Ovidio Roca
Estamos agobiados por una doble pandemia, una producida
por el virus biológico chino que ha mostrado ser mortal para la humanidad y que
está causado muerte y miseria, y la de un virus ideológico comunista que somete
a la población convirtiéndola en zombis fanáticos.
A los dirigentes populistas, auto elegidos, el virus les produce ataques de ubris
con el que se sienten poderosos e invencibles y con el poder tanta riqueza, que
no quieren soltarlo.
El virus muta de tiempo en tiempo y luego se viraliza
por todo el mundo; el virus populista se introduce por el cerebro y lo destruye
y convierte a los infectados en zombis fanáticos. En el siglo anterior surgió la
pandemia con el virus Estalinista, que destruyo millones de vidas y termino, cuando
por su inviabilidad se derrumbó la Unión Soviética. Luego a mediados de ese siglo,
este virus mutó hacia el populismo con la variante Castrochavista.
El virus comunista y populista, se manifiesta como un
modelo político y económico: estatista, sin propiedad privada, sin libertad de mercado,
de comercio, sin empresarios innovadores y competitivos y donde la producción
está en manos de una burocracia partidaria. En el comunismo y populismo las condiciones de vida de las
personas las establece, decide y controla el Estado Central, un ente
planificador y ejecutivo que concentra todos los poderes y que dicta y decide
arbitrariamente lo que hay que hacer y cómo hacerlo, según sus antojadizas
interpretaciones ideológicas. Es un modelo que nunca ha funcionado para
el bien de la población, sino todo lo contrario, pero lamentablemente atrae a
mucha gente; como a las moscas la basura.
A mediados del siglo XX,
ante el fracaso del comunismo y el hundimiento de la URSS, los partidos
comunistas latinoamericanos transitaron y mutaron hacia el populismo, con el Foro
de San Paulo y luego al Grupo de Puebla. El Grupo
de Puebla mediante una declaración pública comunico con toda claridad su
objetivo: “Retomar el poder de la región, para adueñarse del mañana”. Si
seguimos su senda no tendremos libertad ni futuro.
A su vez, los países más exitosos practican el
Capitalismo liberal democrático y de libre mercado, como en los EEUU, Gran Bretaña
y Canadá, al igual que lo hacen las economías de mercado coordinado como
Alemania, Escandinavia, Austria y Holanda. Son todos sistemas capitalistas, que
respetan la propiedad privada, la libertad de contratación, de competencia y el
trabajo libre.
Los militantes del liberalismo,
son ciudadanos independientes enfocados en producir riqueza a través del ahorro
y la inversión; ellos arriesgan su capital, su tranquilidad, su estabilidad
para producir medios para satisfacer las necesidades del consumidor y por ende
mejorar su bienestar. Inducidos por la competencia son impulsados a ser productivos
e innovadores.
Como están dedicados a trabajar, descuidan cuidar sus intereses y son
avasallados por los activistas populistas quienes con promesas y mentiras
convencen a la población y se apoderan del poder y la riqueza generada. Ellos, sin
saberlo, siguen a Göbbels, que explicó: «una mentira repetida mil veces se convierte
en una verdad».
ovidioroca.wordpress.com
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