EPPUR SI MUOVE
Ovidio Roca
Milena Fernández no necesito un telescopio, como lo
hizo Galileo Galilei para descubrir la
teoría heliocéntrica, ella simplemente hizo uso de su nariz y descubrió que
algo huele mal en Oruro.
Lo evidente es que algo huele mal también en muchas
ciudades del mundo y de Bolivia, por causa de deficiencias en los sistemas de
drenaje, vertido de aguas servidas en los cursos de agua, acumulación de
basuras en las calles y falta de cultura ciudadana de los vecinos que mean,
arrojan y excretan cualquier cosa en las vías y parques públicos.
Llegando a Cochabamba y en el momento de bajar del
avión se sentía el olor del río Rocha, sin turbión, por los vertidos de las curtiembres y otros
misceláneos.
En Santa Cruz, en la zona Noroeste, se sentía ese
aroma fétido de las lagunas de oxidación y como la gente protesto y dijo que
olía mal, que hedía, la empresa de alcantarillado decidió poner una cobertura sobre
la laguna y quemar el metano.
Actuar dando respuesta a la denuncia, es una buena
opción empresarial, la otra y más acorde con el sentimiento plurinacional,
hubiera sido acusar de racistas a los vecinos collas que pueblan esa zona y meterlos
a la cárcel por oliscones.
El olor es un tema de cultura, antiguamente se decía
que había muerto “en olor de santidad” quería decir que nunca se había bañado
para evitar malos tocamientos a su propio cuerpo; también se menciona el cuento
de las notas que enviaba Napoleón, excitado por el olor de la batalla, a la bella
caribeña Josefina (la que tenía el mal gusto de bañarse), pidiéndole “no te
bañes voy”.
La reacción de algunas personas de Oruro, que
probablemente en su vida cotidiana no ayudan a evitar y menos a solucionar la
causa de los malos olores, denota además de intolerancia, de persecución
racista, un deseo de revancha por algunos presuntos problemas de discriminación
que hubieran sufrido durante su infancia.
Ahora se usa el lenguaje políticamente correcto, que
es no decir las cosas por su nombre; en realidad es nuestra cobardía, pues ya no
hablamos ni escribimos por temor a esos fanáticos, que escudados en conceptos
mal entendidos de racismo, discriminación, caen en lo mismo que denuncian y peor
aún, en nombre de la dignidad y prevalidos de sus cargos, se ensañan contra una
periodista que cometió el error de oler y decir con toda franqueza que algo
olía mal, que era fétido y por eso le vienen haciendo la vida imposible, persiguiéndola
con odio y con saña. Ella ya pidió disculpas una y mil veces, por su
sensibilidad olfativa, pero necesitan humillarla, hundirla.
Lo normal en un servidor público municipal ante una
queja o una denuncia de este tipo, es verificar técnicamente el hecho, revisar
el sistema de acueductos y de recojo de basura y darle solución, en este caso
en bien de esa acogedora ciudad de Oruro, donde cuando tenía menos años y menos
colesterol, me comía un plato de “Intendente” yo solito.
Con mis disculpas a quien corresponda, “Eppur si
huele”.
ovidioroca.wordpress.com
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