Ovidio Roca
“El hombre en su
orgullo, creó a Dios a su imagen y semejanza y esta fue su peor ocurrencia”. Friedrich
Nietzsche.
“El hombre creo a
los dioses a su imagen y necesidad y viendo que eran poderosos los uso para dominar
a los otros hombres”. Pukymon.
Los seres
humanos creamos a los dioses a nuestra imagen y necesidades, los dotamos de
atributos humanos y luego divinizamos esos atributos. Nuestros deseos se
convierten en los deseos de Dios, pero sin límites. Nuestras acciones se
convierten en acciones de Dios, pero sin consecuencias.
De esta manera creamos los dioses, seres sobrehumanos dotados de rasgos
humanos, pero sin nuestras limitaciones. Por tanto todo lo bueno o lo malo de
las religiones, no es más que un reflejo de todo lo bueno o malo que existe en
nosotros.
Las
personas se acercan a la religión, no sólo para reducir su miedo a la muerte u
otra razón puntual, sino por un conjunto de necesidades psicológicas básicas
que nos impulsan a buscar respuestas en los sistemas religiosos. La existencia
de un orden supremo, de un dios y la posibilidad de influir en él a través de los
ritos, sirve para reducir el estrés que genera no saber qué sucederá en el
futuro.
En la
psicología humana existen, no sólo dos o tres deseos simples como el del placer
o la supervivencia; sino un complejo conglomerado de otras dieciséis necesidades
psicológicas básicas, que además de explicar determinados comportamientos nos
impulsan a buscar un sentido trascendente a la vida.
Según la teoría de Reiss, estas otras dieciséis necesidades básicas son:
El deseo de poder y de independencia, la curiosidad, la aceptación, el orden,
la salvación, el honor, el idealismo, la necesidad de contacto social, la
familia, el estatus, el amor, la venganza, el alimento, el ejercicio físico y
la tranquilidad.
En el transcurso de nuestra vida y
quizá por azar, algunos afortunados nos encontramos con el dios de Spinoza, lo
entendimos, lo adoptamos y procuramos vivir en armonía con la naturaleza, con el
ecosistema y nuestros semejantes.
ESTE ES EL MENSAJE DEL DIOS DE SPINOZA:
Dios hubiera dicho:
“Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el
pecho!.
Lo que quiero que hagas, es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo
que he hecho para ti;
los ríos, los lagos, las playas.
Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja ya de culparme de tu vida miserable;
Yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador,
o que tu sexualidad fuera algo malo.
El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu
amor, tu éxtasis, tu alegría.
Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer.
Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas
que nada tienen que ver conmigo.
Si no puedes leerme en un amanecer,
en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito…
¡No me encontrarás en ningún libro!.
Confía en mí y deja de pedirme.
¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?.
Deja de tenerme tanto miedo.
Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo.
Yo soy puro amor.
Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar.
Si yo te hice… yo te llené de pasiones,
de limitaciones, de placeres, de sentimientos,
de necesidades, de incoherencias… de libre albedrío.
¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo
puse en ti?.
¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice?.
¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar
a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad?.
¿Qué clase de dios puede hacer eso?.
Olvídate de cualquier tipo de mandamientos,
de cualquier tipo de leyes;
esas son artimañas para manipularte, para controlarte,
que sólo crean culpa en ti.
Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras
para ti.
Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida,
que tu estado de alerta sea tu guía.
Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón,
ni un paso en el camino, ni un ensayo,
ni un preludio hacia el paraíso.
Esta vida es lo único que hay aquí y ahora
y lo único que necesitas.
Te he hecho absolutamente libre,
no hay premios ni castigos,
no hay pecados ni virtudes,
nadie lleva un marcador,
nadie lleva un registro.
Eres absolutamente libre
para crear en tu vida
un cielo o un infierno.
No te podría decir si hay algo
después de esta vida,
pero te puedo dar un consejo.
Vive como si no lo hubiera.
Como si esta fuera tu única oportunidad
de disfrutar, de amar, de existir.
Así, si no hay nada,
pues habrás disfrutado de la oportunidad
que te di.
Y si lo hay,
ten por seguro que no te voy a preguntar
si te portaste bien o mal; te voy a preguntar:
¿Te gustó?…
¿Te divertiste?…
¿Qué fue lo que más disfrutaste?.
¿Qué aprendiste?…
Deja de creer en mí;
creer es suponer, adivinar, imaginar.
Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti.
Quiero que me sientas en ti
cuando besas a tu amada,
cuando arropas a tu hijita,
cuando acaricias a tu perro,
cuando te bañas en el mar.
Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees
que soy?.
Me aburre que me alaben,
me harta que me agradezcan.
¿Te sientes agradecido?.
Demuéstralo cuidando de ti,
de tu salud, de tus relaciones,
del mundo.
¿Te sientes mirado, sobrecogido?…
¡Expresa tu alegría!.
Esa es la forma de alabarme.
Deja de complicarte las cosas
y de repetir como perico
lo que te han enseñado acerca de mí.
Lo único seguro es que estás aquí,
que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas.
¿Para qué necesitas más milagros?.
¿Para qué tantas explicaciones?.
No me busques afuera,
no me encontrarás.
Búscame dentro…
ahí estoy, latiendo en ti.
Baruch Spinoza
ovidioroca.wordpress.com
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