Ovidio Roca
Vivimos en una nueva etapa
de la economía mundial, la del conocimiento y la innovación, en la cual se modifica
rápidamente la forma de producir y donde los productos mismos cambian
permanentemente. En el ámbito de
la geopolítica internacional, se renueva la guerra fría y resurge el realineamiento
de los países: los totalitarios de discurso populista y los estados
capitalistas liberales y ambos proyectos políticos disputándose diariamente espacios
de hegemonía.
Los pueblos y naciones
pueden optar por seguir el camino de la Democracia, una sociedad de hombres libres y responsables de su propio
destino, con una economía de iniciativa privada y democrática, o por el Populismo,
con un Estado protector y con masas sometidas a un caudillo omnipotente.
En Latinoamérica el
populismo se instaló aplicando una política que hace al ciudadano cada vez más
dependiente de las mercedes del Estado y del partido de Gobierno y lo hizo con
mayor contundencia en los últimos veinte años, aplicando una política económica
estatista y dictatorial que está destruyendo el Estado de derecho y la economía
productiva. Un ejemplo patético de éste mal es Venezuela un país antes
riquísimo, donde ahora no hay libertad,
seguridad, ni comida, ni agua, ni luz, aun menos servicios de salud y la gente por
millones huye desesperada del desastre castrochavista, y este es el escenario con
el que nos tenemos que enfrentar.
En los últimos veinte años el populismo tuvo una buena racha
en Latinoamérica; se aprovecharon de los altos precios de las materias primas,
especialmente del petróleo y minerales, pero con su ineptitud y corrupción dejaron
a los países en la miseria y ahora sus caudillos (fabulosamente ricos) empiezan
a ser apartados del poder.
Los gobiernos democráticos que heredan el desastre dejado por
los populistas, deben enfrentar el duro trabajo de la reconstrucción de su
país, de su economía y sus instituciones, para lo cual precisan tomar medidas
drásticas. Este proceso de reconstrucción de la economía destruida por el
populismo se da en el contexto de una nueva economía mundial, de nuevas
tecnologías, nuevos trabajos, nuevos productos, por lo que se deben destinar
recursos para capacitar a la población y generar fuentes de empleo sostenibles.
Debemos considerar que al vivir en este mundo nuevo y en permanente cambio, con estas
nuevas tecnologías y trabajos aun no definidos y donde es imposible saber
cuáles serán las necesidades del mundo en cinco y diez años, debemos considerar
que la creatividad es lo que cuenta y de ahí la importancia de ajustar nuestros
métodos de enseñanza: como el
aprender a aprender, desarrollar la lógica y la imaginación y todo esto como un
proceso continuo de educación.
El modelo populista cocalero que se aplica actualmente en el
país, es primario, extractivista, estatista y para mantener tranquila a la
población les otorgan subsidios, jubilaciones y crean pegas públicas
insostenibles y ante la caída de los ingresos de gas y minerales, para
financiarse gastan las reservas nacionales y endeudan el país. Promueven o
consienten asimismo una economía informal basada en la coca y el narcotráfico, por
lo que consiguen el apoyo de toda esa población de baja calificación
educacional y que trabaja en este ambiente vinculado al contrabando y la
informalidad.
Los países desarrollados del ámbito democrático se orientan
hacia el trabajo creativo, la creación de valor, la innovación, la tecnología y
su población trabaja y se capacita para producir y vivir bien y procura hacerlo
en paz, con respeto al prójimo y al medio ambiente, disfrutando de los valores
culturales y la seguridad que dan las instituciones democráticas
En una democracia el Estado no está orientado a la actividad industrial y productiva; su responsabilidad es garantizar la seguridad de los ciudadanos, la propiedad y el “Estado de derecho” e impulsa y promueve las industrias de nuevas tecnologías bajo iniciativa privada, mientras que las industrias estatizadas por el populismo necesitan ser privatizadas y dejan de recibir subsidios, por tanto están obligadas a modernizarse para competir en un mercado libre.
En una democracia el Estado no está orientado a la actividad industrial y productiva; su responsabilidad es garantizar la seguridad de los ciudadanos, la propiedad y el “Estado de derecho” e impulsa y promueve las industrias de nuevas tecnologías bajo iniciativa privada, mientras que las industrias estatizadas por el populismo necesitan ser privatizadas y dejan de recibir subsidios, por tanto están obligadas a modernizarse para competir en un mercado libre.
Se necesita igualmente reducir
y regular el gasto del Gobierno en bonos y subsidios que se otorgan para
mantener artificialmente bajas las tarifas de los servicios públicos
estatizados (energía, transporte público, gas, agua potable, etc.). Esto obliga
a modernizar las empresas, tornarlas más eficientes y sus servicios más baratos.
Los verdaderos empresarios y los trabajadores formales coinciden
en la urgencia de tomar acciones efectivas, monetarias y de control, para hacer
frente al contrabando; un flagelo que está acabando poco a poco con la
producción nacional, desde la agrícola hasta la industrial.
Todo esto es necesario
pero complicado de aplicar en el país, pues no es compartido con la mayoritaria
población que en un ochenta por ciento informal y que bajo el modelo populista se
acostumbró al empleo público, a vivir en la economía vinculada con la coca, el
narcotráfico y el contrabando. Por tanto tomar decisiones de ajustes drásticos
asusta a los políticos que buscan el favor de los votantes por lo que no se
animan a pedirles mayor trabajo y responsabilidad. En un momento difícil
Churchill dijo
a sus ciudadanos: “No tengo nada que ofrecer sino sangre,
esfuerzo, lágrimas y sudor”, y salvó a su país y al mundo del
nazismo.
El futuro del país
está complicado por lo que si queremos incorporarnos a la órbita de los países
democráticos, corresponde asumir como ciudadanos la responsabilidad de construir
este mejor futuro, con mejor educación, trabajo productivo legal y sostenible como
un legado para nuestros hijos y nietos.
ovidioroca.wordpress.com
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