TO BE OR NOT TO
BE
Ovidio Roca
“Ser
o no ser, he aquí la cuestión. ¿Qué es más elevado para el espíritu, sufrir los
golpes y dardos de la insultante fortuna o tomar armas contra el piélago de
calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? Morir..., dormir; no más!!”.
Hamlet, Príncipe de Dinamarca.
La epidemia de ALBA y el populismo están empezando a
ceder; vemos datos alentadores con el triunfo de Capriles en Venezuela, la
derrota KK en las primarias de Argentina y el evidente desencanto de los bolivianos
por el indigenismo demagógico y el socialismo comunitario.
La demagogia indigenista ha fracasado y se lo
constata con los resultados del Censo 2012. En los últimos años, la gente
ilusionada y buscando conseguir ventajas, se asumió indígena y como esto no
funciono, pese a haber elegido un presidente indígena, decidieron volver a ser
bolivianos; esa variopinta población mestiza que constituye la Nación Boliviana
en construcción. Y peor aún les fue a los verdaderos originarios y habitantes
de nuestras llanuras, que fueron y son reprimidos, golpeados y perseguidos con
saña.
El Socialismo Siglo XXI, constituye la ALBA, regímenes
totalitarios, que para dominar a sus pueblos vienen condicionando a la personas
para que les sean sumisas, y para ello les enseñan una cultura rentista, recibir
algún regalo, una prebenda que no es retribución de su trabajo, de su capacidad
tecnológica, de su creación artística y cultural; sino de la dadiva, y eso los
hace dependiente y sumisos a los autócratas del gobierno.
En la misma lógica, se propugna el igualitarismo, el
hombre masa, a pesar de saberse que la belleza y riqueza de las personas está
en la diversidad de sus personalidades, habilidades y saberes diferentes, que
redunda en vocaciones, artes y oficios diversos. Igualmente se coarta la
libertad de elegir y las posibilidades de avanzar hacia el futuro, en un
sistema de libertades, en un Estado de derecho donde todos somos iguales ante
la ley.
Estamos ya en las finales de los gobiernos socialistas
Siglo XXI y Comunitario, de aquellos políticos que detestan el capitalismo en
el discurso y que en la práctica lo disfrutan y ejercen de manera salvaje y
destructiva, explotando de manera irracional a los trabajadores y a los
recursos naturales. Son los años finales del régimen pero los más peligrosos,
pues ante la inminencia de la derrota se radicalizan y vuelven más crueles y
opresores.
Esto significa que aún hay bastante camino por
recorrer, y para ello hace falta una necesaria toma de conciencia ciudadana,
especialmente de las clases medias y los grupos de jóvenes indignados, para que
hagan algo más que protestar, y definan y ejecuten acciones prácticas para
construir un futuro de libertad y progreso, para ellos, su familia, su país y
hacia allí, con pasión y principalmente con espíritu unitario, encaminen todos sus
esfuerzos.
NOT
TO BE
No existe en todo el país, la mínima credibilidad en
el Gobierno y menos existe principio de autoridad. No se tiene confianza en el
Estado porque se sabe o se cree, que los funcionarios del gobierno mienten,
extorsionan, hacen las cosas mal y amañadas; por interés político, por ineptos y
por corruptos.
Pero el problema más grave es que, ante esta total
falta de credibilidad en las instituciones, en la justicia, en la policía, en
los políticos; cunde la anarquía y la anomia y la gente hace caso omiso de todo
orden y actúa por su cuenta y sin acatar ninguna norma. Los llamados
movimientos sociales no reconocen ninguna ley ni disposición que consideran
afecta sus intereses personales y de grupo y exigen absolutamente todo del
gobierno; piden, como les enseñaron, prebendas y regalos y presionan hasta que
lo consiguen, aunque sean meras promesas. Ante la ola de crímenes, la
inseguridad y la impotencia de las
autoridades policiales para frenarlo; en cada vez más lugares, se hace justicia
por propias manos, y se golpea, se quema y mata a los delincuentes o posibles
delincuentes.
En Bolivia se da un proceso al parecer contradictorio,
pues mientras se busca imponer un modelo centralizado y totalitario, se instaura
la “oclocracia” (1), y se produce un ambiente de anarquía y anomia, el mundo
ideal para el narcotráfico, la delincuencia y la informalidad.
Entre tanto los expertos hacen diagnósticos, los
comentaristas escriben quejas, los jóvenes se indignan y todos ellos sin
propuestas, sin comprometerse en hacer algo efectivo para mejorar.
TO
BE
El actual “proceso de cambio” nos ha llevado a la
desinstitucionalización y perdida de valores, por lo que necesitamos recuperar
la confianza, creer en alguien y en algo; en el país, en la justicia, en la
policía, en los empresarios, en los políticos, en la honestidad, en la moral,
en la familia.
Necesitamos desarrollar un sentido de humanidad, con
valores éticos y responsabilidad personal; crear arte verdadero, imaginativo, como
expresión de la verdad y de la belleza (no mero espectáculo para entretener,
divertir); construir familia, sociedad, hacer historia, futuro, libertad.
Construir empresas productivas eficientes y con responsabilidad social y
ambiental.
Desarrollar un sentido de pertenencia a la cultura
local y vincularse a la sociedad global; una sociedad en permanente
construcción y perfección, que crea símbolos, instituciones, valores, creencias
que son las que nos expresan y trascienden, y sin los que ningún hombre ni
ninguna colectividad existirían.
Hace falta una revolución del comportamiento,
construir credibilidad y confianza: con científicos que innovan, artistas que
crean belleza y verdad, industriales que producen eficientemente, universidades que enseñan conocimiento
científico útil y en profundidad, agricultores que producen sin afectar al
ecosistema en el que vivimos y del que somos parte, personas que consumen con
inteligencia y solo lo necesario, políticos y estadistas honestos y dedicados, y
sobre todo con ciudadanos que cumplen y respetan las normas y asumen plenamente
sus responsabilidades.
Caminante no hay camino, dice el poeta, se hace
camino al andar. Un camino que consiste en imaginar, diseñar y proyectar
nuestro destino como sociedad y como personas; sabiendo que el camino es tan
importante como la meta.
No es posible mantenerse indefinidamente en el
eterno dilema Hamletiano de ser o no ser; la vida exige una respuesta y una
acción práctica, en el marco de los principios de la democracia y la no
violencia, de todos y cada uno de nosotros, pues "algo huele a podrido en Dinamarca"
y necesitamos definirnos por el Príncipe de Dinamarca o el jilakata de
Catumarka.
(1) Oclocracia: "la tiranía de las mayorías
incultas y el uso indebido de la fuerza para obligar a los gobernantes a
adoptar políticas, decisiones o regulaciones desafortunadas". Polibio año 200 a. C. Para este
historiador griego, la oclocracia era el fruto de la acción demagógica.
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