias al progreso de la medicina, nos sentíamos seguros y de paso olvidamos que nuestra vida está siempre en constante peligro (vivíamos la amnesia de los afortunados). Ahora y como producto de la misma nos sentimos frágiles, solos, desamparados y en nuestra vida social entramos a la era del distanciamiento social y el relacionamiento digital, a la que habrá que acostumbrase porque no será por un periodo breve, quizá dos años. Entonces y escondidos detrás del barbijo entendemos que somos presa fácil de los virus, que estamos solos y distantes y entendemos que es preciso fortalecer la salud y potenciar la investigación y la ciencia.

El populismo cocalero es viral; leía hace poco la explicación de un científico sobre los coronavirus chino y cocalero: “Los virus son buenos haciendo copias de sí mismos y haciendo que esas copias entren dentro de nuevos huéspedes, así son más exitosos y se vuelven más prevalentes hasta que la inmunidad del huésped o medidas de salud pública lo contienen”. Asimismo es la infección por el populismo cocalero; vacunémonos y vacunémoslos. 

En este nuevo mundo viral y digital, presos de la angustia y el temor de la pandemia, resurge con fuerza la fe primitiva; las curas mágicas, los fetiches y los ensalmos. Cada cual se inventa una cura para el virus y la difunde por “guasap” y la gente se llena de ensalmos, de pócimas, de hierbas, de químicos y medicamentos diversos, pero sobre todo de esperanza. Surgen sectas de curanderos y otras hierbas mediáticas y así se pasan los días, mientras escuchamos machaconamente y por todos los medios de comunicación las  cifras de muertos e infectados por cientos y miles, de aquí y de acullá.

ovidioroca.wordpress.com




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