HONOR Y AMOR A LA VIDA
Ovidio Roca
Hoy muy temprano caminaba hacia la pulpería (la
venta) y veo a una vecina que sale de su casa y se persigna repetidas veces y cuando
la saludo me dice, “que Dios nos
proteja, ahora uno sale de su casa y no sabe si va a volver; ya no hay amor a
dios, amor a la vida”.
Poco antes había recogido el Diario y en la portada
estaba la foto de José María Bakovic, asesinado por el odio y la intolerancia
de los que detentan el poder absoluto en el país y deciden quien vive, quien muere,
cuál debe ser el dictamen judicial, cual el informe de un médico forense.
Conocí a José María, cuando estudiaba en el colegio
La Salle en Cochabamba, además de deportista era de comunión diaria y miembro
de todas las agrupaciones religiosas. Varios años después, cuando estuve
trabajando en Saguapac con Quitino Weise, en la preparación de la solicitud de crédito
al Banco Mundial tuvimos la suerte de que el oficial de crédito que vino fue José
María. Con él durante varios meses trabajamos duro hasta armar todo el proyecto
y presentar la solicitud acorde a la norma del Banco, la que tuvo aceptación inmediata.
Hombre intachable que tuvo la mala idea de querer imponer
honestidad en la gestión y los contratos de la institución de caminos, lo que
le valió ser expulsado y que le siguieran setenta juicios, con lo que acabaron con
su tranquilidad, su economía y finalmente con su vida.
Estuve en casa de un amigo, donde también estaba un
grupo de empresarios extranjeros, de traje oscuro y gafas ídem. Mientras tomábamos
unos vinos me comentaba uno de ellos: qué difícil es tu país; siguiendo el
procedimiento presentamos la propuesta, gratificamos generosamente a las autoridades
pertinentes (coimeamos) y luego adjudicaron la compra a otro. En tu país no hay
honor!!.
Es común culpar exclusivamente a los otros y especialmente
a las autoridades de todos nuestros males y esperamos también que sean otros los
que nos den la solución. Esto me trae a la memoria el parlamento de una obra de
teatro, cuyo nombre no recuerdo, que decía: “yo soy culpable, porque existo y puedo seguir existiendo mientras todo
esto sucede”. La solución somos todos, empezando por nosotros mismos.
ovidioroca.wordpress.com
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