miércoles, 4 de junio de 2014

IZQUIERDA CAVIAR, TEORIA Y PRÁCTICA

IZQUIERDA CAVIAR, TEORÍA Y PRÁCTICA
Ovidio Roca
En los últimos veinte años estuvo de moda el turismo de la “gauche” caviar, los progres europeos, hacia nuestros pueblos indo-mestizos. Vinieron ONG, sociólogos, antropólogos, abogados y otros; quienes asociados con sus socios locales, que estaban desempleados, se dedicaron a experimentar en los nativos sus teorías políticas, económicas, sociológicas y otras.
En el caso de Bolivia, con apoyo financiero de Venezuela; de inteligencia y logística represiva de Cuba y la total cobertura del Foro de San Pablo, Brasil; se movilizo y aprovisiono a algunos mestizos y dirigentes sindicales e indígenas para que se hagan del poder. Una coyuntura propicia les dio el éxito y ungieron un presidente indio, dándose luego a la tarea de fabricar su utopía: le escribieron una nueva historia; elaboraron una constitución plurinacional y mágica, y  para justificar la destrucción de instituciones penosamente construidas; deciden cambiar el relato tradicional; se elimina y modifica el nombre de las instituciones, se cambian los héroes y los hechos, buscando imponer (simbólicamente) a un sector indígena como portador de todos los derechos.
En el camino, se tuvo el inesperado regalo del  auge de los recursos naturales (gas y minerales), que llevo a este y el resto de los gobiernos latinoamericanos a una orgia de extractivismo, expoliación de los recursos naturales y destrucción del medio ambiente.
A estos turistas de la izquierda caviar, no les llama la atención ni les preocupa, que sus “conejillos de indias” indígenas y mestizos, ejecutores de los procesos de cambio; centupliquen la corrupción, incentiven la pugna racial, aumenten la desigualdad, incrementen la inseguridad, dilapiden las ingentes ganancias obtenidas por la venta de recursos naturales no renovables y los recursos patrimoniales; además de atentar contra los derechos humanos, destruir el sistema de separación de poderes y hacer de la justicia un mecanismo punitivo, contra los opositores.
En el plan, no está la institucionalidad democrática, ni lograr el avance tecnológico, social e institucional de los pueblos; tampoco enfrentar y solucionar los problemas de integración social, de superpoblación, de deterioros ambientales, desarrollar energías limpias y baratas, y sobre todo de mejorar la educación y la calidad de vida para todos.
Además, por lo que podemos verificar en Bolivia, sus propuestas de ninguna manera buscaron la integración y la construcción de un proyecto nacional sino de destruir a un sector de la sociedad  para imponer su particular visión. Por ejemplo, la “Tesis de Sinahota”, una visión racista, dañina y excluyente producto de estos intelectuales criollos y extranjeros, es la guía para el accionar del gobierno plurinacional. La tesis postula:
“Quitarle al k’ara su capital económico, social, cultural y político se convierte en una estrategia de poder mucho más incisiva y sutil. Empobrecer al k’hara, romper sus relaciones sociales y mecanismos de ascenso y reproducción social, menospreciar la formación académica, sus méritos y reconocimientos, así como destruir sus referentes simbólicos de pertenencia nacionales (himno, bandera, etc.), todo ello busca quitarle su sentido de vida”.
“En ese sentido, lo que se busca desde una visión indígena es destruir la dominación simbólica del mundo k’hara, es decir, la legitimidad de la representación subjetiva de lo “boliviano” y lo “occidental”.
Sabemos que es más fácil reivindicar un utópico pasado, que pensar en el futuro; destruir que construir, por lo que es típico de los progres criollos y europeos ensalzar, admirar y apoyar revoluciones populistas e indigenistas, y lo más importante para ellos, es que esto ocurra lejos de la comodidad de su hogar y de sus clubes, sus coloquios; mirándolo en las noticias mientras toman un buen trago, y sobre todo bien lejos de la masa, para no sentir el olor a coca, a indio, a patas, a culos, a miedo, a sangre. Aparentemente solo jugaban a ser dioses, decidiendo la vida y el destino de unos pueblos indígenas allende el mar. 
Por su parte nuestros progres criollos, dueños ya del indio y de la “maravillosa maquinita del poder”, se olvidan de la fementida austeridad y honestidad revolucionaria; entran de lleno en la sociedad del espectáculo y las finanzas gruesas; forman parte de la farándula, son actores mediáticos, participan de todo evento publicitario, reciben doctorados, se casan en show espectaculares y televisivos. En el camino abandonan a sus viejos compañeros y compañeras y dejando atrás las penurias y carencias de la vida revolucionaria, disfrutan de las mieles del poder y del capitalismo bastardo. Esta es la teoría, ésta la práctica y la superchería de una mentirosa lucha por la liberación de los indios y de los pueblos.  
En la vecindad albanica, en la inmensamente rica Venezuela, aplican las mismas recetas, con lo que lograron quebrar la economía y espantar a los productores. En cuanto a los opositores, o están muertos, o presos, o juzgados, o perseguidos. Entre tanto el pueblo, de la gasolina a un centavo de dólar por litro, peregrina día a día en busca de harina pan, caraotas, leche y cualquier otra cosa para echar a la olla.

En esta coyuntura histórica, los profesionales, los trabajadores, la clase media; los bolivianos cambas, collas y chapacos, que creemos en la democracia y el estado de derecho como mayor bien social,  algo debemos hacer para unirnos y derrotar esta superchería, este corporativismo cocalero, llamado socialismo comunitario, que nos conducirá a todos irremediablemente al fracaso. Y como escribe Manfredo Kempff: digamos, por lo menos, emulando a Samuel Doria Medina: “¡Carajo, no nos pueden ganar así!” 


ovidioroca.wordpress.com

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