Ovidio Roca
La población boliviana, que en su vida cotidiana es
capitalista, tiene enquistada en su mente los mitos del populismo y por razones
prácticas; pegas, bonos y negocios con el Gobierno, sacralización de la coca,
permisividad y vinculación con el narcotráfico y la economía informal. Dice Leonardo
Loza, dirigente cocalero del Chapare: “Ningún
productor de la hoja de coca en Bolivia y peor del trópico, jamás en nuestras
vidas vamos a permitir que nos quiten ese derecho adquirido gracias a las
diferentes luchas. Primero muertos a perder nuestros campos de coca en la zona
del Chapare”. Este es el secreto, pragmático, de la votación dura del
masismo.
No olvidemos que todo
esto del discurso comunista y socialista respecto a la igualdad y la riqueza
personal es una gran farsa. En los países comunistas se encuentran las personas
más ricas del planeta; a su vez Putin es el Presidente más rico del mundo y en
la China comunista, existe una elite comunista más rica que en los Estados
Unidos, sede del capitalismo y lo mismo ocurre en Bolivia con los populistas
cocaleros.
Los políticos de toda laya, conociendo que el pueblo
está infectado de populismo no se animan a mencionar en sus discursos de
campaña, asuntos como el de la libre empresa y el verdadero rol del Estado y la
necesidad de que éste se ocupe de la institucionalidad, la infraestructura
básica, de la seguridad de los ciudadanos y no el de hacer el papel de
inversionista en empresas, en la práctica siempre deficitarias pero dadivosas
en comisiones. En consecuencia dicen ser partidarios de la empresa pública, de
la nacionalización, aunque no está claro que es esto para ellos, pero sobretodo
tienen miedo mencionar que las empresas industriales y de servicios deben pasar
a la actividad privada o sea, “mismollata” que los masistas.
Los liberales en Latinoamérica tienen miedo de
identificarse como tales; están siempre temerosos, asustados y midiendo cada
palabra y cada actuación para que los populistas no los vayan a tildar de capitalistas.
Y ese miedo les acompaña siempre, incluso cuando llegan al poder. El puño acusador
de la izquierda populista les asusta tanto que terminan gobernando para agradar,
no a sus votantes, sino a los comunistas y populistas.
Esta peste populista infecta la política hasta en los
Estados Unidos, donde un candidato demócrata propugna el socialismo, pero: “tal como se practica en los países nórdicos”.
Al respecto el Primer Ministro de Dinamarca señaló: “Sé que algunas personas en los EE.UU. asocian el modelo nórdico con algún tipo de socialismo. Por lo tanto, me gustaría dejar una cosa clara. Dinamarca está lejos de ser una economía socialista planificada. Dinamarca es una economía de mercado”.
Al respecto el Primer Ministro de Dinamarca señaló: “Sé que algunas personas en los EE.UU. asocian el modelo nórdico con algún tipo de socialismo. Por lo tanto, me gustaría dejar una cosa clara. Dinamarca está lejos de ser una economía socialista planificada. Dinamarca es una economía de mercado”.
Es bueno recordar que en los países escandinavos, como
en todas las demás naciones desarrolladas, los medios de producción son de
propiedad de particulares, no de la comunidad o el gobierno, y los recursos se
asignan a sus respectivos usos por el mercado, no por el gobierno o la
planificación comunitaria.
La socialdemocracia busca promover el bienestar público mediante fuertes impuestos y gastos pero en el marco de una economía capitalista. Como ejemplo el sistema educacional sueco, mediante los gobiernos locales, concede a las familias fondos públicos en forma de vales para financiar la educación de sus hijos en las escuelas privadas que cada cual elige. Esta expansión de la escolarización privada y la competencia que provocaron las reformas educativas del mercado libre sueco mejoraron el rendimiento educativo.
Lo que
nos muestra la realidad mundial es que la base de una sociedad democrática viable
es el trabajo productivo y creativo, la convivencia civilizada y el respeto con
nuestro prójimo y con el ecosistema. Lograr esto implica invertir tiempo y dinero en
la correcta formación ética y cultural del pueblo a partir de las escuelas,
empresas, iglesias, instituciones públicas; comenzando con la educación para el
trabajo y la búsqueda de la excelencia en un mundo globalizado, enseñando al
pueblo a amar y honrar a su país. Si no, es inevitable que a largo plazo
comiencen nuevamente a emerger los grupos de poder y grupos armados en busca de
espacio y dominio paralelo al gobierno.
La
democracia no se impone, ella se construye basada en la confianza de la
ciudadanía por las instituciones legislativas, judiciales, los Gobiernos y los
medios; pero cuando se produce el deterioro de esta confianza se genera
inestabilidad política e inclinación hacia sistemas autocráticos.
Todo esto es racional pero aburrido, es
más emocionante gritar y echar la culpa de nuestros males al imperialismo, a
los q’aras neoliberales y ofrecer al pueblo bonos y prebendas y a fuerza de
promesas tomar el poder y disfrutar de éste como lo hizo el Evo; con aviones
privados, helicópteros, palacios, cholitas de catorce años e imillas chocas a
la fuerza.
Pensando en esto hace poco el Jefe indio del sur y desde la Argentina Kitchnerista y Castrochavista decía: “Ahora que me han provocado, hasta mi muerte voy a hacer política”.
Pensando en esto hace poco el Jefe indio del sur y desde la Argentina Kitchnerista y Castrochavista decía: “Ahora que me han provocado, hasta mi muerte voy a hacer política”.
ovidioroca.wordpress.com
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