ANÉCDOTAS DE LA BOLIVIA REPUBLICANA
Las recetas del Qoqo de pollo, el Chuflay, las Salteñas y Calapurca.
Ovidio Roca
A principios del siglo pasado en la ilustre ciudad
blanca (Sucre), una señora de alta alcurnia y activa vida en servicio a la
comunidad, sale a visitar sus fundaciones de ayuda social y deja el encargo a
su cocinera de preparar un “coq au vin”, pollo al vino, pues recibirá en el
almuerzo a las señoras de la Fábrica de sombreros Charcas Glorieta.
Al poco rato unos parientes de la dueña del Palacio de
la Glorieta, en plan de francachela pasan por la cocina y confiscan todo
el vino, con la correspondiente protesta de la cocinera que no podrá cocinar la
receta que le encargaron. A lo que ellos le dicen “esas birlochas invitadas no
saben de vino, ponle chicha”. La cocinera buscando salir del apuro, utiliza los
aderezos y sabores criollos, además de la chicha y prepara el almuerzo.
La comida ofrecida fue muy celebrada y la señora
Clotilde Urioste Velasco sintiendo un sabor diferente rápidamente se entera por
la cocinera lo que ocurrió.
Luego cuando las invitadas preguntan que se llama
ese plato tan delicioso ella dice, coq au vin; no realmente esto es “qoqo de pollo”.
Por la misma época, en las minas de Simón I. Patiño
trabajaban técnicos venidos de todos los países y uno de estos, un inglés,
frecuentaba un bar al que llegaba cada tarde y pedía una botella de singani,
ginger ale y limón y con esto preparaba su coctel. Mientras tomaba su bebida,
el gringo de rato en rato susurraba “shoo fly”, mientras movía la mano para espantar
las moscas. Los parroquianos lo llamaban el gringo del chuflay. Al poco tiempo el
trago se popularizo con el nombre de “chuflay”.
Las deliciosas empanadas bolivianas, llamadas salteñas,
son algo especial y no tienen nada que ver con las que se hacen en Salta,
Argentina.
Sucre la capital de la República de Bolivia, es el
origen las deliciosas salteñas. En esta ciudad, los chuquisaqueños desde bastante
tiempo atrás disfrutaban de las deliciosas empanadas de las Hermanas Clarisas,
las dulces y las de lacayote, pero faltaba algo casi como un almuerzo, para la
media mañana.
En algún momento de mediados del siglo XIX, una habilidosa
señora q'arapanza empezó a elaborar unas deliciosas empanadas de caldo. Estas eran picantes, jugosas y rellenas con
jigote de carne o de pollo, y rápidamente se hicieron famosas y una comida
obligatoria de media mañana.
Era la época en que la sede del Ejecutivo estaba a
lomo del caballo del Presidente, esta vez de Isidoro Belzu, cuya esposa era una
hermosa y liberal señora oriunda de Salta.
En Sucre como en todo pueblo, chico y grande, las
malas lenguas de las señoras y señores que no gustaban del Tata Belzu,
empezaron a trabajar activamente y empezaron a llamar a estas empanadas de salteñas, porque decían que eran: sabrosas,
picantes y calientes, como la mujer del Presidente.
Calapurca, sopa de piedra en Potosí. Ver Blog
Calapurca, sopa de piedra en Potosí. Ver Blog
ovidioroca.wordpress.com
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