LAS UTOPÍAS DEBEN CONTINUAR GUIANDO EL CAMINO
Ovidio Roca
Hablar y opinar sobre ecología y protección del
ecosistema tiene enfoques y vivencias diferentes si lo hacemos desde las
oficinas de un Institución Pública, una ONG, los salones de una empresa o si
somos vivientes en una pequeña comunidad, por ejemplo en el TIPNIS.
Engels decía en
lenguaje común: “No se piensa lo mismo
desde una choza que desde un palacio”. Marx, más al gusto de nuestro Licenciado, explicaba:
“No es la conciencia del hombre la que
determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su
conciencia.”
Cuando nos encontramos en condiciones precarias de acceso
a la alimentación, la educación y la salud y vivimos prácticamente al día; lo
que nos interesa es sobrevivir y cuando algún actor interesado nos ofrece
solucionar nuestras carencias, queremos creerle y definitivamente le creemos; y
no interesa y tampoco sabemos a qué costo nos llegará esa ayuda. Esto ocurre
con esas famosas consultas a los pueblos originarios quienes necesitan creer en
las promesas y responden lo que los encuestadores oficiales quieren escuchar y anotar.
Por otro lado, y esto debería interesar al mundo, la
famosa carretera por el Tipnis destruirá irremediablemente un ecosistema de
alta biodiversidad y en muchos casos ni siquiera estudiado, que se perderá
antes de siquiera determinar su valor.
Sin embargo la forma de preservar depende de acciones practicas;
hay que dar valor económico al ecosistema y se debe tener un dueño y
responsable del territorio, pues como sabemos “lo que es de todos es de nadie”.
DE LAS UTOPIAS
Las utopías sustentables deben seguir guiando el camino a seguir, como aquellas amazónicas de El Dorado y la Loma Santa; y las poblaciones que viven en esos territorios y otros con que cuenta el país, pueden cuidar de estos espacios y vivir allí con otros que quieren seguir el mismo modelo de vida, más vinculada con la naturaleza, una forma de vida de trabajo para cubrir las necesidades mínimas y no consumista y en un territorio donde no se introducen especies exóticas, ganaderas o agrícolas.
Las utopías sustentables deben seguir guiando el camino a seguir, como aquellas amazónicas de El Dorado y la Loma Santa; y las poblaciones que viven en esos territorios y otros con que cuenta el país, pueden cuidar de estos espacios y vivir allí con otros que quieren seguir el mismo modelo de vida, más vinculada con la naturaleza, una forma de vida de trabajo para cubrir las necesidades mínimas y no consumista y en un territorio donde no se introducen especies exóticas, ganaderas o agrícolas.
Para ello se debería apoyar al diseño de un modo de
vida amable y ecológico en la zona y facilitar la vida de quienes actualmente viven
allí y para los que desean hacer ese tipo de vida; vida natural, lejos del
consumismo, pero no de la moderna tecnología ambiental y productiva.
Se trata de implementar una modalidad de vida sin
superpoblar el territorio, con pequeñas comunidades dispersas que no afecten y
contaminen el ecosistema y siguiendo la filosofía de la naturaleza y el
Dios de Spinoza, combinado culturas ancestrales con la más moderna tecnología.
Tecnologías limpias para construir viviendas adecuadas, producir alimentos,
medios de transporte, comunicación satelital, servicios de educación y salud. Para
el transporte y el solaz existen cientos de ríos que se pueden utilizar, son
las carretas naturales y no se necesita más, quizá unos drones.
EL ESTADO PLURINACIONAL CONTRA LA MADRE TIERRA
El ataque a la madre tierra y contra el ecosistema, motivado por intereses económicos y geoestratégicos, viene desde tiempo atrás. El año 2011 se reunieron Evo y Lula en Villa Tunari, ambos llevaban collares de hojas de coca para celebrar con la Empresa brasileña OAS y los cocaleros el inicio de la carretera de Villa Tunari San Ignacio de Mojos. Esta carretera de 306 Km fue directamente adjudicada a la Empresa OAS de los amigos de Lula, por la suma de 415 millones de dólares.
El ataque a la madre tierra y contra el ecosistema, motivado por intereses económicos y geoestratégicos, viene desde tiempo atrás. El año 2011 se reunieron Evo y Lula en Villa Tunari, ambos llevaban collares de hojas de coca para celebrar con la Empresa brasileña OAS y los cocaleros el inicio de la carretera de Villa Tunari San Ignacio de Mojos. Esta carretera de 306 Km fue directamente adjudicada a la Empresa OAS de los amigos de Lula, por la suma de 415 millones de dólares.
Para los cocaleros y su Presidente, el TIPNIS es
estratégico pues queda en el área de expansión de cocales, lo que los brasileros llaman la “estrada da coca” y
otros la “rodovía do narcotráfico”, y une Villa Tunari del Chapare, con Mojos y
las vías hacia La Paz y Chile y por el otro lado con Trinidad, Santa Cruz y
Brasil.
Después de su primer intento fallido, ahora el MAS
pretende aprobar una Ley, la Nº 266/2017-2018 de Protección, desarrollo
integral y sustentable del territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure
(TIPNIS)", con la que se pretende eliminar la Ley 180 y la intangibilidad
de esa área protegida y territorio indígena. Por esta vía luego viene la
migración de cocaleros que amplían sus áreas de cultivo y traen productos
químicos para el cultivo y la industrialización de la coca cocaína y de los
mineros, madereros, ganaderos que irrespetan la cultura y usos y costumbres de
los pueblos originarios arawacs de la amazonia.
Más grave aún, detrás de la carretera vendrán, no sólo
nuevos colonizadores, sino también las empresas petroleras, madereras y el
narcotráfico, proceso que de hecho ya ha comenzado, con la complicidad del
Estado colonizador y cocalero.
La respuesta de los dirigentes
de la Subcentral Tipnis ha sido: “No
vamos a permitir que se agreda a nuestro territorio con la abrogación de la Ley
180. Tomaremos medidas como autoridades, dentro del territorio”.
Ahora lo que corresponde a la sociedad civil nacional
e internacional es dar una solución económica y permanente, valorizando los
bosques y la biodiversidad y pagando por ello.
ovidioroca.wordpress.com
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