sábado, 9 de noviembre de 2019

EL DESAFÍO DE RECONSTRUIR LA ECONOMÍA E INSTITUCIONALIDAD NACIONAL



Ovidio Roca
El populismo es una enfermedad moral que se ha virilizado en las poblaciones latinoamericanos, destruyendo las instituciones, la economía y sobre todo la dignidad humana, pues la población considera que no puede valerse por sí misma y que necesita del Estado populista para que le satisfaga sus necesidades.  Mientras más larga es la enfermedad, más larga y complicada es la convalecencia, el cuerpo esta deteriorado, las defensas bajas y los ánimos por los suelos; la sociedad domada y domesticada, mueve la cola y pide al amo bienes gratuitos de educación, salud, seguros de vejez; pide avanzar para que todos seamos iguales, pero de manos de una burocracia estatal y no como fruto de la libertad y el esfuerzo individual.

El populismo actúa como una droga y genera adicción, es como el tabaco, el alcohol, la cocaína, el crack y cada una más fuerte que la otra, por lo que cuesta mucho salir de su adicción.

En estos días hemos visto la reacción de la población, en Ecuador, en Chile y también en la Argentina, ante la eliminación de subsidios de la gasolina y del transporte, esto nos muestra que cualquier decisión que afecte los costos básicos de vida de la población, como tarifas de transporte y gasolina subsidiada, los exacerba y ellos explotan.

Da mucho que pensar, que en uno de los países de mayor nivel de ingreso y menor nivel de pobreza de Latinoamérica, como es Chile, las protestas por el alza de unos centavos en el billete del metro hicieron explotar un sentimiento de frustración de una ciudadanía que se siente al margen de la senda de desarrollo y que reacciona de forma salvaje contra todo y contra todos. Se observó en las calles masas exaltadas que no respetan al prójimo ni a sus propiedades y los queman, roban y destruyen. Ha desaparecido el respeto a la autoridad; una autoridad que a su vez no se hace respetar y tampoco hace respetar las leyes y a los ciudadanos. 

Seguramente detrás de todo esto hay grupos populistas de interés internacional y una ideología impulsando este estallido; una que cree que el Estado liberal es el enemigo, que la democracia es represora y que ve la propiedad privada como una fuente de problemas.

Al contrario de este modelo populista y que está arraigado en la mente de la masa, los liberales demócratas apuestan a la persona, a la libertad y proponen soluciones bajo el modelo de economía de mercado: Una economía competitiva y con un mínimo de regulaciones para liberar la capacidad de innovación de la gente; un tipo de cambio monetario equilibrado, un bajo nivel de endeudamiento, sistema tributario y gasto público reducido y sin déficit fiscal ni financiero. Se postula como valores ciudadanos, que trabajar por tener una mejor calidad de vida es lo justo y necesario y que la cultura ciudadana entiende y acepta que existen derechos y obligaciones; que todo tiene su costo y que la vida en sociedad exige responsabilidad, respeto a las leyes, a las personas y al fruto de su trabajo.

El problema es que en la mentalidad populista no entra para nada el “principio de la escasez”, del que deriva el concepto de costo. Un costo que nadie quiere pagar. Macri intento aplicar en argentina una economía de mercado y además afirmó que en su gobierno no se robó ni se abusó del poder. El problema es que en su gobierno para comer había que laburar, mientras que en la receta populista, “Kristina roba, pero para comer, no hay que laburar”. Los argentinos son adictos al peronismo, a veces intentan escapar pero pronto vuelven al vicio, hasta el Papa no puede dejarlo.

Por tanto aplicar en estos nuestros países una cura económica de tipo liberal, sería casi imposible por la resistencia de la gente adicta al populismo. Una experiencia boliviana nos muestra que en la época de la UDP (años ochenta), cuando la crisis llego al extremo la inflación se comía los salarios  y dejo a la gente apabullada y dispuesta a aceptar soluciones dolorosas con tal de salir del problema. En ese momento se necesitó y se encontró un Estadista con ideas claras y con la fortaleza para aplicar medidas de shock a un paciente que estaba tan desesperado que acepto aguantar los dolores de la cura. El paciente se curó pero luego de varios años (2006) llego una peste castrochavista y el pueblo se infectó nuevamente de populismo.

Actualmente vivimos en una nueva sociedad, la sociedad de la tecnología y la información donde todos estamos conectados y mal o bien informados, pero seguimos gobernados con normas ya agotadas y que no responden a estos tiempos ni a los intereses y motivaciones de las actuales generaciones. Nos enfrentamos a un mundo globalizado, otros problemas, otras realidades y otra mentalidad de la población, por lo que se necesitan nuevas soluciones. Sin embargo existe poca preocupación de los dirigentes políticos para entender y satisfacer las necesidades de esta nueva era y esta nueva ciudadanía.

Ahora se necesita rápidamente una cura, hay que buscar un buen Doctor y una nueva y mejor receta. Varios países la encontraron; se trata de ir, ver, aprender y luego aplicarla de acuerdo a las características del paciente, pero sin dudar; también se puede preguntar a la Señora Google o a Siri.

ovidioroca.wordpress.com


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