Ovidio Roca
La historia económica
nos muestra que las personas y la sociedad están en permanente cambio y adaptación
y que el éxito que tienen los sistemas económicos está en su capacidad de
asimilar e incorporar eficazmente al proceso productivo, las innovaciones
tecnológicas.
Algunos países transitaron este largo camino; desde el crecimiento basado en los recursos naturales durante el siglo XIX, a la producción de manufacturas a inicios del siglo XX y de allí a la economía del conocimiento a fines del mismo siglo XX. Todo esto se produjo en un ámbito de competencia y libre mercado, donde el cambio tecnológico modifica la productividad, los precios y produce una permanente reasignación de recursos en la economía.
El Siglo XXI es marcado
por avances tecnológicos significativos y en diferentes campos: robótica,
inteligencia artificial (IA), nanotecnología, computación cuántica,
biotecnología, Internet de las cosas (IoT), impresión 3D y vehículos autónomos.
Todos ellos dan paso a la Cuarta Revolución Industrial.
Esta nueva Industria 4.0, que emerge en ámbitos
caóticos y de incertidumbre, requiere de habilidades complejas como las que tienen especialmente los técnicos y
emprendedores que pueden solucionar estos complicados problemas y con la capacidad
de crear e inventar sistemas y procesos acordes a las nuevas realidades y todo
ello en un ámbito de alta competitividad, libre iniciativa y propiedad privada.
Por su parte y a contrapelo de la historia, los
populistas latinoamericanos siguen con la consigna de la abolición de la propiedad privada; un objetivo de la doctrina
comunista y que no permite la generación libre de los precios. Esto es una gran
ventaja para ellos, pues imposibilita la contabilidad, el análisis de costos y
la evaluación de proyectos y por tanto no se muestra plenamente el grado de ineficiencia,
latrocinio y despilfarro de recursos y capital que realizan los gobiernos populistas.
Los Gobiernos populistas viven de los recursos que le dejan los anteriores gobiernos capitalistas y durante su gestión los dilapidan y se los roban, con lo cual y esto lo saben hacer bien, producen una profunda crisis económica, pobreza y miseria. Cuando terminan de gastar los últimos dólares y la economía entra en crisis; inmediatamente fortalecen sus mecanismos coercitivos y dictatoriales para someter y controlar a la población.
Ellos si entienden muy bien el poder del mundo de la tecnología y sin ningún
empacho y respeto por las patentes, copian todo avance que se produce en el planeta
y lo industrializan utilizando su mano de obra esclava e inundan el mundo con
su producción.
El Partido comunista chino, que
necesita ampliar su poder, su territorio y presencia internacional, está procurando
ocupar el lugar que dejan los Estados Unidos, al rehuir de sus
responsabilidades globales. Siguiendo este plan, el Partido Comunista Chino
está logrando controlar a las
instituciones internacionales que manejan el mundo, como la Organización
Mundial de la Salud, las Naciones Unidas y también procura hacerlo con el Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional. La Alta comisionada de las Naciones
Unidas para los derechos humanos, envía sus funcionarios en Caracas que, usan
un “bozal de arepa”, no hablan y engordan al igual que Maduro, Cabello, el al.
El mundo necesita el liderazgo de los países democráticos y especialmente del estadounidense, que debe recordar que el respeto por la libertad y la dignidad humana es el mejor camino hacia un futuro próspero y compartido de la humanidad. Necesitamos que los Estados Unidos elija pronto un buen Presidente para que asuma con el resto de los dirigentes de los países democráticos un verdadero y eficaz liderazgo mundial para el bien de todos.
ovidioroca.wordpress.com
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